Capítulo 268
Aquellos ojos profundos y severos hicieron temblar a Serena.

—Polo... —Serena rio secamente dos veces—. Solo estoy preocupada, ya que pareces tener prisa...

—Una pequeñez —dijo fríamente Polo—. No te molesta.

—¿Tan molesto estás conmigo? —Serena se mordió el labio—. Habrá muchos negocios entre nuestras dos familias en el futuro...

—No te preocupes por eso, mantendré mis asuntos públicos y privados separados —Su tono era llano—. Si tienes algo que ver con el trabajo, ven a mi despacho.

Serena pensó que se estaba relajando con ella y respondió alegremente, —¡Vale!

Omar detuvo el coche y Polo estaba a punto de subir cuando se dio cuenta de que Serena le seguía.

Frunció el ceño y la miró con rostro inexpresivo: —Señorita Alonso, como le he dicho, soy un hombre separar claramente de asuntos públicos y privados.

Serena se quedó helada.

—¡Ahora tengo un pequeño asunto personal que atender! —Dijo palabra por palabra—. ¡No hace falta que me sigas!

Se subió al coche y se fue.

Serena se quedó en
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