Aidan acurrucó a Rhia contra su pecho mientras la veía dormir con un sueño intranquilo. Solo habían pasado dos días desde el ataque a las instalaciones de Iguazú. Habían permanecido allí el tiempo imprescindible para organizarse, Briccia había venido en un avión a recoger a todos los que necesitaban ser enviados a Gales y luego Aidan había mandado poner diez cargas estratégicas en aquel infierno artificial. El complejo había volado por los aires, y finalmente había sido sepultado por la propia montaña.
Nadie quería que fuera recordado ni usado de nuevo. Allí quedaban los restos de Cedrick Gallagher, y quizás el alma atormentada de Erea Casthiel. Al resto de los guardias se le había procurado al menos un nombre para que sus familias supieran que habían muerto allí.
Después de eso habían caminado al norte todo un
—¿Habías estado antes en un duelo? —preguntó Rhia, dejando a un lado el cinturón de cuero que ya no podía ponerse.Llevaba pantalones negros ajustados y una playera de mangas a los codos, oscura también. Estaba lista para pelear aunque esperaba de corazón no tener que hacerlo.—No, nunca —respondió Aidan—. Mi padre colocaba a los Alfas de manera estratégica, atendía a su poder, sí, pero no los sometía a duelos, decía que eso era bárbaro.—Bárbaro es asesinar al lycan vencido si se rinde, pero una buena pelea por la supremacía no le hace daño a nadie —dijo Rhia encogiéndose de hombros—. Los Alfas deben ser los más fuertes de sus manadas, tienen que ganarse su respeto y su apoyo para poder liderarlos. Un Alfa cobarde, un Alfa débil, no ayuda a nadie, al contrario.Terminar
Rhiannon sonrió, suspirando ante aquel intento de Aidan de sorprenderla, pero lo había olido desde hacía rato, en especial porque no venía solo. Salió del pequeño arroyo y se quedó acostada al sol. Era un acto simple, pero ella lo disfrutaba inmensamente.—¿Todo salió bien? —preguntó sin abrir los ojos y escuchó cómo Aidan hacía un puchero porque le había arruinado la sorpresa.El Alfa llegó hasta ella y se tendió a su lado, besándola con suavidad.—Todo salió muy bien, el estado de las manadas no es muy bueno en este momento… pero es quizás sea bueno para nosotros. Sé que suena feo pero desde el punto de vista político así es —suspiró Aidan—. Theo las acostumbró a una dependencia de todo tipo y Maddox acaba de llamarlas cariñosamente «cachorros si
—¿Estás seguro de esto? —preguntó Maddox llegando junto a Aidan al punto de vigilancia y viendo la sonrisa maliciosa que se le extendía en el rostro. —¿Quieres quitarte los aros y masacrarlos a todos? —preguntó Aidan. —Claro que no. —Entonces esta es la mejor opción. Vamos. Maddox puso los ojos en blanco antes de seguirlo. Solo a Aidan podían ocurrírsele aquellas cosas. Cuatro días después de la carta del general Gallgher, ellos y uno de sus Alfas con un destacamento de doscientos lycans se habían dividido en cuatro grupos estratégicos para atacar el campamento central de los Alfas Adrien y Alec. —Recuerden, no dejen muertos en la medida de lo posible, pero tampoco permitan que los lastimen —ordenó el rey girándose hacia su destacamento—. Entramos y salimos de ese campamento, y luego corran con todo lo que tienen. El perímetro es de doscientas cincuenta millas, así que prepárense, porque será una larga cacería. —Nos veremos en este pun
Rhiannon se viró de costado, suspirando incómoda por la luz que no la dejaba dormir. Alcanzó el brazo de Aidan, que se sobresaltó un poco, y tiró de él para que se acostara a su lado.—¿Sigues pensando en la carta del general Gallagher? —preguntó con los ojos cerrados, mientras su lobo pasaba un brazo su cabeza y la estrechaba.—Sí, entendí lo que quiso decirme, logramos vencer a las últimas manadas… —la respiración del Alfa se hizo pesada—. Pero esto solo fue una distracción, estoy seguro. Nader usó a esta gente como cebo, o bien para escapar, o bien para atacarnos.—Pero amor… ¿cómo podría? Sin Alec y Adrien, ¿quién queda para respaldarlo?—Nadie, ese es el problema, así que este es probablemente el momento en que hará cualquier estupidez —dijo Aid
Aidan frunció el ceño en el mismo momento en que su celular sonó y vio el nombre de Hiro en la pantalla del celular.Apenas se lo puso en el oído ya se había levantado y echaba a correr hacia la puerta de salida, haciéndole un gesto a Maddox para que lo siguiera.—¡Estoy ahí en diez minutos! ¿Rhia…?—Me dejó a cargo de las gemelas en el cuarto de seguridad… espera… —se escuchaba la respiración nerviosa y entrecortada de Hiro—. ¡Briccia, viene Briccia con la Nana!—¡Maldición! —exclamó Maddox mientras se subía al asiento del conductor y sacaba el auto del estacionamiento como si estuviera en una pista de Fórmula 1.—¿Quién más está en el departamento? —quiso saber Aidan.—El general Gallagher… olía mucho a su sang
Tres meses después.Briccia cargó a Malía y la vio hacer una pequeña mueca.—¡Maaaaaadddd! —gritó hacia la casa y vio a su lobo saltar sobre la baranda de la terraza, atravesar el jardín corriendo y llegar a la orilla del pequeño lago en menos de veinte segundos.—¿Qué pasó? ¿Están bien? ¿Qué tiene Mala? —preguntó de carretilla.—No es Mala, es Malía —lo corrigió Briccia sacándole la lengua.—Es Mala, malísima, como su papi. ¿Verdad mi amor? —dijo Maddox tomando a la pequeña de los brazos de Briccia, mientras esta cargaba a Laila.Bhremi estaba prestándole sus ojos para que pudiera jugar con las bebés. La loba había tenido una larga conversación con Milo y luego se había disculpado
—¡¿Cómo se te ocurrió, Aidan Casthiel?! —gritó Rhiannon lanzando los caballitos de madera desde la ventana del segundo piso.Brennan abrió los ojos, espantado ante la escena mientras Akela y Aidan salían por la puerta de la terraza, muertos de risa, esquivando los juguetes y cosas que Rhiannon tiraba.—¿Rosa…? ¡¿Rosa?! ¿¡Cómo se te ocurre pintar de rosa los caballos!? —gritaba Rhia—. ¡Tus hijos son los futuros reyes! ¡Los machos alfas de la manada! ¿¡Cómo pintaste los caballos de rosa!?Brennan se aguantó la carcajada mientras le daba un manotazo a Aidan en el pecho.—¿Estás loco o de verdad quieres morir? —lo regañó—. No se molesta a una loba embarazada, menos si está a punto de tener a sus cachorros.—¡Es qu
La noticia había corrido como pólvora. El nacimiento de los herederos se había adelantado y la noticia se había esparcido como pólvora. Para cuando Brennan logró regresar del aeropuerto con Maddox y su familia, ya la comunidad había puesto manos a la obra y organizado la celebración.En cierta medida era un poco gracioso, Rhia gritaba en el segundo piso mientras la doctora la hacía caminar por la habitación, y en el primer piso todos levantaban las copas y bebían. También era curioso que se esperara cierta agresión de parte de la reina como lanzar cosas por la ventana, algunos incluso llevaban sus paraguas.Los Alfas más cercanos fueron los primeros en llegar, pero los otros no se perdieron demasiado, porque quizás por ser primeriza, Rhiannon tuvo un parto realmente largo. A veces andaba por la habitación, se peleaba con Briccia, con la Nana, con la doctora y