Capítulo 263
Al final, Joana no fue rival para Serena y recibió un arañazo en la cara.

Fue entonces cuando Diego hizo un guiño y los guardaespaldas se adelantaron inmediatamente para separarlas y sacar a Joana.

Joana gritó mientras forcejeaba: —¡Diego, por qué no me ayudas! Diego...

Pronto las voces se desvanecieron en mansión de Diego.

Serena escupió ferozmente a su espalda, cogió la toalla limpia de la criada y miró con los ojos entrecerrados a Diego, que estaba sentado en el sofá.

—¿Eres un cobarde? —Habló enfadada—. ¿Solo para ver cómo me da una paliza esa zorrita?

—Senera —Diego sonrió—. Tú tampoco eres una mala luchadora, ¡así que para qué molestarte con ella!

—¡Diego!

—¡Venga, no te enfades! —Diego hizo que alguien trajera un buen té—. Toma un sorbo de té para bajar tu fuego.

Serena le dirigió una mirada perdida y no se movió.

Hoy vino a ver a Diego porque quería pedirle una explicación.

Diego seguía diciendo que la ayudaría a deshacerse de Lucía y a recuperar a Polo, ¡pero había pasado tant
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