—Doctora, cirujana para ser más precisa, trabajo en el hospital general de la ciudad. — Si las miradas mataran, Edmond seria hombre muerto. La falta de descanso, el estrés y el libertino comportamiento de aquella mujer estaban terminando con sus nervios.—Los dos lucen tan jóvenes, no puedo comprender como ambos estuvieron casados durante tantos años— Aludió sorprendida. Un rictus de tensión apareció en los labios de Edmond.—En realidad nunca nos casamos ¿cierto, Edmond?, teníamos solo diecinueve años era un sueño tonto. — No se inmutaría en ocultar la molestia, más allá de los celos, Violette creía que el hombre no poseía ni un ápice de decencia, ni siquiera habían transcurrido dos meses cuando el pelinegro ya se estaba lanzando a encontrar consuelo en los brazos de otra mujer o al menos eso imaginaba ella.—Ya veo, en ese caso ustedes dos solo son amigos, imagino. — Los ojos azules de Koyuki brillaron como dos estrellas en el cielo, ahora que los términos de su relación con Edmond
—Katherine, ¿conoces a la mujer que saludo a tu padre?— Preguntó, procurando no delatar ni un ápice de los celos que la invadían en ese momento. Expectante deseaba escuchar algo negativo sobre la perfecta dama, debía encontrar como sentirse superior a ella, no le tranquilizaba el hecho de saberse poseedora de Edmond puesto que el hombre nunca le perteneció y ahora parecía bastante complacido con ella.—Creo que todos la conocemos, mamá, una vez escuche que fue modelo, su nombre artístico era Yukie, Yukie Fujikaze.— Completó Katherine con seguridad, dedicando otro escrutinio a su madre, esperando por una respuesta, sin embargo Violette simplemente guardo silencio.Ahora comprendía por qué motivo el rostro de Koyuki le parecía tan familiar; durante su bondadosa juventud la mujer había probado suerte en el modelaje, su rostro apareció en unas cuentas revistas y de vez en cuando aparecía en los programas matutinos que le gustaba mirar a su madre, Koyuki siempre fue una dama digna de atenc
—Me ofrecieron un trabajo en Nagasaki como su directora de hospital general de la región— Los ojos de Sasha brillaron con orgullo, no podía esperar menos de su hija. Su madre se mantuvo en silencio para permitirle proseguir, sabía que eso apenas comenzaba — sin embargo, voy a rechazarlo. — Dijo con seguridad, aclarándose las ideas, solo le restaba conseguir el valor necesario para enfrentarse al doctor Beltran.¿Puedo profundizar en los motivos?—No quiero obligar a Katherine a seguirme, ni siquiera a que desista de su relación con Edmond, sus amigos o todos aquellos que la rodean. Llevarla lejos significa situar un obstáculo más entre todos nosotros, la distancia es un gran impedimento. — Explicó.—En cierta parte tienes razón, y supongo que tampoco deseas renunciar a ella ¿cierto?— Violette asintió en silencio — Tu padre y yo tuvimos muchas discusiones gracias a esto. Cuando solo contabas con un año Antoine tuvo una propuesta similar, le otorgarían el puesto de director en la empres
—Es extraño, me parece que es tonto y hasta cierto punto bastante molesto, es bastante escandaloso y obstinado, ni siquiera sé que es lo que me agrada de él. No siento lo mismo cuando convivo con Arthur, Leonard o Mitsuki, ellos no logran ponerme nerviosa como él lo hace. — Escucharla hablar tan frustrada sobre su interés amoroso le recordaba a Edmond, ambos compartían ese rasgo de que cuando se enfrentaban con algo desconocido su primera reacción era molestarse. — ¿Por qué tiene que ser Carlo y no otra persona?— Cuestionó, contemplando a su madre en busca de algún consejo.—Ah, con que se trata de él — No imaginaba la cara que pondría Caroline cuando se lo contara o el rostro y la reacción de Edmond cuando esa noticia llegara a sus oídos — es un buen chico — Añadió, insegura de cómo proceder— pero es demasiado rápido para que ambos comiencen una relación y sabes que no tienes permitido hacerlo hasta tu mayoría de edad, así que por el momento, convive tranquilamente con él, si con el
Dentro de la habitualidad de la comisaria era extraño contemplar una chica tan delicada y joven postrada en una de las butacas dispuestas a las afueras de las celdas de detención. Su bella mirada permanecía clavada en suelo, jugueteaba con el dobladillo del diminuto vestido que portaba, mordía su labio inferior con insistencia y ocultaba su lindo rostro detrás de la larga melena de mechones rosados, era fácil deducir que estar rodeada de policías no le parecía nada agradable, mucho menos cuando su novio permanecía retenido gracias a una pelea armada en un bar.El comisario al mando no demoró en anunciar la presencia de la mujer en la jefatura, para otorgarle la libertad debía llamar a sus tutores, y a pesar de la reticencia y lágrimas que resbalaban por sus mejillas, el duro hombre contacto a Antoine Dubois explicándole los motivos por los cuales su única hija se encontraba de visita.—Toma linda, un poco de té te ayudara a calmar los nervios. — Dijo una joven oficial. En silencio Vio
—Baja la voz, Lena. — Suplicó. Lo último que tenía en mente era liarse con el guapo doctor, sobre todo si él se convertía en su superior.—Vale, vale, no hay necesidad de que te pongas así. — Respondió ella. — Ahora que lo recuerdo, ¿no es el juicio de Edmond hoy?Violette palideció. Había olvidado por completo el problema legal entre Edmond y Danzou. No solo porque el pelinegro ya no lo mencionaba, sino que su vida era un desastre, estaba tan absorta en diversos asuntos que tal tema pasó a más allá de un segundo plano, apenas y tenía cabeza para asistir al trabajo.—Sí, dentro de algunas horas. — Confirmó. Echó una mirada discreta al reloj de pulsera. Sintió alivio al darse cuenta que disponía de tiempo suficiente para arribar al juzgado a la hora perfecta.Ambas abandonaron la sala de juntas con rumbo a la salida del ala este del hospital. Mientras se desplazaban por los largos pasillos, Violette escuchaba atenta los últimos acontecimientos en la vida marital de su mejor amiga, la c
—Quizá es momento de conseguir la ayuda de una becaria. — Sugirió la mujer. Greta asintió en silencio.—No te convoque para hablar particularmente de trabajo. Recordé que hoy acudirás con el Doctor C a esa elegante cena, solo esperaba animarte un poco.Greta conocía a la perfección a Violette; aun recordaba cuando esa temerosa jovencita fue puesta a su cargo durante todo el trayecto de su residencia médica, nunca olvidaría la expresión de miedo trazada en cada acción de la chica. Pese a esto, Greta sentía cierta responsabilidad al ver a Violette sobreexponerse a largas jornadas labores, tenía la certeza que ella lo hacía con el fin de escapar de su propia realidad.—Me satisface ver hasta dónde has llegado, Violette. Pronto dirigirás un gran hospital por tu propia cuenta. Como tu maestra, estoy sumamente orgullosa de ti. — Greta sonrió. Consideraba a esa problemática mujer la hija que la vida le negó.—No todo fue gracias a mí, de no haber sido por usted yo…—La modestia no va contigo
Tan rápido como la voz masculina paladeo el nombre del hombre, el mágico momento termino hecho trizas. Presas de un violento sonrojo, ambos optaron por apartarse y simular que nada pasaba entre ellos dos. Edmond, ajustó la corbata, carraspeo para aclararse la garganta y viro sobre sus tobillos para encontrarse con un antiguo compañero de pasantía.—Carlo. — Saludó ásperamente, estrechando su mano en un gélido acto de cortesía.—Es un placer verte de nuevo, ha pasado tanto tiempo desde las prácticas en la constructora.—Más de ocho años— Coincidió. Divisó a su bella acompañante de reojo, leyendo la incomodidad en cada rincón de su linda faz.— Te presentó a Dubois Violette.— Introdujo seriamente, situando una mano detrás de la cintura de la mujer, obligándola a avanzar dos pasos hacia el frente para integrarla en la conversación.— Violette, te presento a Carlo, un antiguo compañero de pasantías.—Un placer conocerla. — Replicó el hombre de cabello castaño mientras realizaba una cordial