Anabella miraba perdida en el comedor, su mente se encontraba en el pasado y en ocasiones en el presente, sabía que las señales siempre habían estado ahí, pero ella no las había visto, en cambio Jean Carlo se estaba comportando a la altura, que en esos días ya no había recibido llamadas de la odiosa de Constanzza Brassi, lo cual era un alivio, esa mujer era un lastre y lo peor que ella había conocido. Ethan se encontraba en la oficina del fiscal, en la cual muy pronto sería su oficina, el lugar era tranquilo, muy pronto tendría que elegir a nuevos abogados que trabajaran con él, eso lo haría muy fácil, jóvenes de la universidad de Harvard, iría a ofrecer trabajo a los del último año. En la oficina de Andollini, este se encontraba con uno de los investigadores privados, ya habían encontrado la dirección de Smith, y algunos hombres irían a saquear el departamento, solo tenían ordenes de sacar aparatos electrónicos y memorias que encontraran. El dinero que le había dado Andollini a Et
Anabella tomo su celular y se decidió por fin a enviarle el mensaje a Johana, le costaba mucho trabajo volver a hablar con ella, siempre la había considerado como su mejor amiga, bueno después de Jane y es que ella era más que su amiga su hermana, pero ahora no se enfocaba en eso. Las manos le temblaban de ansiedad, así que tomo el celular y busco el teléfono, no le enviaría mensaje, sino que le llamaría, eso se tenía que hablar en vivo, y de frente. El sonido de llamada comenzó y de pronto una voz femenina respondió desde el otro lado de la línea, quien respondía a la llamada era Johana, podía reconocer esa voz desde el otro lado del mundo. ¿Qué quieres de mí? — se escuchó la voz de Johana — yo no quiero hablar contigo,Anabella, ya deberías olvidar el pasado, ahora eres una mujer mucho más de lo que eras antes — la voz de Johana destilaba odio. No te hablo por gusto, Johana — la voz de Anabella se escuchó tranquila, pero un poco inflexible — es importante, es acerca de Ethan Smit
La mujer entro en el lujoso restaurante, no había podido contactar antes a Ethan, por las indicaciones del capitán de meseros, la mujer que ahora respondía por el nombre de Anabella Andollini Connor, o la señora Andollini como ellos la habían llamado ya se encontraba ahí en privado de lujo, esperando por su acompañante. Johana entro en el privado y ahí se encontraba Anabella ya sentada, como siempre vestida con ropa de marca y cara, pero ahora con un detalle en su mano izquierda, dos anillos que costaban el nuevo apartamento de Johana, y eso le provoco que sintiera una enorme envidia con respecto a la mujer. Pasa y siéntate — le dijo Anabella a Johana, la mujer miro a la que acaba de llegar, quien llevaba un traje de buena calidad, al parecer a Johana le había comenzado a ir bien en el lugar donde se encontraba trabajando, pero aun así se podía ver y sentir que le tenía una envidia bastante grande. Ya estoy aquí, dime que es lo que quieres,Anabella — le dijo Johana mientras se sent
Jean Carlo, ya había entregado la cantidad de dinero que había prometido, al parecer Ethan Smith se encontraba feliz, el hombre miraba a la persona que se encontraba chantajeándolo, contar el dinero con rapidez. Puedes confiar, Smith — Andollini hablo con mal humor — ya tienes el dinero espero que esta sea la última vez que nos veamos, e igual que ya no te acerques a mi esposa —lo dijo en tono amenazante. Creo que no sabes qué papel ahora desempeñare en la ciudad,Andollini — menciono Ethan — soy el nuevo fiscal de distrito y tengo poder, así que, si yo fuera tú, comenzaría a tener mucho cuidado con mis acciones — el hombre tomo el dinero y lo metió en la mochila — me encanto tener y hacer negocios contigo — Ethan se despidió con una sonrisa. Andollini se quedó de pie en su oficina, mirando como el hombre salía de la oficina; ahora tendría que andar con cuidado e igual muchos de sus trabajadores, que este hombre se convirtiera en el fiscal podía traerle muchos problemas a él y a los
Anabella llego a su casa, al parecer Jean Carlo no había llegado, la cita con Johana salió completamente mal, el té con su abuela fue igual de aburrido, tenía muchas cosas que hacer, pero se sentía bastante cansada, solamente necesitaba cerrar los ojos y dormitar un rato. Se recostó sobre la cama, necesitaba descansar y así que cerró los ojos, sin más se quedó profundamente dormida, en los sueños miraba muchas cosas, veía que Jean Carlo entraba y salía, miraba su boda y la pérdida de su bebé, aparecían los mensajes de Ethan y las burlas de la estúpida de Constanzza Brassi. El sueño era intranquilo, veía a su exmejor amiga Johana en la cama con su novio, necesitaba tranquilizarse, su inconsciente le decía que todo era un sueño, que muy pronto despertaría, así que las imágenes seguían entrando y saliendo, solo que la hacían sentir completamente incomodas. Jean Carlo, regreso de la tarde en el bar, miro su casa tenía algunas luces prendidas, el comedor se encontraba acomodado para la
Todo era un caos en la ciudad, el nombramiento del nuevo fiscal de distrito era bastante importante, los empresarios como Andollini veían ese nombramiento apresurado más ´por las circunstancias en que el hombre hacía sido elegido. La ciudadanía miraba con alegría al nuevo fiscal, por fin uno de los suyos tendría un puesto de poder, no un chico perteneciente a la clase alta, lo que nunca vieron que ese chico de la casa trabajadora era realmente otro blanco privilegiado que había asistido a una universidad cara. Antes todo era un desértico dolor Antes le faltaba lluvia al corazón Antes acertijos sin explicación Antes una decepción Llegas tengo rosas rojas para ti Llegas florecieron como las de abril Llegas un oasis para revivir Llegas yo soy tan feliz Y tú eres la razón... Anabella miraba las noticias, el nombramiento al parecer había tenido irregularidades, pero al parecer era un hecho, miraba a Ethan en la televisión, se mostraba arrogante, por su gesto el puesto se le esta
Pasaron algunos meses y las cosas marchaban de manera normal, al parecer el perfil que manejaba Ethan Smith como fiscal era bajo y de buen agrado, pero algo había en él que no terminaba por agradar al círculo cercano de los empresarios de Nueva York, la señora Connor había regresado a casa, por lo que se veía el tratamiento para su adicción al juego había funcionado de manera satisfactoria; las personas necesitadas cuando se miraban envueltas en crímenes menores que debían ser juzgadas por el estado eran bien tratadas por la oficina del fiscal. Esta tranquilidad de Ethan no me agrada nada — hablo Anabella mientras mantenía una conversación con su amiga Jane, al parecer la joven asiática se encontraba ya en Nueva York de vacaciones — tengo mucha hambre — dijo la señora Andollini. Te vez hermosa, Annie — dijo Jane — te veo feliz — la mujer se encontraba muy tranquila — me encanta estar unos días aquí contigo, muy pronto vendré a estudiar mi especialidad aquí — la mujer tomaba un jugo
Anabella se le quedo mirando a su amiga con una sonrisa en el rostro, pero no dijo nada, Jane se encontraba con la cara de completa felicidad, sabía que su amiga se encontraba feliz, y realmente Anabella se lo merecía, era una mujer dulce, inteligente, fuerte y amorosa. ¡guay! —dijo Jane con alegría — mereces un regalo, te comprare algo — hablo Jane, una linda blusa, una pulsera — la joven medico se encontraba feliz — ahora vamos a comer tienes que alimentarte, necesitas estar fuerte — Sueña, sueña mientras yo te arrullaré, Con el hechizo de ésta oración, Que para ti forje, Duerme, duerme tranquila mi dulce bien, Que contemplándote con pasión La noche pasaré Si, por eso tenía mucha hambre por la mañana, al parecer Jean Carlo no se ha dado cuenta, espero que así siga — hablo Anabella — le daré la noticia por la noche — ella comenzó a caminar — En la oficina de Andollini el italiano se estaba quedando dormido, en verdad tenía mucho sueño y comenzaba a sentir antojo de unos cano