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5. El viaje de nuestras vidas

Durante los trámites decidí no avisarle nada a Blass quería sorprenderlo cuando ya estuviera allá, habían pasado semanas en los trámites de la visa de trabajo y las gestiones burocráticas pertinentes, mi amiga y yo estamos emocionadas pues somos dos chicas de familias que vienen de un sector humilde, como se suele decir de abajo y que con mucho esfuerzo hemos logrado una carrera, ahora iríamos a Europa a un país desarrollado y con una oferta de trabajo tan prometedora.

Despedirse de la familia era difícil pero yo me mantenía en silencio estaba en un mar de emociones adicionales, pues por un lado tenía la ilusión del momento que pudiera ver en persona a Blass pero también le asaltaban las dudas y ¿si no tenían la misma química que en persona?, ¿Si no le parecía atractiva?, ¿sino deseaba realmente tener una relación conmigo?, quería ser positiva pero habían millones de cosas que podían salir mal.

—¿Qué piensas?, tengo unos minutos hablándote y estás abstraída—, le preguntó Martha mientras su amiga observaba por la ventana.

—Pues además de los retos a los que nos enfrentamos…

—¿Te preocupa como Blass tomará la sorpresa verdad?

—Sí, amiga no lo puedo evitar—, dijo con un suspiro.

—Es normal que estés nerviosa, pero sabes, te admiro eres una mujer increíblemente valiente, estás dando un salto de fe y ya verás que es para un bien, un cambio de vida.

—¿Tú crees amiga?.

—Estoy segura, yo creo en el destino en que todo sucede por una razón, si Blas llegó a tu vida y tomaste esta decisión, seguro es que su objetivo es cambiar tu mundo, así que abraza las diferencias y déjate llevar.

—¿Y tú?, ¿cómo aplicaría este viaje para ti?

—Pues además de ser tu amiga y secuaz, ¿viste ese man que nos entrevistó?, voy tras él, ese rubio simplemente me vuelve loca cada vez que nos contacta, le tengo unas ganas.

—Pero qué dices loca, si va a ser nuestro jefe, ¿sabes si la empresa tiene una política de no confraternización?

—Pues él es uno de los socios, que cambie las reglas, además no dije que lo quiera para casarme o que sea el padre de mis hijos, lo que quiero es tenerlo en la cama al menos una vez.

—Debes tener cuidado ya sabes que es otra cultura, primero conozcamos y nos hacemos una idea.

—Y tú, ¿cómo piensas hacer las presentaciones?

—Todavía lo estoy pensando, pero deberé esperar a instalarnos para luego ir a donde vive, me envió varias fotos de la zona y una donde acababa de tomar el correo y de puede ver la dirección exacta.

—¿Sabes que suena un poco acosador verdad?

—Lo sé, pero soy su novia y se trata de una sorpresa, no es como si voy a estar detrás de él por todo Heidelberg.

—Quiero que sepas que te apoyo, eres mi mejor amiga, familia, equipo de trabajo y hasta jefa, así que como siempre a superarnos a nosotras mismas, luego iremos modificando nuestra visión y objetivos.

—Así se habla.

Una vez despegó el avión a las 6 de la tarde y pasamos unos momentos afligidas por dejar atrás nuestra familia y país, optamos por distraernos viendo películas, hasta que nos venció el cansancio y nos dormimos, eran un vuelo de muchas horas, así que para dos chicas como nosotras activas e inquietas, la sensación era como estar aburridas del aburrimiento.

Así que cuando llegamos después de 13 horas de vuelo al aeropuerto de Frankfurt casi nos levantamos a bailar de la emoción, era de mañana, nos habían enviado los tickets de tren que salían a Heidelberg para la 1 de la tarde lo cual nos dejaba algunas horas para turistear sin exagerar.

Lo primero que notamos es el choque de temperatura, para dos caribeñas tropicales aquello sin duda era un cambio, sin embargo, nada podía con nosotras y nuestro ánimo, así que con maleta en mano nos dispusimos a conocer al menos a primera instancia las cosas por las cuales era más conocida Alemania, como eran la cerveza y la verdadera salchicha, “uich”. Lo segundo que notamos es que por mucho que existe diversidad étnica nuestro color de piel bronceada y larga cabellera negra llamaba la atención entre tanto rubio y piel blanca.

—Chica pero casi se me olvida mi rubio con tanto hombre para comérselo.

—No empieces, sabes que soy una mujer con novio.

—Hablando de eso y ¿qué le dijiste para justificar tantas horas que estarían incomunicados?

—Pues una verdad a media, pues le dije que viajaría, pero no le dije donde, por cierto, ahora que me lo recuerdas debo buscar un lugar con Wi-Fi para escribirle y no se preocupe.

—Entremos a un café, seguro hay el servicio abierto.

—Tienes razón y así podemos aprovechar de probar el pan alemán que según es muy rico.

—Ojalá vendan bien cargado el café para espabilar, se me hace difícil descansar en los aviones y con tanta ansiedad—, dijo Martha haciendo pucheros.

—Yo creo que hasta un chocolate nos hace falta para activarnos, aquí todo eso lo venden super bien, aprovechemos de darnos un atracón y luego nos ponemos en forma.

—Por cierto ¿Frankfurt no era la ciudad donde vivía la amiguita de Heidi?

—Que graciosa eres, yo ni me acordaba de eso pero sí, Clara creo que se llamaba, tu si recuerdas cosas locas, luego deberíamos ir a Suiza a conocer la casa del abuelo, es una de las ventajas en Europa que puedes viajar a muchos lugares en tren, así que si tenemos libres los fines de semana podemos conocer muchos lugares.

—Pues claro, encerrada no nos vamos a quedar.

Mientras desayunábamos cada una se puso en contacto con sus familias y amigos, fue emotivo, pero también con la emoción y la esperanza en sus voces hizo que la atención se desviara a compartir todo lo que habíamos visto hasta ahora, entre fotos correos de voz les vendimos el sueño de lo extraordinario de nuestra experiencia y luego todos parecían haberse relajado, la realidad es que más allá de lo excitante y novedoso del viaje teníamos miedo como cualquiera a lo desconocido.

Cuando llegó el momento de hablar con mi amor, me sentía tensa y emocionada, en el teléfono tenía muchísimos mensajes y llamadas perdidas por las diferentes redes sociales, parecía que al no poderme contactar se había desatado todo su mal carácter, así que comencé a leer todo aquello en silencio para no alertar a mi amiga sobre todo aquello, era la primera vez que mostraba esa parte de su personalidad y no quería que mi amiga perdiera la buena imagen que tenía de él.

Debía calmarlo, ¿pero cómo?, estaba que me comía las uñas de los nervios, mi mente giraba y giraba pensando ¿cómo manejarlo?, ¿qué decirle? y después que lo pensé un poco, me percate que con la diferencia de horario el rango en que él había perdido contacto conmigo era apenas de una horas, porque ahora yo también estaba en Alemania como él y las horas de viaje la mayor parte correspondían al horario en que él no me contactaba, la hora en ese momento eran las 9:30 de la mañana, lo que quería decir que tenía que justificar mi falta por tres horas y media.

Me siento tan enamorada que justifico y tolero contra mi propio carácter su mala actitud y me lleno de paciencia para escribirle lo más serenamente posible pues ya pronto sabría la verdad y seguro se reiría de la anécdota, —Hola, mi rubio hermoso, ¿cómo va tu día?, el mío muy agitado por eso no había podido contestarte, por favor cielo responde.

Pasaron minutos y nada, no me respondía, así que desesperada insistí, —Sé que tienes razón de estar molesto pero te prometo que es por algo bueno, perdóname.

No recibí nada, ya iban más de 15 quince minutos y Blas no me contestaba, resignada decidí no insistir más y esperar a que me respondiera cuando pudiera o se calmara, me sentía un poco triste que justo ahora tuviéramos un impase pero no había más nada que hacer sino esperar, disimule la situación cuando Martha me preguntó que si se había logrado comunicarme con mi rubio y le respondí que tenía un mensaje de que se encontraba en una reunión y que cuando saliera me llamaría, así que dimos el tema por zanjado y nos dedicamos a pensar un plan de paseo rápido.

Minutos más tarde, recorríamos un poco las calles admirando las diferencias arquitectónicas y culturales, lo primero que visitamos después de desayunar fue la Plaza Römerberg, el cual es parte del centro histórico de Frankfurt es el icono principal de la ciudad y está rodeada de edificios de gran antigüedad como el Ayuntamiento (¨Römer¨) y las casas tradicionales que se encuentran en el área en algún momento fue un lugar clave para las reuniones entre comerciantes y viajeros y la organización de diferentes ferias para dichos.

Luego fuimos a la Colegiata de San Bartolomé también conocida como la Catedral Imperial un monumento situado a dos calles de la Plaza Römerberg y cuyo nombre proviene de la época en que en ese lugar se coronaron a reyes y emperadores desde el siglo XIV al siglo XVIII y es un sello poco frecuente en Alemania que ha sido otorgado a esta iglesia.

Había mucho más por descubrir pero debíamos dejarlo para otra visita pues acercaba nuestro momento de partir por lo que fuimos directo a la estación a tomar el tren para Heidelberg, fue toda una experiencia, el modernismo, la velocidad, todo era emocionante, pero para mí lo más extraordinario era que pronto estaría en los brazos de aquel amor que por meses me había declarado total devoción.

Quería sorprenderlo de la manera más romántica posible, a mí nunca me ha importado los estándares comunes de que el hombre debe declararse y conquistar a la mujer, había llegado hasta aquí para jugarme el todo por el todo, para hacer realidad mi sueños que siempre tuve desde niña y que durante meses él había alimentado.

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