Milena dibujó una sonrisa perversa en su rostro y se acercó a Fabiano. Él retrocedió y se sentó en la cama. Sin embargo, ella no se detuvo, se sentó en sus piernas y puso cada brazo alrededor del cuello del hombre, que ahora parecía nervioso. Milena achicó su voz y lo miró fijamente a los ojos, para después susurrarle al oído. —Como dices que soy una niña pequeña, quiero que me arrulles y me cantes una canción para dormir. Fabiano se quedó inmóvil y cerró los ojos para imaginarse a doña Gertrudis en traje de baño para evitar excitarse. Definitivamente, esta niña estaba jugando con fuego. —Mi-mi- Milena le-levántate, por favor —le susurró Fabiano en un tono de súplica al verla moverse entre sus brazos. Milena hizo un tierno puchero y negó con la cabeza. —Vamos, tío Fabi, cántame una canción. Fabiano mordió sus labios para tratar de controlar sus impulsos y golpeó levemente la pierna de Milena. —No, Milena no eres una bebé, t
El viejo Santoro recibió una llamada que lo llenó de ansiedad y preocupación.Había un nuevo clan que quería reclamar el trono en la mafia italiana. En realidad, esto ocurre con frecuencia, pero Fabiano y Vicent han defendido su territorio de manera implacable.Pero ahora, era diferente. El viejo no quería que sus hijos arriesgaran su vida. Todo lo contrario, el viejo Santoro quería entregar el trono al nuevo clan y que sus hijos comenzarán a vivir de manera legal, que disfrutarán de su cuantiosa fortuna y cuidarán de su familia.Vicente llamó al líder del nuevo clan y le solicitó una reunión. Era extraño que un nuevo clan surgiera de la nada. La reunión se pautó para el día siguiente.El viejo Santoro tomó sus calmantes y bajó a desayunar con su familia. Qué hermoso sonaba para él esas dos palabras "su familia".Vicente se sentó en la cabecera de la mesa y esperó pacientemente a los demás.Unas risas y unos susurros de amor le hicieron saber que su primogénito había llegado. Vicent e
Los tres hombres se abrazaron y Fabiano mentiría si no reconocía que sentía que había roto unas cadenas. Se sentía liberado y al fin se sentía completamente feliz. Vicente, por su parte, le agradeció a Dios haberlo abrigado con su misericordia. El perdón de su hijo, era lo último que él deseó tener antes de partir y ahora lo tenía. Definitivamente, podía dar fe de que, Dios perdonaba a la oveja que volvía arrepentida a su rebaño. La felicidad reinaba en el lugar, pero en este momento era efímera. Entonces el viejo interrumpió el abrazo y besó la frente de su hijo menor. —Gracias hijo, gracias por tener ese corazón tan noble. Te amo y te amaré hasta mi último aliento. Fabiano solo asintió y palmeó el hombro de su padre. Vicente después giró hacia su primogénito y también lo besó. —A ti también te amo. Vinz ustedes son mi razón de ser y deben cuidarse entre ustedes, como lo han hecho hasta ahora. Yo quisiera seguir protegiendo a todos, pero mi ti
Los tres hombres salieron del despacho. El viejo Vicente caminó hacia la cocina. Fabiano fue hacia el jardín, se escuchaban risas y gritos. Pero Vicent subió casi corriendo hacia su habitación. El nudo en su garganta le impedía respirar. Vicent llegó a su habitación y cerró la puerta con seguro. Él se acostó en la cama y comenzó a llorar como un niño. Ya había pasado por esta m*****a experiencia una vez. El cáncer le había quitado a su madre y ahora se llevaría a su viejo. Vicent sintió una mano en su hombro y levantó la cabeza, para encontrarse con la mirada compasiva de su esposa. —Tranquilo amor. La esperanza es lo último que se pierde. Vicent entendió que su esposa ya lo sabía, pero en este momento, solo le interesaba fundirse en su pecho y sacar todo este dolor. Vicent y Melissa permanecieron en la habitación por más de dos horas, hasta que unos fuertes golpes en la puerta los interrumpieron. —¡Vamos! ¡Salgan de ahí! ¡Parecen conejos! —les gritaba Fabiano entre risas, desde
Vicente cerró los ojos y tomó una gran bocanada de aire, antes de buscar el origen de la voz. Un nudo se formó en su estómago. Esto era malo, muy malo para su familia. Sobre todo para su hijo menor. Pero ahora, su hijo contaba con todo su apoyo y ningún enemigo podrá lastimarlo. Sin embargo, el viejo aclaró su garganta antes de levantarse, para saludar al recién llegado. —Jeremy Boulton, qué sorpresa tenerte por aquí. El joven sonrió y caminó hacia el viejo para estrecharlo entre sus brazos. El viejo besó ambas mejillas del joven y le mostró su afecto. —Me imagino que no me esperabas, aunque sabía que algún día regresaría. Tengo una cuenta pendiente que saldar. Estas palabras confirmaron las sospechas del viejo. Jeremy venía a cobrar venganza por la muerte de su padre. Jeremy Boulton es ahijado del viejo Vicente. Era el hijo de Gerónimo. El joven tenía doce años cuando su padre fue brutalmente asesinado y juró vengar su mue
Jeremy intentó levantarse, pero Fabiano no le dio tregua, caminó hacia él y lo tomó por el cuello antes de dejarlo recuperarse. Fabiano golpeó repetidamente a su rival. Quería asesinarlo con sus propias manos. Jeremy trataba de defenderse, pero era inútil, Fabiano parecía un león furioso sobre él. —Eres un maldito marica, igual que tu maldito padre. —le gritó Fabiano a Jeremy, mientras lo golpeaba. El viejo Santoro, solo observó a su alrededor. Jeremy había traído a muchos hombres con él, pero sabía que en ese lugar no se podían cometer actos violentos. Entonces se acercó a su hijo y le puso una mano en el hombro para tratar de calmarlo. Fabiano miró el rostro de su padre y pudo ver un rastro de nerviosismo y preocupación. Entonces soltó a Jeremy y se alejó de él, pero estudiaba cada movimiento de su rival. Solo esperaba que el rubio le diera un motivo para asesinarlo en ese mismo lugar. Jeremy se quejó y se levantó con dificultad e intentó sacar su arma, pero Fabiano otra vez s
—¡¡No!! Vamos a la mansión. Es una herida superficial, yo mismo sacaré esa bala. —les dijo el viejo, acomodándose en el asiento, mostrándose fuerte delante de sus hijos. —Padre... Vicent trató de persuadirlo, pero el viejo lo ignoró y dio órdenes directas al chófer. —Fiore. ¡Vamos a la mansión! Quiero ver y abrazar a mis nietos. El hombre asintió viendo al viejo por el retrovisor. Los hermanos se observaron entre sí y entendieron que debían apoyarlo. De igual manera, Vicent sacó su teléfono y tecleó algunos mensajes. —Ok, padre. Primero llegaremos a la mansión. Evaluaremos la situación y después mandaré a buscar a la familia. —le respondió Vicent con la voz entrecortada. El viejo asintió y un silencio ensordecedor se apoderó del lugar. Vicent no podía hablar con el nudo que tenía en la garganta. Fabiano le reprochaba a Dios el hecho de quitarle a su padre cuando por fin lo había encontrado, y el viejo Vicente le pedía a Dios poder ver a sus nietos antes de morir. El viejo Santo
El doctor revisó al viejo Santoro y se dio cuenta de que su estado era delicado. Tenía que trasladarlo de emergencia a un hospital, para operarlo y extraer la bala. El doctor limpió la herida y la cubrió con gasas, para detener el sangrado e inmediatamente salió asustado de la habitación para hablar con Vicent. —Señor debemos trasladar a su padre. Aquí no puedo atenderlo. Cuando le extraiga la bala, puede desangrarse. Vicent negó con la cabeza. Sin embargo, entró a la habitación y trató de persuadir a su padre. —Padre, por favor debemos llevarte a la clínica. El viejo Santoro le sonrió a su hijo y negó con la cabeza. —¿Dónde están mis nietos? —Fabiano fue por ellos. No deben tardar. Pero padre, no seas tan terco. Deben operarte, el doctor necesita sacarte esa m*****a bala. El viejo Santoro observó fijamente a su hijo y le extendió la mano para que se sentara junto a él. —Vicent. Hijo, entiendo tu preocupación, pero quiero m