Capítulo 282: Cálculos
—Citlali, no dejaré que Aitana sufra ningún desagravio, lo que debería haber sido para ti, será para Aitana.

Las implicaciones en sus palabras casi hicieron que Aitana gritara de emoción.

Pero se contuvo.

Sabía que el punto débil de Don Raúl era Estrella, y ese punto débil podría considerarse como su demonio personal.

Siempre que pudiera provocar la culpa en Don Raúl, él compensaría sin medida.

Aitana secó unas cuantas lágrimas, mirando a Don Raúl con curiosidad.

—Abuelo, ¿qué me vas a dar?

Los inocentes ojos de Aitana, claros y sin mancha, como si no estuvieran tocados por lo mundano, sin deseo alguno por las cosas del exterior.

Don Raúl se sintió aún más encariñado.

—Mañana lo sabrás.

En el banquete de cumpleaños de mañana, no solo le cambiaría el apellido a Aitana para que volviera a ser una Valenzuela, sino que también redactaría un testamento, anunciando a quién pertenecería la herencia del Grupo Valenzuela.

A la mañana siguiente, Don Raúl hizo que Federico llamara a un abogado.

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