Capítulo 302
Lucía pensó que era la hora de siesta, y que no debería estar ocupado, pero no sabía que una tormenta aterradora acababa de terminar en la sala de conferencias al otro lado del teléfono.

Sin embargo, tan pronto como escuchó esta voz suave y dulce, el corazón de Polo se derritió y su gran temperamento también desapareció.

Él sonrió levemente, y las comisuras de sus ojos estaban adoradas.

Sin oír ningún movimiento, Lucía esperó un momento y preguntó suavemente: —Tú ... ¿Estás ocupado? ¿Te molesté?

Él susurró: —No.

—¿Qué estás haciendo?

—¿Quieres escuchar la verdad? —El hombre sonrió.

—¡Por supuesto!

—Estoy pensando en ti.

Las cuatros palabras hicieron que las mejillas de Lucía se pusieran ligeramente rojas. Su pequeña mano agarró el teléfono y sus dedos se pellizcaron inquietos.

—¿Y tú?—También preguntó:—¿Qué estás haciendo?

Lucía dijo suavemente:—Yo también estoy pensando en ti.

Polo sonrió, y se puso muy alegre.

Todas esas personas en la sala de conferencias miraron a Omar como vieron
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