la cena transcurrió de manera tranquila, pero Anabella se encontraba tratando se manera cortante y fria a Jean Carlo, sus padres se retiraron a dormir a lo mismo que su abuela, así que tanto ella como Jean Carlo se quedaron solos en la sala de estar. Quiero hablar contigo — expreso la chica — nuestro compromiso es por un contrato, pero estando en mi casa o en mi presencia no hables o contestes a tus amantes o amante, por favor, merezco respeto puesto que me voy a convertir en tú esposa en un par de semnas — le dijo con el ceño muy fruncido. Lo de esa mujer, ya termino, éramos amantes ocasionales, teníamos relaciones, pero nunca fue algo permanente —se justificó Jean Carlo, no quería que su relación con Anabella se viera empañada por la llamada o la antigua relación que mantuvo con Constanzza Brassi, esperaba que ella lo comprendiera. Solo te pido eso, respeto para mí y la posición que tendré — la chica hablo con seriedad — ahora creo que te puedes retirar — Anabella hablo — tengo q
Anabella se encontraba completamente perturbada en su habitación su madre había salido de ella. Había leído lo que ella le mostró en el celular acerca de la ludopatía y ella había negado todo y eso la hacía sentir tan impotente. No tenía ni la más mínima idea que hacer, ni cómo actuar, pero tenía que hacerlo, tenía que convencer a su madre que se encontraba enferma y que sobre todo necesitaba ayuda. sus pensamientos pasaban uno a uno por su cabeza, que lo único que pudo hacer en ese momento fue irse a dormir, y ya no pensar en las distintas cosas que tenía en la cabeza, así que se fue a dormir de manera inmediata. Tuvo un sueño bastante inquiero, Andolliini entraba y salía de su sueño, siempre parado sin mencionar palabra alguna, o mirándola fijamente, parecía querer decirle muchas cosas, pero a la vez no, el calor que comenzaba a sentir por encontrarse ahí era demasiado abrumador, tenía unas ganas inmensas de llorar, pero no podían salir las lágrimas, el dolor que sentía en el pech
Anabella se levantó y dio un baño, en verdad se encontraba molesta por los tantos mensajes que Andollini le había enviado, ¿en verdad creía que era tan estúpida?, esos tontos y obsoletos protocolos la hacían sentirse enferma, recordaba los ágapes, fiestas de té y demás cosas. Siempre haciendo lo mismo, todos eran los invitados de siempre, comenzaba a tener un ataque de pánico. ¿Qué hare?, ¿Qué estos haciendo? ¿tome la decisión correcta? Todas esas preguntas pasaban por su mente, sabía que no se podía echar para atrás, ni decir no, así que miro entre todos los vestidos que tenia, y saco uno en color azul oscuro, sobrio pero elegante, esperaba que le gustara al anciano señor Andollini. La joven mujer salió del baño con unos jeans y una playera, era momento de ir al centro comercial, sabía que el señor Andollini se encontraba enfermo, así que decidió comprar algo cómodo para él, si en dos semanas el hombre se convertiría en su padre político, entonces le compraría una frazada para sus
la cena en la casa de los Andollini fue realmente agradable para los comensales, la comida había sido perfecta, el señor Andollini miraba con cariño a su nueva hija, siempre le había caído bien y le tenía mucho a Anabella, incluso en un momento de la cena, el hombre le pidió a la chica que si podía leerle el poema favorito de la madre de Jean Carlo, el cual era el seminarista de los ojos negros, al ser la madre de Jean Carlo de origen español, el hombre se lo aprendió para que su esposa se enamorara de él. Anabella tomo el libro que le había proporcionado el señor Andollini, tenía pocos conocimientos de español, pero sabía leerlo, esperaba que su pronunciación fuese buena. Desde la ventana de un casucho viejo Abierto en verano, cerrado en invierno Por vidrios verdosos y plomos espesos Una salmantina de rubios cabellos Y ojos que parecen pedazos de cielo Mientras la costura mezcla con el rezo Ve todas las tardes pasar en silencio Los seminaristas que van de paseo Baja la cabe
Entraron besándose en el departamento, las manos del hombre pasaban por cada centímetro del cuerpo de Anabella, quería hacerla nuevamente su mujer, ella se pegaba más y más al hombre. Me encantas — murmuro el hombre,mientras la acostaba con suavidad en la cama y comenzaba a recorrer el cuerpo con sus labios, Anabella temblaba rítmicamente ante las caricias de Andollini, al terminar el hombre la abrazo y beso en la frente. ¡eres increíble! — se encontraba acariciando la espalda de la chica — ¿Quieres tomar algo? — pregunto Andollini con voz tranquila y relajada — incluso podemos dormir un momento y quedarnos aquí, me gusta mucho tú compañía, además quiero amanecer contigo —beso los labios de la chica. Tengo que regresar a mi casa — dijo Anabella, en verdad disfrutaba la compañía y el sexo con Andollini, tenía que ponerse otra vez el dispositivo, se lo había quitado cuando termino con Ethan, así que tenía que ir a visitar a su ginecóloga y decirle a Andollini que todo se encontraba b
Al día siguiente la chica se encontraba sentada en el despacho de su padre, Andollini se encontraba ahí, las cosas no eran tan complicadas al ya estar las deudas pagadas, por el estado de salud del señor Connor,era necesario un hombre de confianza. Jean Carlo ante todo era un hombre de negocios y quería que las empresas volvieran hacer productivas, mucho más después del desfalco y falsificación de firma del señor Connor por parte de su esposa. Anabella miraba los papeles y demás cosas, muchas eran cifras y cosas que entendía muy poco o casi nada, mientras estudiaba casi no prestaba atención a las materias que tenían que ver con contabilidad o economía. ¿Por qué tiene que ser alguien de tus compañías? — dijo Anabella claramente enojada — yo me puedo hacer cargo, para mí eso no sería problema a fin y al cabo, mi hermano y yo las vamos a heredar, que mejor que yo me haga cargo de una vez, quería tomar experiencia en algunos otros trabajos, no quería llegar a ellas por ser hija del due
Jean Carlo entro en la oficina, tendría una reunión importante con algunos miembros de su staff de colaboradores de sus empresas más importantes, era algo rutinario, pero que a él le agradaba mucho, al parecer todos se encontraban un poco sorprendidos el señor Andollini los había invitado a su matrimonio, no sabían que tenía novia o que se encontrará comprometido, solo que fuera un matrimonio por obligación o arreglado como acostumbraban en ese círculo social. Buenas tardes, me gusta que la mayoría ya se encuentra el día de hoy aquí — hablo Andollini mientras tomaba asiento — hoy me entregaran los balances generales y veremos cómo han crecido las empresas, en nuestro equipo el día de hoy se incorporan a nuestra familia de empresas, las industrias Connor — el hombre hablo con tranquilidad. ¿las empresas Connor? — pregunto uno de los hombres que se encontraban en la sala de juntas miro con intriga, en la bolsa y en los demás sitios empresariales se decía que se encontraban en bancarr
La comida de negocios paso de manera rápida, en ocasiones Constanzza Brassi intentaba hablar o llamar la atención de Jean Carlo, pero este no hacía caso de ella, al contrario, marcaba fuertemente la distancia que debían de tener. Al terminar la comida, el hombre le recordó que tenían que ir al centro comercial para elegir la ropa y muebles, al parecer las cosas se tenían que apresurar. Tenemos que comprar tu nuevo vestuario y demas cosas para nuestro hogar — hablo Andollini — así que iremos al centro comercial, quiero que te sientas en la libertad de elegir lo que quieras, no importa el precio, pero si con un código de vestimenta como este vestido que te regale — el hombre hablo con tranquilidad. Está bien, pero me gustaría conservar mi esencia, quien soy yo — la mujer lo miro — no quiero dejar de ser yo y de vestirme como me gusta, creo que conoces poco mi estilo o te quedaste con el estilo de adolescente que me veías — Anabella hablo con tranquilidad. Me gusta que seas tú, para