Capítulo 1053
Justo cuando el corazón de Ana empezaba a hundirse lentamente en un abismo de desesperación, sus emociones volviéndose más frías a cada instante, un raro ruido de pasos resonó en la distancia.

Ana pensó que era Luella quien había hecho ese ruido y estaba a punto de decir algo, cuando otro sonido rompió el silencio: un aullido animalístico.

Los pelos de Ana se erizaron de inmediato. Agarró con fuerza el bastón que tenía en su mano, rezando para que ese ruido no fuera más que una ilusión creada por su estado de nerviosismo extremo.

Sin embargo, otro aullido retumbó en la noche, esta vez aún más cercano que antes.

El cuerpo de Ana empezó a temblar involuntariamente. ¿Había elegido ella mal su camino? Pero, en última instancia, ella sólo buscaba una respuesta, sólo no quería ver cómo sus dos hijos se alejaban de ella, nada más.

Tras un momento de aturdimiento, el deseo primario de Ana de sobrevivir se fortaleció. No quería perder su vida de una manera tan inexplicable en un lugar como est
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