Las palabras de Lucas fueron interrumpidas abruptamente por una feroz bofetada de Isabel.—¿Qué estás balbuceando? ¡Despierta, por Dios!Lucas tardó un momento en reaccionar, pero el dolor en su rostro fue suficiente para aclarar su mente. Se llevó una mano a la mejilla, miró a Isabel y su expresión reveló sorpresa. —¿Madre...?—Sí, soy yo.Al ver la sorpresa en el rostro de Lucas, Isabel sintió un nudo en el estómago.— Vine a ver cómo estabas, no esperaba que me dieras un susto de muerte. ¿Todavía tienes ganas de saltar? Si insistes, salto contigo.Lucas comenzó a tranquilizarse suavemente. No podía ser tan egoísta como para llevar a su propia madre a la muerte consigo. Se alejó lentamente de la ventana, apartándose con calma y mesura.Al percatarse de que parecía haber recuperado la cordura, Isabel dejó escapar un suspiro de alivio:—Morir es algo sencillo, pero si partieras de esta manera, ¿acaso crees verdaderamente que ella encontraría la felicidad? Si te sientes verdaderamente
Hugo captó el significado subyacente tras sus palabras, sumergiéndose en una mezcla de júbilo y tristeza. Se regocijaba porque Lucas, finalmente, podía recibir el amor materno que tanto le había sido negado durante tantos años. Sin embargo, su pesar radicaba en la incertidumbre de cuándo ella podría liberarse del rencor que anidaba en su corazón...En una habitación sumida en la penumbra, Ana reposaba en la cama con los ojos cerrados, aferrando con firmeza la manta entre sus manos. Varias noches habían transcurrido sin que pudiera conciliar un sueño reparador. Cada vez que cerraba los ojos, la sala de operaciones se desplegaba en su mente como un interminable filme. Aunque era consciente de encontrarse a salvo ahora, no lograba desprenderse de esa pesadilla que la acosaba.Esa sensación de desesperación y desamparo la mantenía temerosa de entregarse fácilmente al sueño reparador. Ahora, al lograr conciliar el sueño, se debía a que había agotado su energía más allá de los límites que su
Lucío no era solo alguien que le gustara indagar en los corazones de las personas, sino alguien dotado de una empatía innata, capaz de percibir las sutilezas emocionales de aquellos que lo rodeaban. Pero en este preciso instante, se vio impulsado a adentrarse en el corazón de Ana, como si una fuerza irresistible lo guiara.El temor se apoderaba de Lucío ante la posibilidad de que Ana descubriera la reciente renuncia de Lucas a la comida y la bebida. Temía que tal conocimiento ablandara su corazón y la impulsara a regresar a su lado.Ana esbozó una sonrisa ligera, aunque su rostro no reflejaba la plenitud de esa felicidad:—Aun si esto fuera cierto, ya no tiene ninguna relación conmigo. Existe un proverbio que afirma que el amor tardío es más despreciable que la hierba. En su momento, él prefirió ignorar mi existencia, acabando con la vida de mi hijo. ¿Y ahora, a quién pretende engañar con esa aparente profundidad de sentimientos?Mientras pronunciaba estas palabras, Ana apretó los puño
Al final, Lucas se vio obligado a recurrir a David para que investigara a aquellos que habían estado cerca de Ana. Aunque David realmente deseaba persuadir a Lucas de que ya no valía la pena buscar, dado que la persona en cuestión ya no estaba, tal vez debía dejarlo ir.Sin embargo, en última instancia, David no pronunció ninguna palabra y decidió investigar. Fue entonces cuando descubrió a Adelina, la única persona que había estado cerca de Ana y mantenía una buena relación con ella.Lucas contactó a Adelina de inmediato, pero no hizo muchas peticiones; solo quería una foto de Ana, una sola imagen bastaría.Sin embargo, en el momento en que Lucas llamó a Adelina y se presentó, fue abruptamente colgado sin ninguna cortesía. Adelina sabía que Ana se encontraba bien, pero al pensar que su mejor amiga solo podría vivir en un país extranjero a partir de entonces, y que sería difícil verla, no pudo contener su ira.Si Lucas pudiera reflexionar un poco y creer en las palabras de Ana, la situ
En aquel tiempo, en un momento tan esplendoroso, quizás ni en los sueños más idílicos habría imaginado que a una edad tan hermosa, todo se detendría abruptamente, como si el mundo hubiera quedado suspendido en el tiempo.A Lucas le dolían los ojos intensamente, sintiendo que esa sonrisa radiante era la mayor ironía para él, una cruel burla del destino que le había arrebatado la felicidad. Desconcertado y con el corazón apesadumbrado, desvió la mirada, sin atreverse a contemplar ni por un instante a la persona en la foto. Al bajar la vista, Lucas descubrió con desolación que en la lápida de Ana sólo estaban escritas unas pocas palabras simples:—Tumba de Ana, como un eco silente de la pérdida irreparable. No mencionaba a quién pertenecía como hija, mucho menos a quién como esposa, ella era simplemente Ana, sin ningún lazo que la uniera a él en ese triste momento. Lucas se sintió de repente invadido por un escalofrío gélido que recorrió todo su ser:—No, no puede ser enterrada así, e
Lucas permanecía sentado frente a la tumba, sumido en sus pensamientos, mientras la penumbra se apoderaba por completo del día. Fue en ese preciso instante cuando David llegó, apresurado y preocupado. Al ver a Lucas inmerso en un ensimismamiento profundo, David se acercó rápidamente para brindarle su apoyo. Finalmente, Lucas reaccionó, dirigiendo su mirada hacia David.―No te preocupes por mí, averigua, averigua qué ha estado aconteciendo en la familia López últimamente. ¡Infórmame con hasta el más mínimo detalle!David se sobresaltó ante el estado histérico de Lucas, pero aun así, rápidamente se dispuso a hacer lo que le pedía, comenzando a indagar sobre la familia López. No pasó mucho tiempo antes de que David regresara con los hallazgos de su investigación. Lucas examinó minuciosamente la información y, en ese preciso momento, supo que la madre de Ana ya había sido secretamente trasladada a una residencia de ancianos en el país A por la familia López, quienes la habían utilizado com
David manejaba con destreza, conduciendo a Lucas directamente hacia la residencia de la familia López. El sirviente de la familia, al divisar la llegada de Lucas, apenas pudo abrir la puerta a tiempo antes de que el hombre entrara con determinación. Sus ojos recorrieron los ornamentados detalles que adornaban la mansión de los López, sin encontrar ni un rastro de luto.Una sombra de ferocidad se deslizó por los ojos de Lucas, impregnando su mirada.Al adentrarse en la majestuosa villa de la familia López, los tres miembros de la familia disfrutaban plácidamente de la cena. Olga contemplaba sus uñas recién arregladas y, con voz suave, expresó: —Papi, mami, últimamente he sentido una inquietud, sobre todo al pasar por la habitación donde solía residir Ana. Me pone nerviosa, ¿qué les parece si sellamos ese espacio?Al recibir la noticia de la muerte de Ana, Olga no podía ocultar su deleite. Sin embargo, al recordar las acciones que había llevado a cabo previamente, también experimentaba
La dulce voz de Lucas acababa de resonar cuando, de repente, desde afuera de la casa de la familia López, se escuchó el estridente sonido de una sirena, rompiendo el silencio de la noche. Un grupo de policías irrumpió en escena, su presencia imponente llenando el espacio:―¿Quién es Pablo? Su empresa ha sido acusada de reducción de costos y sobornos. Necesitamos que colabore con nuestra investigación. ¡Acompáñenos de inmediato!En el trayecto, Lucas ya había enviado a su equipo para investigar todas las construcciones llevadas a cabo por la familia López a lo largo de los años. Pablo, sin ser precisamente un santo, tenía tratos ocultos que no resistirían la luz del día. Normalmente, si todo permanece en la sombra, nadie buscaría problemas. Sin embargo, si se revelara la verdad, sería un golpe devastador.Los policías se percataron de que Pablo, por alguna razón, había perdido el conocimiento. No tuvieron más opción que dirigir su mirada hacia María. ―Eres su esposa, la segunda repre