Gracias por las felicitaciones. ¡Las quiero un montón!
EMBOSCADA. ―¡Suéltame! ―exigió Daphne luego de que Lorcan la llevara a una de las habitaciones vacías. El pecho de la delta subía y bajaba demasiado rápido, pero, el beta solamente podía mirarla. Sin embargo, el lobo dentro de él aullaba de necesidad. ―¿Qué haces aquí, Lorcan? ―¿Eso es lo primero que preguntaras? Han pasado seis putos años y ¿eso es lo primero que dices? ―los ojos del hombre se entrecerraron, mientras sostenía sus muñecas con fuerza. ―Suéltame Lorcan… no puedo estar aquí. ―suplico ella tratando de salirse de su agarre. ―Tengo que volver a la fiesta. Sin embargo, él siguió sosteniendo sus manos y se acercó lentamente a ella, dejó que su aroma invadiera sus fosas nasales y su lobo saltara de felicidad. Por primera vez en tantos años, era bueno sentirse en casa. Era un hecho de que aun la reconocía como su compañera y él, sabía que lo mismo estaba sucediendo con Daphne, el latido acelerado de su corazón, lo comprobaba. ―¿No quieres que tu alfa lo sepa? ―pregunto burl
EMBOSCADA (II) ―¡¿Qué?! ¡¿U…una emboscada?! ―el cuerpo de Daphne se paralizó y de inmediato miro a Lorcan ―Leah… ¡Tengo que ir por Leah! La mujer salió corriendo mientras Lorcan la seguía, cuando llegó a la habitación y abrió la puerta vio la habitación vacía. Su corazón se detuvo, sus ojos buscaron por todas partes y su amada hija no estaba. ―Leah… ¡Leah! ―grito y comenzó a buscar debajo de la cama ―¡Leah, cariño es mamá! Lorcan ayudó en la búsqueda, su corazón también estaba asustado, no podía haberla encontrado solo para perderla. ―¡No está Lorcan! ―ella exclamó entre lágrimas ―¡Mi niña no está! ¡No está! ―Debes mantener la calma, Daph. ―dijo el beta rodeándola con sus brazos ―Piensa, dónde crees que debió haber ido Leah en una situación así. ―No lo sé. ―respondió entre sollozos ―Ella… no sé dónde puede estar. ―Daphne se apartó y se secó las lágrimas ―Debemos ir abajo, a lo mejor me está buscando, y esos… ¡Oh Diosa! ¿Y si la tienen? ―el miedo se apoderó de ella ―Si esos salva
RECUERDO TODO DE TI.Después de que Cassian dejará a la pequeña Leah bien resguardada, regresó a la gran casa en la manada Thorvald, sin embargo, fue atacado nuevamente por dos lobos enemigos, siendo esta vez, herido en el brazo.Cuando finalmente llegó a la gran casa, se comunicó ansiosamente con su beta.«¡¿Lorcan?! ¡Lorcan, donde estás?!»El beta respondió de inmediato.«¿Dónde carajos estabas tú? Pensé que te habían jodido»«¿Dónde estás?»«En el jardín cerca del laberinto»El alfa no perdió tiempo y se dirigió a él. Cuando llegó al laberinto del jardín y descubrió que Lorcan estaba acompañado por Daphne e Ivar.―Veo que tienes compañía ―se burló el alfa, sosteniendo ligeramente su brazo, la herida cerraría, pero mientras derramaria un poco de sangre.―¡¿Dónde carajos has estado?! ―exclamo el beta caminando en su dirección. Lorcan miró la herida de su amigo y negó ligeramente. ―Genial, ahora tendré que escuchar el sermón de tu mujer.―Aylin no dirá nada, ella sabe que esto puede p
ELLA ES MI HIJA. Cassian llevó a Ivar, Daphne y Lorcan a donde se encontraba Leah. La niña corrió hacia su madre y la abrazó con fuerza. ―¡Mama! Daphne finalmente pudo respirar tranquila. ―Mi cielo ―la rodeo con sus brazos y comenzó a dejar un reguero de besos en su rostro ―Gracias a la diosa, estás bien… ¿Te hiciste daño? ―No mama. ―dijo la niña con una sonrisa ―El hombre gruñón me salvo. Daphne miró rápidamente a Cassian y le dio una sonrisa. ―Sé que me dijiste que no debo hablar con extraños, pero él es bueno, mamá. Me salvo de esos lobos malos. ―Lo sé, mi amor. Y mamá no está molesta. ―Daphne acarició la cara de su niña. De repente, la pequeña vio a Ivar inconsciente y soltó a su madre, para correr hacia él. ―¡Papa! ¡Papa! ―grito mientras lo movía, pero el alfa no respondió. Leah le preguntó a su madre con los ojos llenos de lágrimas ―¿Papa está muerto, mamá? ―No, no, cariño. ―Daphne se apresuró a consolarla ―Tú… padre… Sus labios se paralizaron cuando vio la mirada tr
DE REGRESO A LA MANADA ALERÓN. Daphne caminaba con paso firme hacia la casa de su padre, el antiguo Delta de la manada Alerón. A su lado, su hermosa hija, Leah, miraba todo a su alrededor con emoción. ―¿Iremos a la casa del abuelo, mamá? ―Sí, cariño. ―Daphne trató de sonar tranquila, pero la realidad era que no estaba nada cómoda con regresar a donde comenzó todo. ―¿Nos quedaremos a vivir aquí? ―pregunto de nuevo la pequeña, viendo al grupo de cachorros jugar en el patio. ―Aún no lo sé, amor. ―le sonrió a su hija ―Tendremos que esperar a que… ―miro rápidamente a Lorcan que estaba cerca de ellas y no continuó con lo que iba a decir ―… todavía no lo sé, cielo. La chiquilla simplemente asintió, no había venido en mucho tiempo a visitar al abuelo, pero ahora que tenían que vivir en otro lugar, este le parecía perfecto. Al llegar, su padre la recibió con los brazos abiertos. La emoción se reflejaba en sus ojos, pero también había preocupación en su mirada. ―¡Daphne! ¡Hija mía! Estoy
CELOS Y PLANES. Daphne se encargó de cuidar a Ivar en la casa de su padre, asegurándose de que estuviera cómodo y bien atendido. Lorcan observaba desde la distancia todos los movimientos de Daphne, se le reventaba la bilis, cuando veía que ella cuidaba amorosamente de Ivar. Sentía una punzada de furia al ver cómo parecía poner al alfa por encima de él. ―Si sigues mirándola así, la vas a deshacer ―dijo su amigo ― Sabes que ella ya no te pertenece. Cassian y Lorcan habían salido a hacer un poco de entrenamiento, pero el beta estaba más interesado en los movimientos de Daphne que en lo de su alfa. ― No la estaba mirando, estaba mirando a la sanadora que iba con ella. Me duele la espalda y necesito algún remedio. Cassian alzó una ceja ―¿No será que todavía tienes sentimientos por Daphne? Lorcan se sintió incómodo ante la pregunta directa de Cassian. ―No sé de qué estás hablando ―respondió evasivamente. El alfa negó con la cabeza, no quería ni imaginar estar en la situación de su am
UNA VISITA INESPERADA.Daphne había terminado de cambiar las vendas de Ivar, cuando salió de la habitación, se sobresaltó al escuchar la voz de Lorcan.―¿Terminaste?Ella se giró a toda prisa y abrió los ojos como platos cuando lo vio recostado en la pared.―Tú… ¿Qué estás haciendo aquí?―Necesitaba hablar contigo ―respondió el beta dando un paso hacia ella.―No deberías estar aquí, si alguien te ve…―Eso no me importa, has estado evitándome por dos semanas, Daphne. ―Lorcan extendió su mano para acunar su cara ―No sigas retrasando lo inevitable.―No hay nada que retrasar, creí que tú y yo ya habíamos dejado todo claro ―trato de disimular su nerviosismo ―Es mejor que te vayas, si mi padre…―Tu padre puede irse al demonio ―gruño el beta mientras la agarraba de la cintura y la atraía a su cuerpo y las vendas que había cambiado de Ivar cayeron al suelo ―Tu lobo y el mío se desean, Daphne y m*****a sea… yo también. ―la respiración de Lorcan se volvió agitada por su cercanía ―No me pidas que
¡ERES UNA LAGARTONA!Aylin llegó a la casa de Lorcan, sosteniendo la mano de su hijo y acompañado del guerrero que Brutus había ordenado que la llevara. El pequeño Rowan, le preguntó a su madre.―¿Crees que papá me deje recorrer el bosque?―Cielo, estamos aquí para buscar a tu padre, ya ha estado demasiado tiempo lejos de la manada, todos están preocupados por él. ―Aylin miró a su hijo con una sonrisa ―Te prometo que en cuanto tengamos tiempo, haremos un viaje familiar, ¿de acuerdo?El niño asintió en silencio. Y Aylin se giró para mirar al guerrero y le agradeció.―Muchas gracias, puedes regresar si quieres.El hombre dijo respetuosamente.―El alfa me pidió que me asegurara de que no necesita nada más, también debo ayudarla con su equipaje.Aylin miró la pequeña maleta y no dijo nada, se volteó para abrir la puerta y en cuanto lo hizo, sus ojos se abrieron como dos huevos fritos. En el sofá, estaba su compañero, con la camisa medio abierta y sobre él estaba una mujer, Aylin se quedó e