El sonido de las puertas del ascensor cerrándose tras de Emily, anunció que había llegado al estacionamiento interno del club. Su mirada se posó en la limusina del Señor Franklin Robinson, ese hombre que había entrado en su vida como un huracán, haciendo un maldito desastre de ella. —No quiero subir —murmuró para sí misma, sintiendo cómo la frustración crecía en su interior. Recordaba el rechazo de Franklin en la piscina, su beso no correspondido, el momento que había esperado con ansias y que se había convertido en una amarga decepción. "Para empezar… ¿Por qué me atreví a buscar besarlo?, fui una estúpida…" La sensación de humillación la invadía mientras se acordaba de cómo él había apartado su rostro, como si su cercanía le resultara repulsiva. En ese instante, Jack, el asistente del CEO Robinson, salió de la limusina. Su expresión era seria, pero había un destello de preocupación en sus ojos, como si comprendiera la tormenta emocional que se desataba dentro de Emily. —Señ
Emily exhaló ante el comentario de ese CEO. Aún así, no iba a titubear. Caminó hasta el escritorio, posando suavemente una de sus manos en el mueble de caoba. —No eres tan malo —dijo ella, su tono de voz intentando sonar convencida y… seductora. Franklin se cruzó de brazos, su mirada engreída clavada en esa mujer. Su curiosidad por averiguar qué pretendía aumentaba. —Tienes mi atención. Habla. ¿Qué buscas conseguir al venir aquí? —preguntó ese hombre, totalmente directo. La mujer pelirroja jugueteó con uno de los mechones rojizos de su cabellera que caía sobre uno de sus hombros, en un gesto de coquetería. Sus ojos azules como el océano lo vieron fijamente, sin quitarle la vista a ese CEO. Ella continuó acercándose, rodeando el escritorio hasta quedar de pie en su costado izquierdo. "Solo lo haré arrepentirse. Voy a provocarlo, y cuando él no pueda más… me iré. No puede correr por su discapacidad, no podrá detenerme." Tras ese pensamiento malicioso de Emily, la mujer pelirroja
Una de las manos de Emily se aferraba al traje de Franklin, ligeramente temblorosa, se pegaba más al cuerpo de ese hombre que la mantenía sentada en su pierna derecha. Emily, continuaba dándole excitantes caricias al CEO Robinson, en su dura masculinidad. Hasta que él, apartó la mano de Emily. —Suficiente —susurró con voz ronca mientras besaba el cuello de Emily. "Esto es incómodo. M@ldita sea… No la puedo tocar como quiero" Pensó Franklin, frustrado porque su pierna lesionada no le permitía tener tanta movilidad como él quisiera. —Voltea —le ordenó ese hombre a Emily. ¡Ella se sorprendió por un instante!, su corazón latiendo aceleradamente. ¡NO SE SUPONÍA QUE TENÍA QUE SER ASÍ! Era el momento justo para levantarse e irse de la habitación… Pero Emily no lo hizo. Ella le dio la espalda a Franklin, aún sentada en su pierna, sentía cómo la pierna de ese hombre la rozaba por encima de la tanga, avergonzada por lo mojada que estaba bajo ese pequeño trozo de tela. Cuando el
✧✧✧ La mañana del día siguiente. En la ciudad de Los Ángeles. ✧✧✧ Emily Sinclair ingresó al baño de su oficina, en el "Blue Wave Club", apenas llegó temprano esa mañana. Recordó que se alistó y se fue sin siquiera desayunar. No quería ver a ese hombre… ¡Estaba muy avergonzada para hacerlo! ¿Qué pensaría él? ¿Que ya la tenía bajo control? ¿Que era una tonta sumisa que solo servía para complacerlo? Sacando una bolsa de papel de su bolso. Extrajo la prueba de embarazo que compró en una farmacia cercana. Los nervios la inundaban. Sabía que su periodo seguía sin hacerse presente… Su corazón latía desenfrenado, su pecho subiendo y bajando de las ansias. Se realizó la prueba, la dejó en el lavado. Caminaba de un lado a otro esperando… Queriendo ver con ansias el resultado, pero a la vez no. Finalmente sucedió. Emily tomó la prueba en sus manos… ¡UN CLARO POSITIVO! ¡Estaba embarazada! —Es positivo… —susurró para sí misma sin poder creerlo, sin lograr asimilarlo—. Un bebé… ¿H
✧✧✧ En el Blue Wave Club. ✧✧✧ Emily recién terminaba su clase virtual de administración hotelera. Apagando la computadora, se levantó yendo al armario por su traje de baño, y comenzar a impartir sus clases. Sin embargo, en ese momento, tocaron a la puerta. —Señorita Cárter. La busca su prometido, el señor Robinson —informó la secretaria. Emily se sorprendió, sus ojos abriéndose de par en par. "¡¿Qué hace ese hombre acá?! ¡¿No debería estar en la empresa?! ¡Me vine más temprano para evitarlo!" Pensó Emily con nerviosismo, sintiendo su corazón latir desenfrenado. Ella volvió a ver hacia la oficina, observando su bolso, y de inmediato lo tomó y escondió tras su escritorio; por ningún motivo, el CEO Robinson podía enterarse de su embarazo. La mujer pelirroja exhaló. —Dile que entre —dijo finalmente, un poco más tranquila. De inmediato, el "click" de la puerta al abrirse resonó, Emily vio la alta figura implacable de ese sofisticado y apuesto hombre, sus rizos oscuros pe
No lo podía creer… Él simplemente se quedó atónito por unos segundos, al ver a su prometida salir corriendo de manera desesperada. El CEO Robinson parpadeó. De inmediato volvió a ver a Jack. —¡VE TRAS ELLA! ¡TRÁELA DE INMEDIATO! —gritó ese hombre. —¡Sí, señor Robinson! —asintió repetidamente Jack y salió corriendo en la dirección que se fue Emily. Franklin soltó un suspiro lleno de frustración. En su mano seguía sosteniendo la prueba de embarazo. —Positivo… —se repitió. Recordó cuando su exesposa Scarlett, le contó la noticia de su embarazo. ……………… ✧✧✧ Hace tres años y siete meses atrás. En la mansión Robinson. ✧✧✧ —Fui al hospital esta mañana, ya sabes cariño. Por los síntomas que tenía y te dije que quería confirmar si estaba o no embarazada —contaba Scarlett con emoción, sus mejillas ruborizadas. Franklin levantó su mirada, del platillo de su cena hacia ella con frialdad. —¿Y? ¿Sirves para algo o no lograste embarazarte?. Necesito un heredero y me haces
¡EMILY QUISO CORRER! Apenas sus ojos azules vieron al CEO Robinson frente a ella. La mujer pelirroja retrocedió. Su corazón latiendo aceleradamente. Su mirada se volvió hacia atrás, y ahí, firme y con una expresión fría. Estaba el asistente del CEO, Jack Smith. El hombre rubio dejaba claro que… ¡No podría huir de nuevo! —Deja de actuar como una niña y portate como la m@ldita mujer madura e inteligente que se supone que eres —dijo ese hombre con crueldad. Emily sintió las lágrimas deslizándose por sus mejillas, las secó torpemente con sus manos, pero era inútil, más caían y más le dolía el corazón. —Vete al diablo… —susurró ella. Intentando sonar firme, aunque su voz estaba quebradiza. Clavó su mirada en Franklin nuevamente—. ¡NO VOY A ABORTAR! ¡No me harás perder a mi bebé! ¡Yo quiero un bebé! Franklin cerró los ojos por un momento. Un intento de controlar toda la furia en su interior que estaba a punto de explotar. Él caminó hacia ella, el sonido de su bastón, y l
—¿Él está enfermo…? —preguntó Emily, con una expresión llena de preocupación a la niñera de Freddy. —Está bien, ¿no es así, joven Robinson? —le preguntó la niñera al bebé de tres años. El niño tosió, pero en su inocencia asintió. —Sí —dijo haciendo un puchero mientras se sentada en la silla. Franklin clavó su gélida mirada en la niñera. —¿Eres estúpida o quieres que te despida? ¡La mujer abrió sus ojos de par en par, viendo al CEO, con nerviosismo!, de inmediato negó varias veces con la cabeza. —No señor Robinson… Yo no quise decir, es solo que… —¡LLAMA A PATRICK! ¡YA! —alzó la voz Franklin. La mujer dio un saltito del susto y salió casi corriendo—. Si señor. De inmediato. Mientras la niñera se marchaba. Franklin volvió a ver a su hijo y se levantó con ayuda de su bastón acercándose a la silla donde estaba Freddy. Los ojos azules de Emily viéndolos detenidamente. Franklin comenzó a checar al niño a ver si no tenía fiebre o estaba sudando helado, Freddy parecía est