Lucía la protegió detrás de él, miró a Sonny alerta y dijo con calma: —Señora, mi madre no se siente bien, ¡por favor no la trates con esta actitud!

Una pizca de sorpresa brilló en los ojos de Sonny, —¿Qué le pasa?

—No es conveniente para mí revelar esto —Lucía abrazó los hombros temblorosos de Ana, —¡Ahora voy a enviar a mi madre a casa!

—Un momento...

Sonny no pudo detenerlos, y Lucía abandonó apresuradamente la sala central de exposiciones con Ana.

—Sra. Brown —le preguntó el asistente en voz baja, —¿necesita que los revise?

—¿Qué necesita? —Sonny lo miró oblicuamente, —¿He estado confundido desde que era una niña y todavía no la conozco?

El asistente se calló y se retiró en silencio.

Sonny miró las espaldas distantes de Lucía y Ana, pensativo. Luego miró a sus pies y descubrió que a toda prisa, la bufanda que compró Ana había caído al suelo.

Ella lo recogió, y una sonrisa melancólica recorrió su boca.

—Había tenía una edad tan grande, ¡y el patrón que les gusta no había cambiado! O