—Gracias al padre de la novia, ahora puede tomar asiento en la mesa principal —anunció el maestro de ceremonias.

Este comentario sorprendió a los presentes.

Sin embargo, Alba miró la espalda de Santiago, que estaba justo frente a ella, y decidió no cuestionar el protocolo, asumiendo que era algo planeado por Santiago. Incluso le dijo a Francisco, —Papá, baja del escenario.

A pesar de sentirse incómodo con la situación, Francisco no se atrevió a contradecir el protocolo establecido por la Corporación Mendoza frente a tanta gente.

Francisco descendió del escenario y se dirigió a la mesa principal. En la cabecera estaba abuela Aurora, y el resto de los asientos los ocupaban los miembros de la familia Mendoza: Daniel y su esposa, Nicanor y su esposa, y un lugar vacío.

Ese lugar vacío, junto a abuela Aurora, se veía particularmente llamativo.

Francisco se sentó junto a Greta, y aprovechando que todas las miradas estaban en los novios, le susurró, —¿Ese lugar a quién le pertenece?

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