El dilema se presentaba ante Ellis, quien sabía que debía rechazar la invitación. Sin embargo, sus palabras traicionaron sus pensamientos y, casi sin darse cuenta, pronunció un suave “Sí”.
Luego, Vittorio se volvió hacia John, con una mirada desafiante. “Permítame el honor, señor Smith.”
En ese momento, Joe se acercó a John, poniendo fin a la tensión momentánea. “Smith, ¿qué tal si conocemos a algunas otras personas? Hay muchos rostros nuevos aquí esta noche.”
John pareció vacilar por un momento, pero luego miró a Ellis con una sonrisa y un asentimiento. “Ve adelante, verás cuánto ha cambiado.”
Con una última mirada a John, Ellis extendió la mano hacia Vittorio y lo siguió a la pista de baile, mientras John se alejaba con el abogado Joe Garland.
La mú
Ellis se alejó de Vittorio en la pista de baile, sintiéndose conmocionada por dentro. Él todavía era el hombre que amaba, y eso nunca cambiaría. Sin embargo, el peso de las circunstancias y el riesgo que él representaba para su familia eran factores que no podía ignorar. Al mismo tiempo, podía sentir la mirada de Vittorio sobre ella mientras se alejaba, como si hubiera un vínculo invisible entre ellos que nunca pudiera romperse por completo.Vittorio estaba a punto de seguir a Ellis cuando Eleonora se acercó a él, lanzándole una mirada preocupada. Ella tocó ligeramente el brazo de Vittorio y le dijo en un tono suave, casi suplicante: “Por favor, Vittorio, no vayas tras ella. Por nuestra imagen, por nuestra familia”.Vittorio miró a Eleonora durante un momento, luchando contra sus propios deseos. Finalmente, asintió, comprendiendo que sus acciones podr&ia
Vittorio Amorielle estaba en el escenario, frente a una audiencia atenta, pero sus ojos estaban fijos en Ellis, como si le estuviera hablando directamente. Su discurso comenzó con una voz firme y dominante, como la de un verdadero líder.“Procuradores distritales, recién juramentados, miembros de la comunidad legal, distinguidos, invitados, buenas noches a todos”, comenzó Vittorio, su voz resonando en el salón del Teatro David H. Koch. “Hoy celebramos no solo la toma de posesión de los procuradores distritales, sino también la importancia de la justicia en nuestra sociedad. Me gustaría compartir con ustedes una reflexión profunda sobre dos de los pilares más fundamentales de nuestra existencia humana: la justicia y el amor. Aunque puedan parecer conceptos divergentes a primera vista, comparten una conexión inextricable que trasciende nuestra comprensión. Permítanme com
Vittorio y Eleonora llegaron a su mansión después de la fiesta. Eleonora comentó: “La fiesta fue… interesante.”Vittorio, con un toque de sarcasmo, respondió: “Si por interesante te refieres al bufé, entonces sí, lo fue.”Eleonora notó el tono de desprecio de Vittorio, pero no se dejó afectar. Continuó, con una mirada perspicaz: “También encontré interesante la coincidencia de que la fiesta fuera precisamente la toma de posesión de John Smith, el esposo de Ellis.”Vittorio, con expresión cerrada, respondió: “No tengo que justificarme contigo, Eleonora.”Ella asintió con la cabeza, pero continuó con firmeza: “Recuerda el apellido que llevas, Vittorio. Será el legado de Jake, nuestro hijo.”Vittorio suspiró, como si estuviera exhausto de la situación. &l
Vittorio camino animadamente con Jake hasta el coche, y el niño estaba lleno de energía, cantando sus canciones favoritas. Vittorio lo acompañaba, compartiendo su entusiasmo mientras conducían. El trayecto estaba lleno de canciones y risas, creando un ambiente ligero y relajado.Al llegar frente a la escuela Dalton, Vittorio miró expectante a Jake y preguntó con entusiasmo: “Jake, ¿ves a tu amiguita Donna?”Jake se volteó rápidamente, sus ojos llenos de emoción, buscando a Donna. Señaló con entusiasmo hacia la pequeña niña que ya estaba cerca de su maestra, Madison. “¡Allí está, papá! ¡Mira, está allí!”Vittorio buscó a Ellis entre los padres que estaban dejando a sus hijos en la escuela, pero no pudo verla. Parecía que ella ya había dejado a Donna en la escuela y se hab&iacu
Ellis estaba en su oficina, en la empresa de arquitectura, revisando algunos dibujos y tomando notas en su tableta. Entonces, Abigail entró en su oficina, emocionada.“Ellis, ¿cómo estuvo la fiesta de la inauguración de John anoche?” Preguntó Abigail con entusiasmo.Ellis suspiró, recordando la noche anterior y todos los eventos. “Fue… interesante, por decir lo menos,” respondió, con un tono de desánimo en su voz.Abigail, siempre curiosa y perspicaz, notó la vacilación de Ellis y preguntó: “¿Interesante en qué sentido?”Ellis suspiró de nuevo, sabiendo que no podría ocultar mucho a su amiga. “Vittorio estuvo allí”, admitió, bajando la voz como si temiera que alguien pudiera escuchar.Abigail pareció sorprendida. “¿Vittorio? ¿Todavía se est&aac
Ellis y Ross continuaron conversando en The Riverfront Pub a medida que avanzaba la noche. La atmósfera relajada del bar y las risas de la multitud los hicieron sentir cómodos. Después de un tiempo, Ross decidió compartir algo más personal.Miró a Ellis con una sonrisa enigmática y dijo: “Sabes, Ellis, ya que estamos siendo sinceros, tengo algo que contarte. En realidad, estoy casado, pero tenemos una relación abierta”.Ellis levantó una ceja, sorprendida por la revelación. “Ah, entiendo. Las relaciones abiertas son un concepto interesante. ¿Cómo funciona para ustedes?”Ross encogió los hombros, manteniendo su mirada en los ojos de Ellis. “Bueno, cada relación es diferente, pero para nosotros significa que tenemos la libertad de explorar conexiones con otras personas, siempre que se base en el respeto y la comunicación abierta. P
Finalmente, Vittorio aparcó delante de un viejo edificio, un piso que había sido el hogar de ambos hacía mucho tiempo. Ellis miró el edificio con una mezcla de nostalgia e incertidumbre. Aquel lugar contenía muchos recuerdos, buenos y malos, de su época con Vittorio.Vittorio apagó el motor y miró a Ellis. “Ya hemos llegado. ¿Recuerdas este lugar?”Ellis asintió lentamente. “Sí, lo recuerdo. Era nuestra casa”.Se volvió hacia ella, con una expresión amable en su rostro severo. “Aquí estás a salvo, Ellis. No te pasará nada”.Ella sonrió ligeramente, apreciando sus reconfortantes palabras. “Lo sé, Vittorio. Gracias por traerme aquí”.Le abrió la puerta del coche y ambos salieron caminando hacia el edificio.Vittorio abrió la puerta del coche y se bajó, caminando hacia la puerta de entrada del edificio. Dejó la puerta abierta para que Ellis pasara y ella dudó un
Aquella noche, en su antiguo piso, mientras las sombras de Nueva York bailaban en el exterior, Ellis y Vittorio yacían en la cama que ya había sido testigo de tantos momentos de pasión e intensidad. El silencio que flotaba en la habitación estaba cargado de emociones no expresadas.Ellis se levantó de la cama con elegantes movimientos y empezó a ponerse la ropa, sus movimientos medidos y precisos, como si se estuviera blindando contra la fragilidad que la rodeaba en aquel momento. Vittorio la observaba con mirada atenta, su rostro era una máscara de contemplación.“¿Adónde vas?” Preguntó Vittorio, con voz grave y cargada de incertidumbre.Ellis siguió vistiéndose y respondió con firmeza: “Me voy a casa, donde me esperan mi marido y mi hija. Tú deberías hacer lo mismo, Vittorio”.&