Los días pasaron convirtiéndose en semanas, y estas en meses. Dos meses habían transcurrido, la pierna de Arielle ya estaba mucho mejor.—Muy bien señora Alighieri, vamos a retirar el yeso y le pondremos una férula, esto será el proceso final, por un mes la usará.—Eso significa que me queda un mes para disfrutar de este bello paraíso.—Eres bienvenida a quedarte si lo deseas. —dijo Gabriell mirándola fijamente.—Tiene que hacer terapia de movimiento en el agua. —ordrnó el Galeno —De eso me encargo yo doctor. Y es que en ese tiempo que habían compartido juntos, su relación amistosa se hizo mas fuerte.—Tenemos una vida, tu con tus proyectos y yo con mi viaje pendienteGabriell no dijo nada, solo la miró fijamente mientras ella actuaba con indiferencia.El Galeno colocó la férula y Gabriell intentó cogerla en brazos.—Ya no hace falta, ya puedo caminar. —se negó Arielle. Gabriell sonrió sin hacerle caso.—Ya me acostumbré a cargarte.Subieron a la camioneta y fueron de regreso a la
Gabriell la tomó por la cintura y atrapó sus labios, la levantó en brazos y entre besos llegaron a la cama.La puso sobre las sábanas blancas, la miró, quitó la férula y empezó a besar la punta de sus dedos. Subió a sus piernas abrió cada botón de su vestido dejando sus pechos al descubierto, Recorrió su cuerpo con la mirada, quitó las pantys y la dejó completamente desnuda, pasó su dedo índice por su vientre haciendo un círculo sobre su piel ardiente.Arielle mordía su labio inferior mientras empuñaba las sábanas.Gabriell abrió sus piernas, y pasó su dedo medio por su húmeda abertura, la miró fijamente y se llevó el dedo a su boca saboreando ese néctar que deseaba beber .Empezó nuevamente a besar sus piernas, dejando un camino de besos húmedos y mordidas suaves en ellas.Llegó a su entrepierna, abrió sus pliegues y deslizó su lengua.—¡Aaaash! Gabriell. —dijo entre gemidos fuertes, mientras agarraba sus cabellos. Gabriell succionó su punto sensible dando descargas electrizante en
ARIELLE BRIGTH Y ENMANUELL GIORDANO.Mientras ella disfrutaba del paisaje, Enmanuell salió de la oficina luego de discutir la confusión con su jefe de seguridad, fue a ver a Arielle y la vio ir a las caballerizas, la siguió sigilosamente, y en completo silencio.—Es muy hermosa, parece un ángel con ese vestido blanco y sus cabellos rubios. —pensó mirándola como el viento jugaba con sus cabellos, y su amplio vestido, la vio que comió muchas uva, de todas las que habían plantadas.No por deleite, si no por la ansiedad que sentía.Enmanuell no la perdió de vista ni un solo momento. Vio el momento en que regresó al jardín y fue al mini bar que había, sacó una botella de vino y bebió, jamás lo había hecho, Pero en sus pensamientos estaban las escenas de como había terminado casada con un completo desconocido.—Brindo por lo desdichada que soy, brindo por ti Gabriell Alighieri, el mas traidor de todos. —habló arrastrando las palabras y bebiendo directamente de la botella.Terminó una y fue
Arielle llegó a las caballerizas, fue hasta donde estaba Enmanuell y lo enfrentó. —¿Me quieres explicar, por qué carajos quitaste la línea telefónica. ¿Acaso te volviste loco? ¿Sabías que el secuestro se paga con la cárcel? Me sacaste a fuerzas del convento. —casi gritaba furiosa mientras Enmanuell la miraba como si nada. —¡Responde! —¿Acaso no te das cuenta de que estamos trabajando? Si ya terminaste de parlotear sal de aquí por favor. Habló indiferente Enmanuell. Arielle lo fulminó con la mirada y salió de ahí. Mientras caminaba a la salida, fua a la puerta del corral las abrió y empezó a sacar las vacas —Salgan, salgan todas de aquí, seguro las tienen secuestrada a ustedes también. Cuando Enmanuell se percató, casi la mitad estaban fuera de los corrales y muy alejadas, no pudo hacer que las vacas volvieran al corral. Arielle reía a carcajadas viendo cómo Enmanuell intentaba hacer volver las vacas sin tener resultados. La miró furioso caminó y se paró frente a ella y la tomó
La cena pasó entre conversas y risas, entre Enmanuell y Doménico, Arielle comió en completo silencio, sentía que no tenía nada más que aportar a la conversación entre ellos dos.Cogió la servilleta, limpió sus labios y se disculpó.—Me disculpan, Pero me retiro, estoy muy cansada y veo que ustedes tienen mucho de que hablar. Tengan una buena noche. —se despidió y salió del comedor. Enmanuell no le prestó atención y siguió comiendo. Doménico se puso de pie haciendo la benia y miró a Enmanuell indiferente a ella.—¿Tampoco será ella? —preguntó Doménico.Enmanuell lo miró interrogante haciendo un gesto de "No se de que me hablas."Doménico hizo gesto de negación y le reprochó su comportamiento.—¿Seguirás en plan de. No me quiero enamorar? Mírala... es muy hermosa, al igual que la otra Arielle, Pero esta se ve más delicada, más.... más, no se. Mírala Enmanuell.Enmanuell lo miró fijamente y respondió sarcástico.—¿Quieres que juegue a ser el esposo amoroso? No, no lo haré, mi padre quer
Enmanuell vio salir a Arielle sin pronunciar palabras, dió un fuerte golpe en el escritorio y caminó de un lado a otro, pasándose las manos por su rostro.—Grandísimo imbécil que soy. ¿Cómo fui a decirle eso?Salió de la oficina y a lo lejos vio que se alejaban Arielle y Doménico.Sintió un estrujón en su corazón ver cómo reían. Fue a las caballerizas y luego a los corrales, todos lo vieron de muy mal humor, y nadie dijo ni pronunció palabras.—Tomás, prepárame un caballo. —ordenó y Tomás lo hizo casi de inmediato.—Corre como perrito faldero, también limpia su frente para que no se noten sus cuernos. —dijo con sarcasmo Vittorio y Enmanuell escuchando lo que dice, se acerca lo agarra por el cuello y lo enfrenta.—¡Vuelve a repetir lo que dijiste, imbécil! —habló apretando los dientes mientras los otros vaqueros miraban. Vittorio reía sarcástico sin responder.—Estás despedido, no quiero volver a verte por mis tierras.Enmanuell dió un solo golpe y lo tiró al suelo, Vittorio se puso de
El atardecer llegó, Arielle y Enmanuell regresaron a la hacienda hablando y riendo. Desmontaron sus caballos y caminaron hasta llegar a sus habitaciones.Enmanuell fue al baño, quitó su ropa y se miró al espejo.—No creo que tú estés cayendo en sus redes de encanto Enmanuell. —le dijo a la imagen frente al espejo sonriendo.Se duchó, se vistió y bajó al comedor.—Buenas noches Enmanuell, veo que todo terminó bien, te vi llegar muy feliz. —Dijo Doménico.—Todos merecemos otra oportunidad en la vida. ¿No crees?—Siempre te lo dije hermano. Ahora a disfrutar del amor, no todas son iguales recuerda eso.—Eso creo, pero vamos a paso de caracol lisiado, sin prisa. —Bueno... creo que ya es hora de que me vaya, tengo mucho que hacer en Roma. ¿Cuándo volverás tu?—No lo sé, aquí hay mucho que hacer que no puedo delegarlo a terceros. Desde aquí puedo llevar el control de las empresas hasta que me ponga de acuerdo con mi padre —Claro que puedes, yo te estaré informando de todo, sabes que cuent
ARIELLE LBLANK.Las semanas pasaron convirtiéndose en meses, dos meses habían transcurrido, Gabrielle había quitado todo lo que le recordaba a su novia ya casi olvidada. Arielle y Gabrielle vivían su aventura amorosa a plenitud, cada noche se entregaban a sus deseos de tenerse y sentirse, compartían su día a día y trabajaban juntos para mantener la hacienda.Gabrielle seguía en la reconstrucción de la cabaña en tiempos libres junto a Franco y volvía a la hacienda.Esa mañana Arielle había decidido ir de compras al pueblo.-Cariño, voy al pueblo para arreglar lo de mis tarjetas de crédito, necesito algunas cosas. -ella le informó a Gabrielle, él se acercó la tomó por la cintura y ella se abrazó a su cuello.-Cariño mío, eres mi mujer, y por lo lógico sería que uses mis tarjetas.-No puedo hacer eso. -respondió entre risas mientras el besaba y mordía su cuello.-¿Por qué no? Si lo quiero compartir todo, hasta mi vida entera contigo.Arielle lo miró, acunó su rostro entre sus manos y vio