Vittorio camino animadamente con Jake hasta el coche, y el niño estaba lleno de energía, cantando sus canciones favoritas. Vittorio lo acompañaba, compartiendo su entusiasmo mientras conducían. El trayecto estaba lleno de canciones y risas, creando un ambiente ligero y relajado.
Al llegar frente a la escuela Dalton, Vittorio miró expectante a Jake y preguntó con entusiasmo: “Jake, ¿ves a tu amiguita Donna?”
Jake se volteó rápidamente, sus ojos llenos de emoción, buscando a Donna. Señaló con entusiasmo hacia la pequeña niña que ya estaba cerca de su maestra, Madison. “¡Allí está, papá! ¡Mira, está allí!”
Vittorio buscó a Ellis entre los padres que estaban dejando a sus hijos en la escuela, pero no pudo verla. Parecía que ella ya había dejado a Donna en la escuela y se hab&iacu
Ellis estaba en su oficina, en la empresa de arquitectura, revisando algunos dibujos y tomando notas en su tableta. Entonces, Abigail entró en su oficina, emocionada.“Ellis, ¿cómo estuvo la fiesta de la inauguración de John anoche?” Preguntó Abigail con entusiasmo.Ellis suspiró, recordando la noche anterior y todos los eventos. “Fue… interesante, por decir lo menos,” respondió, con un tono de desánimo en su voz.Abigail, siempre curiosa y perspicaz, notó la vacilación de Ellis y preguntó: “¿Interesante en qué sentido?”Ellis suspiró de nuevo, sabiendo que no podría ocultar mucho a su amiga. “Vittorio estuvo allí”, admitió, bajando la voz como si temiera que alguien pudiera escuchar.Abigail pareció sorprendida. “¿Vittorio? ¿Todavía se est&aac
Ellis y Ross continuaron conversando en The Riverfront Pub a medida que avanzaba la noche. La atmósfera relajada del bar y las risas de la multitud los hicieron sentir cómodos. Después de un tiempo, Ross decidió compartir algo más personal.Miró a Ellis con una sonrisa enigmática y dijo: “Sabes, Ellis, ya que estamos siendo sinceros, tengo algo que contarte. En realidad, estoy casado, pero tenemos una relación abierta”.Ellis levantó una ceja, sorprendida por la revelación. “Ah, entiendo. Las relaciones abiertas son un concepto interesante. ¿Cómo funciona para ustedes?”Ross encogió los hombros, manteniendo su mirada en los ojos de Ellis. “Bueno, cada relación es diferente, pero para nosotros significa que tenemos la libertad de explorar conexiones con otras personas, siempre que se base en el respeto y la comunicación abierta. P
Finalmente, Vittorio aparcó delante de un viejo edificio, un piso que había sido el hogar de ambos hacía mucho tiempo. Ellis miró el edificio con una mezcla de nostalgia e incertidumbre. Aquel lugar contenía muchos recuerdos, buenos y malos, de su época con Vittorio.Vittorio apagó el motor y miró a Ellis. “Ya hemos llegado. ¿Recuerdas este lugar?”Ellis asintió lentamente. “Sí, lo recuerdo. Era nuestra casa”.Se volvió hacia ella, con una expresión amable en su rostro severo. “Aquí estás a salvo, Ellis. No te pasará nada”.Ella sonrió ligeramente, apreciando sus reconfortantes palabras. “Lo sé, Vittorio. Gracias por traerme aquí”.Le abrió la puerta del coche y ambos salieron caminando hacia el edificio.Vittorio abrió la puerta del coche y se bajó, caminando hacia la puerta de entrada del edificio. Dejó la puerta abierta para que Ellis pasara y ella dudó un
Aquella noche, en su antiguo piso, mientras las sombras de Nueva York bailaban en el exterior, Ellis y Vittorio yacían en la cama que ya había sido testigo de tantos momentos de pasión e intensidad. El silencio que flotaba en la habitación estaba cargado de emociones no expresadas.Ellis se levantó de la cama con elegantes movimientos y empezó a ponerse la ropa, sus movimientos medidos y precisos, como si se estuviera blindando contra la fragilidad que la rodeaba en aquel momento. Vittorio la observaba con mirada atenta, su rostro era una máscara de contemplación.“¿Adónde vas?” Preguntó Vittorio, con voz grave y cargada de incertidumbre.Ellis siguió vistiéndose y respondió con firmeza: “Me voy a casa, donde me esperan mi marido y mi hija. Tú deberías hacer lo mismo, Vittorio”.&
La mansión estaba tranquila y silenciosa cuando Vittorio Amorielle regresó por fin a casa aquella mañana. El cansancio y el peso de lo ocurrido pesaban sobre sus hombros. Eleonora, su mujer, estaba lista para llevar a Jake, su hijo, al colegio, esperándole en la entrada.Eleonora miró a Vittorio con una expresión mezcla de preocupación y curiosidad. “¿Dónde estabas?”, le preguntó, con los ojos, escrutándole en busca de respuestas.Vittorio respondió con voz cansada: “No quieres saberlo, Eleonora”.Eleonora suspiró, dándose cuenta de que algo iba mal, pero decidió no insistir en ese momento. Sabía que Vittorio necesitaba espacio para recomponerse. En lugar de eso, abrazó a Jake, sonriendo a su hijo, intentando mantener la normalidad en medio de una situación que parecí
Ellis se despertó esa mañana con una pesada sensación de resaca, no solo de la bebida, sino también de la confusión moral que la atormentaba desde la noche anterior. Se dio la vuelta en la cama, tratando de bloquear los recuerdos de la noche anterior que insistían en invadir su mente.Recordaba a Ross, su colega de trabajo, tratando de besarla en el Riverfront Pub, un concurrido bar donde el personal de la oficina solía reunirse para el happy hour. Recordaba su mirada insinuante, las palabras sugerentes que susurraba en su oído. Y luego, el pánico la invadió cuando él la besó a la fuerza, haciéndola sentir atrapada contra el coche.Pero luego, en un giro que nunca habría imaginado, Vittorio apareció como un tornado. Con un golpe certero, apartó a Ross, dejándolo aturdido. Fue una escena surrealista, una que nunca pensó que presenciaría en su vida.Vittorio ordenó a Ross que la soltara, llamándola “su esposa”. En ese momento, Ellis quedó sin palabras por la sorpresa y el miedo, pero es
Ellis se había entregado por completo al trabajo después de la tensa conversación con Ross. Concentrada en sus proyectos, ni siquiera notó cómo pasaba el tiempo hasta que su teléfono sonó, rompiendo el silencio de su oficina. Miró la pantalla y vio que era una llamada de John. Con un suspiro, contestó.“Hola, John”, dijo, su voz revelando un poco de cansancio.“Hola, Ellis”, la voz de John sonó suave y cálida al otro lado de la línea. “Solo quería informarte que ya recogí a Donna en la escuela y estamos yendo a casa. ¿Cómo va tu día?”Ellis sonrió ligeramente, a pesar del cansancio. “Muy bien, solo un poco más de trabajo y también estaré yendo a casa. Gracias por recoger a Donna.”“Siempre, Ellis. Ella está emocionada por verte. Asegúrate de no tardar mucho.”“Voy a intentarlo, John.”“Hasta luego.”Ellis colgó el teléfono y terminó su trabajo rápidamente. Necesitaba llegar a casa para ver a su hija y pasar tiempo con su familia. Metió sus cosas en su bolso, se levantó de su silla y s
Ellis se sentó en el coche, apoyando la frente en el volante por un momento, tratando de recuperar el aliento después del encuentro con Vittorio en el estacionamiento de la empresa. Su corazón latía rápido y su mente estaba llena de pensamientos tumultuosos. Ya no podía negar la atracción que sentía por él, incluso después de todos estos años.Sabía que ceder a este deseo solo traería problemas. Vittorio era un hombre peligroso, involucrado en negocios oscuros que podrían afectar la vida de todos a su alrededor. Además, tenía a su hija Donna y a su esposo John en consideración. Si permitía que la pasión por su exmarido se apoderara de su vida, podría perder todo lo que había construido.Con un suspiro profundo, Ellis encendió el coche y comenzó a conducir a casa. El tráfico estaba un poco pesado, pero aprovechó la oportunidad para calmar su mente y concentrarse en la carretera. Sin embargo, su mente seguía volviendo al momento en el asiento trasero del coche de Vittorio, la sensación