—… Quiero oírte gritar. —¡Oooh!, Damián… Damián… —Grita mi nombre una y otra vez. —Eso es nena, sigue tocándote, esta vez más rápido —Ella gime sin parar y yo me empiezo a tocar de solo imaginarla, pero no me concentro en mí, sino en ella, mi meta es hacerla disfrutar y sentirse cómoda conmigo. —¿En qué piensas mientras te tocas? —En que te tengo encima de mí. —Dice y sus gemidos empiezan a cambiar a gritos de placer. Quiero que tenga un orgasmo, por lo que empiezo a decirle frases subidas de tono, para que su excitación aumente. —Si pudieras ver lo dura que la tengo ahora… —¿En serio? —Pregunta Chloe entre gemidos… —Si, ahora mismo quisiera metértela y cogerte sin parar. Daría lo que fuera por siquiera poder lamer tu lindo coño y deleitarme con tu sabor… —Oh, Damián, vas a hacer que me corra… —No te detengas, tienes permiso, quiero que me digas cuando lo hagas, imaginaré que tu líquido se descarga en mi boca, ansío disfrutarlo… —Ahhh, Ahh, Ah
—Cuando llegamos al edificio me despido de Chloe en el ascensor, y al entrar a casa llamo a mi secretario y le pido que me excuse y que informe que no asistiré hoy al trabajo. Recuerdo que debo enviar los documentos de sucesión a mi abuela, así que los firmo rápidamente y me dispongo a salir a enviarlos. En el camino recibo una llamada de la universidad de New York, donde curso actualmente la especialidad, recordándome que si sigo faltando a las clases perderé el semestre, cosa que realmente no me interesa, pues entré a esa especialidad por mi padre, pero ni siquiera me gusta. Después de dejar los documentos en la dirección que estaba escrita detrás del sobre, me dirijo de vuelta a casa. Llamo a mi abuela. —Aló, abuela… —Damián, imagino que me estás llamando para avisarme que ya enviaste los documentos. —Así es. Ahora quiero saber, ¿qué es lo que sigue? —Ahora debemos esperar a que el juez reciba el documento, realice inventarios de los bienes y el avalúo de dicho invent
—Dime, ¿por qué me veías así? —Le preguntó a Chloe mientras vamos en el auto a recoger a Ava. —¿Mnnn? —Cuando hablabas con Flor… —¡Ahhh!, ¿te miraba cómo? —No lo sé, tenías una mirada extraña, como cierto brillo en los ojos, como con ternura, creo... —¿Y eso te parece malo? —No dije que me pareciera malo. —Me detengo en un semáforo que está en rojo y aprovecho para verla a los ojos. —Simplemente, quiero saber ¿por qué me veías de esa manera? —Ella se encoge de hombros. —Para ser sincera no sé muy bien a qué mirada te refieres. —El semáforo cambia a verde y arranco. —Simplemente, me causó dulzura ver cómo te interesabas en Flor. —¿Por qué no habría de hacerlo?, es mi empleada desde hace años. —Tienes razón, pero es que siempre aparentas ser muy serio y rudo, pero en realidad eres muy tierno y te preocupas por los demás. —¿Qué?, ¿de qué hablas?, ¡pfff! —De nada, Damián Roberts. —Dice y dibuja una leve sonrisa en sus labios. —Aghhh, que manía tuya de decir l
—¿A qué te refieres Damián? —Ya lo sabrás. —Le digo y saludo a Raúl, quien nos permite el paso, y nos da unos bolígrafos para firmar el consentimiento. —Porque hoy ha sido tan cortes conmigo el gorila este. —Me pregunta Chloe, señalando con la boca a Raúl. Su gesto me hace gracia —Porque yo, te he avalado… —Avala… ¿Qué? —Avalado, eso quiere decir que tendrás acceso a todos mis beneficios y serás tratará como una cliente VIP, mientras estés conmigo, y eso también me hace recordar, que debemos venir luego para que firmes el contrato. —¿Otro contrato? —No te preocupes, esta vez, es solo para que quede constancia de que aceptas ser una cliente Avalada por mí. —Mmmm, bueno, ¿cuándo es que vamos a venir? —Eres una interesada… —No es así, solamente me gusta que me traten bien, a nadie le gusta que lo traten mal… —Dice y hace un puchero. —¿Terminaste? —Le pregunto, refiriéndome a si ya firmó. —Sí, ¿vamos? —Me responde bastante animada —Te ves muy emocionada,
Coloco mi mano izquierda en la parte baja de su espalda, y empiezo a recorrer sus curvas, subiendo por su cadera y luego por sus pechos, noto como ella inspira y aguanta el aire. —Ahora quítate lo que te queda de ropa. —¿Puedes ayudarme, Amo? —Me dice, se muerde el labio y me mira desde abajo, sin levantar la cabeza. —Con gusto. —Me acerco a ella y empiezo a quitarle lentamente la ropa interior. Mis dedos vuelan sobre su piel desnuda y puedo ver cómo se eriza. Cuando termino, doy un paso atrás. Y no puedo evitar mirarla con deseo, cada vez que la veo desnuda me provoca más que antes. Recorro su cuerpo de arriba a abajo, esta vez asegurándome de ver detalladamente cada una de sus curvas. —Mírame le digo, y ella lo hace. —Eres preciosa Chloe, tienes un cuerpo perfecto. —"Omega" —Dice usando su palabra de seguridad para que me detenga, respira agitada sin moverse de donde está. —¿Qué pasa?, ¿por qué acabas de usar tu palabra de seguridad? —Dijiste que podía utilizarla c
—¿Cómo sabes dónde estoy?, ¿acaso me estás vigilando? —No es necesario, ya que tú solo eres tan imprudente como para dejarte fotografiar de los paparazzi. —¿Qué?, ¿una fotografía?, ¿de qué estás hablando? —Es que de verdad eres estúpido, si vas a ir a un sitio como ese, y acompañado, por lo menos debías ser precavido, no dejarte ver con una mujer diferente a tu prometida, pero eres tan inútil que ni eso puedes hacer. —Hace mucho que frecuentó este lugar, si los paparazzi se tomaron la molestia de seguirme es tu culpa. —¿Es mi culpa que seas un niñato descuidado? —Desde que apresaron a tus aliados, seguramente me convertí en foco, por ser tu hijo. —Con más razón, queda demostrado lo imbécil que eres, pues aun sabiendo eso, tuviste la osadía de ir con esa zorra. —No es una zorra, no hables así, cuando no la conoces. —Grito con mucha rabia, y me giro para ver a Chloe, y veo que ella se levanta de la cama, toma su ropa y se va hacia el baño. —¿La estás defendiendo?
—A que te refieres. —Pregunta Chloe desganada, y se tumba en la escalera. —¿Estás bien?, sabía que esto pasaría, debes estar agotada. —La regañó y la cargo en mis brazos. —¿Qué haces?, estoy bien, solo necesito un momento para recuperarme. —No le digo nada y sigo bajando las escaleras con ella en brazos. —Damián, bájame, nos podemos caer. —Dice y sigo sin hacerle caso, por suerte solo habíamos subido un par de pisos, espero el ascensor y para cuando las puertas de este se abren, veo a Chloe y está dormida. —¡Tonta!, ¿por qué te haces la fuerte, cuando estás tan cansada? Fueron varios minutos los que el ascensor se demoró en subir hasta mi piso, por suerte los años excesivos de ejercicio, para no ser más el debilucho que era antes, hoy habían servido para algo, pues Chloe no era nada liviana, y menos estando dormida. Intento abrir mi puerta, pero me cuesta un poco con Chloe encima, ni siquiera puedo sacar la llave de mi bolsillo. No me queda más remedio que bajarla y
Chloe, parece tensa, se levanta de la cama y empieza a caminar de un lado a otro en la habitación. —Chloe, si no quieres hablar, no tienes que hacerlo. —No es eso, es solo que es difícil recordar, hay cosas que a veces son mejor olvidar. —Entiendo, ¿te parece si te hago preguntas y tú respondes?, así te limitas a resolver mis dudas y no a contar toda la historia. —Al final, lo diré, pero la didáctica de las preguntas es una muy buena opción para empezar. —Dice y me arroja una mirada dulce. —¡Bien!, entonces podrías aclararme lo de que tu padre es el culpable de tus cicatrices, estoy un poco confundido, porque anteriormente habías dicho que habían sido causadas por un accidente. —Tienes razón, parece no tener sentido, lo que dije, pero ya lo entenderás. —Toma aire, y se sienta en la cama a mi lado. —Como ya te dije antes, mi familia no es adinerada, que obvio lo sabes por qué trabajo de niñera (hace un gesto volteando los ojos), mi madre, es una repostera, y mi padre