ARIELLE BRIGHT Y ENMANUELL GIORDANO.
DIA DE LA BODA. Rebeca y Luz estaban concentrada viendo la llegada de los invitados. —Son puro multimillonarios ya quiero ver al novio. —dijo Rebeca. —Te imaginas a la novia, debe ser un vestido de ensueño. —respondió Luz sin quitar la mirada de las cámaras. Todos entraban y la organizadora los guía a sus lugares. Enmanuell salió de la limusina, saludó a todos y fue guiado al altar por su madre. —Mira el novio, que guapo que está, parece un príncipe de cuentos. —dijo Luz. —Me parece conocido, no recuerdo donde, Pero ya lo vi antes. —expresó Rebeca apretando el botón de zoom a la pantalla. Lo miró detenidamente y recordó. —¡Claro! Ya recuerdo, es el mangazo que atropelló a May. ¿Recuerdas? —preguntó muy entusiasmada Rebeca. Luz miró fijamente la pantalla y confirmó. —Si, es él, voy a decirle a Maylin que su otro galán se casará. —¡Estás loca! ¿Cómo le dirás eso? Ves que aún anda sensible por lo que le hizo ese cobarde. Mejor sigamos mirando, déjala descansar, porque mañana tendremos un duro trabajo, limpiar toda esta iglesia. —sugirió Rebeca y siguieron mirando. Luego de unos minutos vieron llegar a la novia, con su vestido blanco y su rostro cubierto. —Se ve hermosa. ¿Pero por qué va sola al altar? Eso es raro. —Son cosas de gente millonarias y sus rarezas. Vieron el momento en que Arielle caminó al confesionario y se miraron. —¿Pero que hace ahí? —se dijo Rebeca viendo una actitud sospechosa de Arielle. —Vamos a ver qué le pasa. —dijo Luz saliendo de la habitación, seguida por Rebeca. Casi corrieron llegando al confesionario y la encontraron caminando de un lado a otro. —Tengo que salir de aquí. No puedo volver allá. —se dijo así mismo cuando las puertas se abrieron y volteó de un solo asustada. —¿Qué hace aquí señorita? Debería estar allá casándose. —Por favor, ayúdeme a salir de aquí, descubrí que mi novio es gay y no quiero casarme con un hombre así. —mintió para que la ayudarán. Rebeca y Luz se miraron sorprendidas. —Eso no puede ser. —expresó Rebeca impulsivamente . —Por favor madre, ayúdeme. —casi suplicó. Luz la tomó de la mano y la tranquilizó —Tranquila, la ayudaremos. —dijo Luz y la llevó a los dormitorios . —Por lo pronto la sacaremos de aquí, vamos, por qué ya mismo vienen por usted. —dijo Rebeca casi arrastrándola. Rebeca, Luz y Arielle caminaron y se adentraron a los pasillos. —No hagas ruido, que Sor Juana tiene un oído muy fino. —dijo Luz, llegaron a la habitación de los baños en completo silencio. —No puedo seguir con este vestido, llama mucho la atención. —dijo Arielle mirando unos hábitos. —Póntelo encima de ese vestido. —dijo Rebeca. —No, que se quite ese vestido, morirá de calor, viva se va, y muerta como nos deshacemos de ella. —Ya chicas, me lo quitaré. — Hablaban tan bajo que no podían ser escuchadas por nadie más, y el sonido de que alguien estaba en las duchas ayudaba. Arielle se quitó el vestido y el velo y lo dejó en el lugar donde estaba el hábito, vestida de hermana de la caridad, salieron de prisa, por temor a ser descubiertas por alguien, olvidando de llevar el vestido. —Esperen un momento, necesito enviar algo. —dijo Arielle, tomó el teléfono y envió las imágenes y toda la información a Enmanuell. —Listo. —dijo cuando vieron a Sor Juana venir por ellas. —Hermanas, vengan que hoy tocó la vigilia, y usted hermana May, irá al cuarto de oraciones hasta mañana por la mañana, esa será su penitencia de la semana. Rebeca y Luz se miraron mientras Arielle estaba con la cabeza gacha sin decir una sola palabra. —¿Por qué encerrada hasta mañana? ¿Por qué la penitencia? —preguntó la hermana Luz —Por qué ella aún no se desprende de las cosas del mundo. ¿Acaso no perciben el aroma que tiene? Rebeca y Luz se volvieron a mirar, y percibieron el olor del perfume que tenía Arielle. —Rebeca y Luz siguieron por otro pasillo, mientras Arielle era llevada por sor Juana a la habitación de oración. Arielle entró ahí y Sor Juana la encerró. Arielle daba vueltas como león enjaulado. Golpeó la puerta y gritó sin ser escuchada. Mientras Rebeca y Luz regresaron sigilosamente tras de Sor Juana y esperaron a que ella se fuera, se acercaron a la puerta y escucharon a Arielle. —No grites ni golpees, después tu castigo será peor.b—aconsejó Rebeca. —No puedo quedarme aquí. —dijo desesperada. —No podemos sacarte de aquí, no tenemos la llave. Trata de descansar que nosotras vamos por el vestido que nos olvidamos de traerlo. —¡No se vayan! ¡No me dejen aquí! —pidió desesperada. —Tranquila, mañana saldrás de aquí, duerme, descansa que mañana nos toca limpiar la iglesia ahi podrías irte de aquí. Arielle aceptó y se tranquilizó, Rebeca y Luz fueron por el vestido y ya no estaba en su lugar. —¿Dónde está? ¿Quién lo cogió? se lo llevaron, pero quien Se preguntaron al unisono y se miraron incrédula de que alguien las había descubierto. Mientras Rebeca y Luz estaban corriendo con Arielle. En la iglesia estaba Enmanuell impaciente por la tardanza de su novia. Miraba a cada instante el reloj y al lugar lo donde se fue Arielle. Su teléfono vibraba repetidas veces que se vio obligado a mirar lo. "Ahí te quedas con tu show, toca hacerte un monólogo, por qué yo no me voy a prestar para tus mentiras. Tú debiste ser sincero conmigo, decirme la verdad.. y vaya sorpresa, el señor es un mujeriego empedernido." Enmanuell miró a todos, a Jordan y Julianne, guardó su teléfono y fue tras de Arielle, buscó y buscó sin tener resultados. Marcó el número de su jefe de guardaespaldas y llegaron. —Mi novia a sido secuestrada, busquen la y traigan la a mi. —ordenó. Jordan y Julianne se acercaron intrigados y preguntó. —¿Qué pasó Enmanuell, donde está mi hija? —No lo sé Jordan, tu hija escapó, y no me dejará en ridículo. —Si mi hija escapó es por qué algo de ti no le gustó, así que será mejor que dejes en paz a mi hija. —vociferó Jordan muy enojado. —¡Señores, la boda se cancela¡ —informó Jordan a todo pulmón, salió de la iglesia seguido por todo los que eran sus invitados. —Esa niña nunca me gustó Enmanuell, deja esa loca y búscate otra para que sea tu esposa. —No padre, la quiero a ella. —respondió, y Doménico se acercó a ellos. —Hermano, ya vamos, salgamos de aquí. —Mira, mira las cámaras de este lugar, Arielle no a salido de aquí. —dijo mostrando le el teléfono a Doménico. —Bueno, si quieres seguir siendo el juguete de esa chiquilla malcriada allá tu. —dijo Espósito Giordano muy enojado y saliendo de ahí con su esposa. Una hora pasó y ya no quedaba nadie en la iglesia, solo Enmanuell, Doménico y los tres guardaespaldas que volverían con Arielle. Doménico miró el reloj, el tiempo que había pasado, y aún así acompañó a Enmanuell hasta que vio a los tres guardaespaldas caminar con la novia casi arrastrándola. —Señor, aquí está su novia fugitiva. —Padre, indique le a esta mujer donde tiene que firmar. —Hijo, eso no está bien. —Hermano, piensa bien las cosas, no cometas una locura. —Por favor.....yo no. —habló entre sollozos —Cállate mujer, pagarás por la vergüenza que me causaste. —la interrumpió bruscamente. —¡Haga lo que le pido padre! —ordenó muy enojado. El sacerdote indicó en el registro donde firmaría la novia y dónde firmaría él. —Aquí hija, y tranquila el enojo pasa. No te preocupes. —trataba de consolar el sacerdote a la sollozante novia mientras ella con sus manos temblorosa firmaba sellando su destino. —Firma aquí hijo. —indicó el sacerdote a Enmanuell y firmó sin mirar a la novia. —Listo, los declaro marido y mujer. —dijo el sacerdote, mientras Enmanuell caminaba a paso largo arrastrando a Arielle Maylin Brigth Kartson. Creyendo que era su Arielle. —Espera Enmanuell, ¿Adónde vas? —Voy a la hacienda, y no le digas a nadie. ¿Entendiste? A nadie. —ordenó y Doménico no pronunció palabras, solo lo miró como arrastró a su esposa. Mientas Arielle Maylin Brigth era arrastrada por un esposo que ella no conoce, ni mucho menos escogió. Arielle Annastasie L'blank Ferrari, era encerrada en la habitación de oraciones por un castigo que no le pertenecía. Porque Sor Juana creyó que era la hermana Maylin. Desde pequeñas sus caminos se cruzaron, se miraron con desprecio sintiendo celos por el amor de Sergio, un padre que escogió el nombre para una y en la transición de sus alma con su esposa escogió el nombre para la otra , y se sentenciaron que,...la una le quitaría el juguete a la otra. Ahora una ocupa el lugar de la otra, sin saber lo que pasará en sus vidas. —En verdad estoy pagando una penitencia, jugar con el matrimonio, con algo sagrado. ¡Dios, perdóname! No lo vuelvo hacer. —se arrepentia mientras caía en los brazos de Morfeo. Al día siguiente, Rebeca y Luz se escaparon y fueron al cuarto de las cámaras retrocedieron todo asta dónde se escapó Arielle, vieron todo, lo que sucedió y hasta cuándo los guardaespaldas llevaron a una novia casi arrastrando. Se miraron sorprendidas y continuaron mirando. Vieron cuando Enmanuell se la llevó casi arrastrando. —¿A quien se llevó ese hombre? —preguntó Luz asustada. —No tengo idea, Luz. Pero ese vestido estaba dentro del convento. Se miraron y recordaron a Arielle. —¿Has visto a May? —preguntó Rebeca. Luz abrió la boca en una O mayúscula mientras los ojos se querían salir de sus órbita. —Dime que no es lo que estoy pensando, por favor Rebeca. —No me lo creo, vamos a buscarla. Rebeca y Luz salieron corriendo por los pasillos, entraron al cuarto de baño y vieron el rosario de Arielle caído bajo la cama. —Era ella. Era Maylin la novia arrastrada. Arielle Bright fue llevada arrastras creyéndola ser ARIELLE L'BLANK.Mientras Arielle Brigth, era llevada en contra de su voluntad.Arielle L'blank estaba sumergida en el más profundo de los sueños.Las puertas de la habitación de oración se abrieron y Sor Juana la encontró completa mente dormida. —Hermana Maylin. Usted se la pasó durmiendo y no cumpliendo con la penitencia. —casi gritó, y Arielle dió un salto sobre la cama.Se puso de pie y agachó la cabeza.—Hoy se quedará aqui encerrada y cumplirá su penitencia doble, usted no suelta el mundo, lo lleva dentro de usted. No sé que hace aquí si esta no es su vocación. Ya no saldrá del convento con las hermanas a realizar caridad.Arielle sin pronunciar palabras solo asentía, aceptando lo que Sor Juana dictaminara con ella.Sor Juana salió de la habitación no sin antes decir.—Hoy tendrá ayuno. —dijo y cerró la puerta.Arielle cayó sentada sobre la cama, suspiró profundo y pasó sus manos por su rostro.—¿Y ahora como voy a salir de aquí? Por dios, salí de un lío para meterme en otro más grande. —decía
Gabrielle Alighieri, después del escandaloso plantón en la iglesia, regresó a su mansión, donde compartiría su vida con Arielle. Subió a su oficina y sirvió un vaso de whisky y lo bebió, sirvió uno y otro y otro, bebió hasta perder la razón.Una semana pasó encerrado sin recibir a nadie ni responder llamadas ni mensajes. Los toques de la puerta llamaron su atención. Y entraron —¡No quiero ver a nadie! —habló sin mirar a quien pasó por ella.—Gabrielle. ¿Es así como piensas que Arielle te perdonará. Hundiendo te en el alcohol ? Sal de aquí y búscala, explícale que te tendieron una trampa. —Le aconsejó Sharif, su mejor amigo.—No quiero ver a nadie Sharif, déjame solo.—Ve a buscarla, explícale, dile que no la traicionaste.Y así lo hizo.—Ahí te envío toda la información de mi prometida, quiero que la encuentres lo más pronto posible. —ordenó Gabriell, cuando fue interrumpido por Sergio.Gabriell lo miró y se apresuró a recibirlo.—Sergio, por favor toma asiento, necesito aclarar m
ARIELLE L'BLANK Y GABRIELL.Arielle fue subida al jet privado de Gabriell y llevada a Florencia.Dos horas después estaban aterrizando en Arezzo—¿Dónde me llevan? Esto es un secuestro, mi padre los refundirá en la cárcel.—Señorita, su novio envió por usted, será el quien le explique. La subieron al auto y salieron rumbo a la mansión Alighieri. Una hora después estaban llegando.Bajaron del auto y la llevaron casi arrastras, mientras ella forcejeaba por no querer seguir.—¡Suéltame! Yo puedo seguir sola. —dijo tratando de zafarse. El guardaespaldas la subió nuevamente al hombro y la cargó.—¡Bájame idiota, Suéltame! —gritó patalendo cuando se quedó en un silencio sepulcral al escuchar la voz varonil de Gabriell.—¡Bajarla! Arielle cayó al suelo en el momento en que fue bajada del hombro del guardaespaldas, Gabriell se inclinó para ayudarla y en el momento de ponerse de pie el velo se le hizo a un lado dejando al descubierto su fino y hermoso rostro.—¿Quién eres tú? —preguntó un so
La mañana llegó y Gabriell despertó primero que Arielle y salió silenciosamente después de dejar la silla en su lugar. Caminó hacia la puerta y salió sin ser visto por ella, según él.Arielle entre abrió los ojos y miró su espalda al cerrar la puerta.-Con que te quedaste a cuidarme. ¡Ja! No creas que te devolveré el favor, como no sabes que te ví, no te debo nada, grandísimo imbécil. -pronunció ella apretando los dientes.Media hora después pasaron revisión médica. -¿Muy bien señora Alighieri, se está recuperando muy pronto, así no estará el mes completo aqui en el hospital. -informó el Galeno en turno.-El amor de su esposo la rehabilita pronto. -dijo una de las enfermeras.-Doctor, dígame cuando podré viajar, necesito irme de aquí.-Puede pero es muy peligroso que el mínimo movimiento, o una mala maniobra al querer caminar termine de dañar por completo el hueso fracturado.-¿Riesgos?-Si, y entonces puede ser peligroso una gangrena, que nos lleve a amputar la pierna.-Doctor, tant
Los días pasaron convirtiéndose en semanas, y estas en meses. Dos meses habían transcurrido, la pierna de Arielle ya estaba mucho mejor.—Muy bien señora Alighieri, vamos a retirar el yeso y le pondremos una férula, esto será el proceso final, por un mes la usará.—Eso significa que me queda un mes para disfrutar de este bello paraíso.—Eres bienvenida a quedarte si lo deseas. —dijo Gabriell mirándola fijamente.—Tiene que hacer terapia de movimiento en el agua. —ordrnó el Galeno —De eso me encargo yo doctor. Y es que en ese tiempo que habían compartido juntos, su relación amistosa se hizo mas fuerte.—Tenemos una vida, tu con tus proyectos y yo con mi viaje pendienteGabriell no dijo nada, solo la miró fijamente mientras ella actuaba con indiferencia.El Galeno colocó la férula y Gabriell intentó cogerla en brazos.—Ya no hace falta, ya puedo caminar. —se negó Arielle. Gabriell sonrió sin hacerle caso.—Ya me acostumbré a cargarte.Subieron a la camioneta y fueron de regreso a la
Gabriell la tomó por la cintura y atrapó sus labios, la levantó en brazos y entre besos llegaron a la cama.La puso sobre las sábanas blancas, la miró, quitó la férula y empezó a besar la punta de sus dedos. Subió a sus piernas abrió cada botón de su vestido dejando sus pechos al descubierto, Recorrió su cuerpo con la mirada, quitó las pantys y la dejó completamente desnuda, pasó su dedo índice por su vientre haciendo un círculo sobre su piel ardiente.Arielle mordía su labio inferior mientras empuñaba las sábanas.Gabriell abrió sus piernas, y pasó su dedo medio por su húmeda abertura, la miró fijamente y se llevó el dedo a su boca saboreando ese néctar que deseaba beber .Empezó nuevamente a besar sus piernas, dejando un camino de besos húmedos y mordidas suaves en ellas.Llegó a su entrepierna, abrió sus pliegues y deslizó su lengua.—¡Aaaash! Gabriell. —dijo entre gemidos fuertes, mientras agarraba sus cabellos. Gabriell succionó su punto sensible dando descargas electrizante en
ARIELLE BRIGTH Y ENMANUELL GIORDANO.Mientras ella disfrutaba del paisaje, Enmanuell salió de la oficina luego de discutir la confusión con su jefe de seguridad, fue a ver a Arielle y la vio ir a las caballerizas, la siguió sigilosamente, y en completo silencio.—Es muy hermosa, parece un ángel con ese vestido blanco y sus cabellos rubios. —pensó mirándola como el viento jugaba con sus cabellos, y su amplio vestido, la vio que comió muchas uva, de todas las que habían plantadas.No por deleite, si no por la ansiedad que sentía.Enmanuell no la perdió de vista ni un solo momento. Vio el momento en que regresó al jardín y fue al mini bar que había, sacó una botella de vino y bebió, jamás lo había hecho, Pero en sus pensamientos estaban las escenas de como había terminado casada con un completo desconocido.—Brindo por lo desdichada que soy, brindo por ti Gabriell Alighieri, el mas traidor de todos. —habló arrastrando las palabras y bebiendo directamente de la botella.Terminó una y fue
Arielle llegó a las caballerizas, fue hasta donde estaba Enmanuell y lo enfrentó. —¿Me quieres explicar, por qué carajos quitaste la línea telefónica. ¿Acaso te volviste loco? ¿Sabías que el secuestro se paga con la cárcel? Me sacaste a fuerzas del convento. —casi gritaba furiosa mientras Enmanuell la miraba como si nada. —¡Responde! —¿Acaso no te das cuenta de que estamos trabajando? Si ya terminaste de parlotear sal de aquí por favor. Habló indiferente Enmanuell. Arielle lo fulminó con la mirada y salió de ahí. Mientras caminaba a la salida, fua a la puerta del corral las abrió y empezó a sacar las vacas —Salgan, salgan todas de aquí, seguro las tienen secuestrada a ustedes también. Cuando Enmanuell se percató, casi la mitad estaban fuera de los corrales y muy alejadas, no pudo hacer que las vacas volvieran al corral. Arielle reía a carcajadas viendo cómo Enmanuell intentaba hacer volver las vacas sin tener resultados. La miró furioso caminó y se paró frente a ella y la tomó