Ellis Smith se detuvo frente a su antigua casa, con las manos inquietas en el llavero. El lugar parecía congelado en el tiempo, exactamente como lo había estado hace seis años. Era como si en cualquier momento la puerta se abriera y su hermano Jason apareciera, con su contagiosa sonrisa y su inagotable energía. Sin embargo, la realidad era cruel, y la puerta permanecía cerrada, con los recuerdos atrapados entre las paredes.Mientras Ellis estaba inmersa en sus recuerdos, llegaron los coches con el resto del equipo. Ella salió de sus pensamientos y bajó del vehículo, esperando la aproximación de Ross Cooper y los demás miembros del equipo.Cooper se acercó y preguntó con un tono práctico: “¿Necesitas que llame a un cerrajero?”Ellis negó con la cabeza y sonrió levemente mientras sostenía su llavero. “No, gracias. Siempre llevo la llave de aquí conmigo, para no perderla.” Era una de las pocas cosas tangibles que la conectaban con el pasado.Cooper asintió y dijo: “Vamos, abre la casa pa
Ellis estaba inmersa en el análisis de los detalles de la casa, discutiendo con el equipo posibles modificaciones y mejoras. Estaban debatiendo la estructura de las ventanas cuando su teléfono comenzó a sonar. El número de John parpadeó en la pantalla, lo que hizo que Ellis se detuviera por un momento. Sintió una mezcla de emociones al ver su nombre allí, pero luego recordó la promesa que le había hecho a Donna. Con un suspiro resignado, contestó.Con un suspiro, Ellis respondió la llamada. “Hola, John.”La voz de John resonó a través del teléfono. “Hola, Ellis. ¿Cómo fue con Donna hoy? ¿Lograron llegar a la escuela a tiempo y todo eso?”Ellis respondió, su tono un poco más suave ahora que estaba hablando con él. “Sí, todo salió bien. Donna incluso pidió que la recogieras, pero dejó claro que eso no significa que te haya perdonado, solo que está pensando en ello.”John dejó escapar un “wow” de sorpresa. “Bueno, eso es… interesante.”Ellis sonrió ligeramente, con un toque de ironía en
La tensión en el aire era palpable. Eleonora levantó la barbilla, enfrentando la furia de Ellis con una calma resiliente. “Vine a rendir homenaje, Ellis. Créelo o no, este es el lugar donde últimamente encuentro algo de paz.”Los ojos de Ellis brillaron, la incredulidad mezclada con la ira. “¿Paz? No tienes derecho a la paz, no después de lo que hiciste.”Eleonora no retrocedió, sosteniendo la mirada de Ellis con firmeza. “Sé que las cosas están complicadas entre nosotros, Ellis, pero por favor, intenta entender… Solo quería… quería haber tenido la oportunidad de hacer las cosas de manera diferente. Me arrepiento de todo lo que ocurrió.”“No creo ni por un segundo en tu arrepentimiento, Eleonora”, gruñó Ellis, su voz cortante como una cuchilla. “¿Piensas que puedes aparecer aquí y lavarte las manos sucias? No funcionará conmigo.”Eleonora bajó la mirada por un momento, sintiendo el peso de las palabras de Ellis. Suspiró y luego miró directamente a los ojos de Ellis, respondiendo con u
Vittorio estaba sentado en su lujoso despacho, rodeado por las marcas de su poder. Los asociados se alineaban, cada uno presentándole varias propuestas comerciales y problemas que solo él, como Don, Capo di tutti Capo, podía resolver. Sin embargo, mientras hablaban, sus palabras parecían distantes, convirtiéndose en un zumbido de fondo. Sus pensamientos no estaban en negociaciones ni disputas, sino en un recuerdo: la imagen de los labios de Ellis Smith presionados contra los suyos en un momento robado cerca de la escuela de su hijo.Cambiaría todas esas preocupaciones por solo otro vistazo al rostro de Ellis, por otro sabor de sus labios. Su mente se alejaba de las discusiones en la sala, su atención centrada en el roce de su piel contra la de ella, en la fugaz conexión que compartieron.Anthony, un socio, intentó llamar la atención de Vittorio sobre un posible acuerdo en la República Dominicana. Hablaba con pasión, su voz aumentaba, pero Vittorio apenas registraba las palabras. Asint
John Smith estacionó su coche cerca de la escuela de su hija, un nudo de aprensión se formaba en su estómago. Sabía que, como fiscal y miembro de la familia rival, cada encuentro público llevaba consigo cierta tensión. Salió del vehículo y comenzó a caminar hacia la entrada de la escuela, con los ojos atentos a cualquier señal de Rocco o incluso de Vittorio Amorielle.Sin embargo, lo que vio al acercarse a la puerta lo sorprendió. Su hija Donna estaba allí, sonriendo y charlando animadamente con Jake Amorielle, el hijo de su rival. John tragó saliva, luchando por entender la escena ante él. A pesar de sus esfuerzos por mantener la calma, no podía evitar sentir cierta incomodidad. Era difícil aceptar la idea de que su hija se llevaba tan bien con alguien relacionado con la familia con la que había luchado durante años.No obstante, respiró
John se acercó de Ellis, sus pasos vacilantes. La miró con una expresión que mezclaba ansiedad y esperanza. “Ellis”, comenzó él, su voz suave, “¿puedes cumplir tu parte y alejarte de Vittorio Amorielle?” Su tono era una mezcla de súplica y petición.Ellis levantó la mirada de su celular y encontró la mirada de John. Había determinación en su expresión, pero también una profunda tristeza. Suspiró y le entregó el celular. “No, John”, respondió con firmeza.La sorpresa se reflejó en el rostro de John. “¿Qué quieres decir con ‘no’?”, preguntó, su voz cargada de incredulidad.Ellis lo miró sin pestañear. “Exactamente lo que dije. No puedo alejarme de él.”John la miró, con confusión y preocupación en sus ojos. “Ellis, ¿entiendes lo que estás diciendo? Esto pone en peligro el futuro de Donna.”Ellis suspiró profundamente. “Lo sé, John. Por eso digo que no. Por Donna.”John pasó la mano por su cabello, pareciendo perplejo. “Necesitas explicarme mej
Eleonora permanecía parada en medio del cementerio, envuelta en el aura de quietud de la noche. A su lado, Vittorio estaba de pie, la seriedad grabada en sus rasgos. Una sensación de aprehensión la recorría, y finalmente se volvió para enfrentar a su esposo, su nerviosismo a flor de piel.“¿Qué estás haciendo, Vittorio?” Preguntó ella, su voz temblorosa.Vittorio se acercó a ella, agarrando su brazo y tirando de ella hacia sí. “Voy a darte una razón para que sientas nostalgia”, respondió él, su voz, un susurro que llevaba un tono desafiante.Sus pasos resonaron en el cementerio mientras caminaban apresuradamente. Eleonora podía sentir cómo su corazón latía más rápido, su mente trabajando para entender lo que él estaba planeando. Mientras Vittorio permanecía en silencio, con el rostro cer
Ellis Smith estaba parada frente al espejo, admirando el vestido azul de tirantes y una abertura en el costado que revelaba sutilmente su piel. Alisó la tela y ajustó el elaborado peinado que había sido hecho para la fiesta de posesión de John Smith. Sus ojos se fijaron en el espejo mientras aplicaba un lápiz labial rojo, resaltando sus ojos y realzando su belleza. Estaba terminando cuando Donna entró en la habitación, sus cabellos negros ondeando mientras caminaba. Los ojos de la niña se abrieron de par en par al ver a su madre, y no pudo contener su admiración.“Estás hermosa, mamá. Eres la mujer más hermosa del mundo”, dijo Donna con una sonrisa genuina de encanto.Ellis se volvió hacia su hija y sonrió, agradeciendo el elogio. Su corazón se llenó de calidez por las cariñosas palabras de Donna. Antes de que pudiera decir algo, John apare