Capítulo 238
Hugo se vio abrumado al escuchar esas palabras, incapaz de concebir que Lucas aún tuviera pensamientos que lo ataran a aquella mujer.

Aunque ya había aceptado liberar a Ana, Hugo, indudablemente, deseaba que Lucas no se viera más envuelto en complicaciones relacionadas con ella.

Sin perder un instante, Hugo mantuvo a Lucas recostado en la cama, diciendo con premura: —Ella se encuentra bien, en pleno esplendor, no tienes por qué preocuparte. Acabas de despertar, con tu cuerpo aún frágil. ¿Qué haces corriendo de un lado a otro?

Al enterarse de que Ana se encontraba bien, Lucas experimentó un profundo alivio que le reconfortó el alma.

No obstante, el hombre luchó internamente en un par de ocasiones, anhelando salir de aquel lecho. Sin embargo, apenas comenzaba a recuperarse de una enfermedad grave, su cuerpo se hallaba tan debilitado que hasta el simple acto de mover los brazos resultaba arduo, y mucho menos levantarse y caminar.

Lucas tuvo que abandonar esa idea por el momento, se quedó
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