Hugo se negaba rotundamente a aceptar los resultados proporcionados por el psicólogo. Sin embargo, no tenía otra opción más que insistir en que estos profesionales encontraran una solución. Ya fuera a través de terapia psicológica o de cualquier otro medio, Lucas debía ser tratado y curado. Pero sin importar qué esfuerzos se hicieran, Lucas seguía en su autodestructivo aislamiento, sin prestar atención a nada ni a nadie, completamente apático al mundo exterior. El proceso de tratamiento psicológico se volvió increíblemente desafiante.Al ver a Lucas volverse cada vez más demacrado, Hugo sintió el impulso de revelar la verdad. Sin embargo, se contuvo. Ahora era evidente que los sentimientos de Lucas por Ana eran profundos. Si él descubría que Ana en realidad no estaba muerta, posiblemente intentaría encontrarla. Y no había manera de predecir cuánto caos podría causar eso. Sin opciones, Hugo sólo podía seguir vigilando a Lucas mientras buscaba otras soluciones.Pronto, pensó en una perso
Probablemente, reflexionó Lucas, lo despreciaba tanto que ni siquiera deseaba tenerlo presente en sus sueños. Mientras se sumía en la repugnancia por sí mismo, unos pasos resonaron desde el exterior de la estancia. Un hombre ataviado con una impecable bata blanca hizo su entrada. A diferencia de otros psicólogos que mantenían una distancia prudencial al ingresar, este se acercó sin dilación a Lucas. Con un movimiento enérgico de su mano, comprobó que Lucas no mostraba señales de reacción ante su presencia, mientras una chispa de fascinación cruzaba sus ojos.Aprovechando un momento de distracción, extrajo de su bolsillo una diminuta botella atomizadora y dispersó un líquido de fragancia peculiar en torno a Lucas. Tras unos instantes, desplegó un colgante de cristal y lo balanceó con delicadeza frente a los ojos de Lucas. En jornadas anteriores, se habían realizado intentos de hipnoterapia en Lucas, pero su resistencia psicológica era inquebrantable y nunca dieron frutos. No obstante, e
—Por supuesto, mi éxito está garantizado. Con mis habilidades hipnóticas y una poderosa dosis de alucinógenos, ese hombre llamado Lucas indudablemente se precipitará desde lo alto del edificio y decidirá acabar con su propia vida esta misma noche.Al escuchar que Lucas sería borrado de la existencia en esa oscura velada, una chispa de éxtasis danzó en los ojos de Luz.No obstante, considerando el estado semivital en el que Lucas se encuentra ahora, si llegara a perecer, la gente probablemente creería que sucumbió ante el abismo de un amor desgarrador, sin sospechar jamás de alguien más.Cuando llegue el momento, todo lo que pertenece a la ilustre familia Hernández quedará sometido a su dominio. Serán libres para forjar su propio destino, sin tener que soportar a nadie más.Al imaginar esos días en los que podrían ejercer su poder, Luz ansiaba fervientemente que la medianoche se aproximara velozmente para ser testigo del salto de Lucas desde el edificio, dejando atrás su existencia mort
Las palabras de Lucas fueron interrumpidas abruptamente por una feroz bofetada de Isabel.—¿Qué estás balbuceando? ¡Despierta, por Dios!Lucas tardó un momento en reaccionar, pero el dolor en su rostro fue suficiente para aclarar su mente. Se llevó una mano a la mejilla, miró a Isabel y su expresión reveló sorpresa. —¿Madre...?—Sí, soy yo.Al ver la sorpresa en el rostro de Lucas, Isabel sintió un nudo en el estómago.— Vine a ver cómo estabas, no esperaba que me dieras un susto de muerte. ¿Todavía tienes ganas de saltar? Si insistes, salto contigo.Lucas comenzó a tranquilizarse suavemente. No podía ser tan egoísta como para llevar a su propia madre a la muerte consigo. Se alejó lentamente de la ventana, apartándose con calma y mesura.Al percatarse de que parecía haber recuperado la cordura, Isabel dejó escapar un suspiro de alivio:—Morir es algo sencillo, pero si partieras de esta manera, ¿acaso crees verdaderamente que ella encontraría la felicidad? Si te sientes verdaderamente
Hugo captó el significado subyacente tras sus palabras, sumergiéndose en una mezcla de júbilo y tristeza. Se regocijaba porque Lucas, finalmente, podía recibir el amor materno que tanto le había sido negado durante tantos años. Sin embargo, su pesar radicaba en la incertidumbre de cuándo ella podría liberarse del rencor que anidaba en su corazón...En una habitación sumida en la penumbra, Ana reposaba en la cama con los ojos cerrados, aferrando con firmeza la manta entre sus manos. Varias noches habían transcurrido sin que pudiera conciliar un sueño reparador. Cada vez que cerraba los ojos, la sala de operaciones se desplegaba en su mente como un interminable filme. Aunque era consciente de encontrarse a salvo ahora, no lograba desprenderse de esa pesadilla que la acosaba.Esa sensación de desesperación y desamparo la mantenía temerosa de entregarse fácilmente al sueño reparador. Ahora, al lograr conciliar el sueño, se debía a que había agotado su energía más allá de los límites que su
Lucío no era solo alguien que le gustara indagar en los corazones de las personas, sino alguien dotado de una empatía innata, capaz de percibir las sutilezas emocionales de aquellos que lo rodeaban. Pero en este preciso instante, se vio impulsado a adentrarse en el corazón de Ana, como si una fuerza irresistible lo guiara.El temor se apoderaba de Lucío ante la posibilidad de que Ana descubriera la reciente renuncia de Lucas a la comida y la bebida. Temía que tal conocimiento ablandara su corazón y la impulsara a regresar a su lado.Ana esbozó una sonrisa ligera, aunque su rostro no reflejaba la plenitud de esa felicidad:—Aun si esto fuera cierto, ya no tiene ninguna relación conmigo. Existe un proverbio que afirma que el amor tardío es más despreciable que la hierba. En su momento, él prefirió ignorar mi existencia, acabando con la vida de mi hijo. ¿Y ahora, a quién pretende engañar con esa aparente profundidad de sentimientos?Mientras pronunciaba estas palabras, Ana apretó los puño
Al final, Lucas se vio obligado a recurrir a David para que investigara a aquellos que habían estado cerca de Ana. Aunque David realmente deseaba persuadir a Lucas de que ya no valía la pena buscar, dado que la persona en cuestión ya no estaba, tal vez debía dejarlo ir.Sin embargo, en última instancia, David no pronunció ninguna palabra y decidió investigar. Fue entonces cuando descubrió a Adelina, la única persona que había estado cerca de Ana y mantenía una buena relación con ella.Lucas contactó a Adelina de inmediato, pero no hizo muchas peticiones; solo quería una foto de Ana, una sola imagen bastaría.Sin embargo, en el momento en que Lucas llamó a Adelina y se presentó, fue abruptamente colgado sin ninguna cortesía. Adelina sabía que Ana se encontraba bien, pero al pensar que su mejor amiga solo podría vivir en un país extranjero a partir de entonces, y que sería difícil verla, no pudo contener su ira.Si Lucas pudiera reflexionar un poco y creer en las palabras de Ana, la situ
En aquel tiempo, en un momento tan esplendoroso, quizás ni en los sueños más idílicos habría imaginado que a una edad tan hermosa, todo se detendría abruptamente, como si el mundo hubiera quedado suspendido en el tiempo.A Lucas le dolían los ojos intensamente, sintiendo que esa sonrisa radiante era la mayor ironía para él, una cruel burla del destino que le había arrebatado la felicidad. Desconcertado y con el corazón apesadumbrado, desvió la mirada, sin atreverse a contemplar ni por un instante a la persona en la foto. Al bajar la vista, Lucas descubrió con desolación que en la lápida de Ana sólo estaban escritas unas pocas palabras simples:—Tumba de Ana, como un eco silente de la pérdida irreparable. No mencionaba a quién pertenecía como hija, mucho menos a quién como esposa, ella era simplemente Ana, sin ningún lazo que la uniera a él en ese triste momento. Lucas se sintió de repente invadido por un escalofrío gélido que recorrió todo su ser:—No, no puede ser enterrada así, e