Capítulo 474
—¡Claro que no! ¡Ya tengo novio!

Salvador parpadeó, sorprendido. Eso le dio a Martina la oportunidad de arrebatarle por fin la bolsa con la bebida, sonreír con cierto triunfo y darse la vuelta para entrar.

—¡Oye, espera! —Salvador la detuvo, curioso—. ¿Quién es?

—¿Quién es qué? —Ella se quedó perpleja antes de comprender—. Ah, ¿preguntas por mi novio? Pues sí lo conoces: Vicente.

—Oh, él… —Salvador chasqueó la lengua con desagrado—. Tu gusto no es muy bueno, que digamos.

—¡Oye! —resopló Martina—. ¿Qué tiene de malo Vicente? ¡Y suéltame! ¿A dónde crees que vas?

Salvador, sin inmutarse, avanzó hacia el interior del departamento. Con una exclamación de protesta, Martina le tomó del brazo:

—¡Te digo que salgas! ¿No me oíste?

Salvador desvió la mirada hacia su mano. «Vaya, su cara es redondita, pero sus dedos resultan finos». Sintió un cosquilleo que le secó la garganta y tragó saliva:

—Marti… me estás tocando, ¿eh? Tienes que hacerte responsable por mí.

—¿¡Ah…!? —Martina soltó su brazo con
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