Capítulo 240
El truco surtió efecto. Alejandro se detuvo de golpe y la soltó, preocupado.

—¿Te duele mucho? ¿Es grave…?

No terminó de hablar porque, en cuanto aflojó su agarre, Luciana giró sobre sus talones y comenzó a alejarse apresuradamente.

—¡Luciana!

Alarmado, Alejandro dio unos pasos rápidos para alcanzarla. Antes de que pudiera escapar, extendió los brazos y la atrapó, sujetándola contra su pecho.

—¡Ah!

Luciana abrió los ojos con sorpresa, quedando inmóvil en su abrazo.

Antes de que pudiera reaccionar, ya fuera para forcejear o exigir una explicación, todo se oscureció.

La cálida y amplia palma de Alejandro cubría sus ojos.

Con voz baja y apremiante, él le susurró:

—No mires…

—¿Qué? —preguntó Luciana, desconcertada. Supuso que se trataba de otro de sus trucos y, con ambas manos, intentó apartar la de él—. ¡Déjame ver!

Pero Alejandro no se movió. No podía permitirlo.

Con la mandíbula apretada, miró a Fernando y Bruna más adelante.

Aunque no podía escuchar lo que decían, vio claramente cómo F
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