Mantendría la lealtad a los deseos de Xem hasta el final, por dos razones: la primera era que su modo de pensar, juicio o filosofía era sensata, y la segunda razón era que si no accedía no tenía más que hacer, además ella me salvó la vida en al menos tres ocasiones y básicamente se lo debía.
Aún no quería salir de ahí, todavía quería saborear la plenitud de ese sosiego; la tranquilidad y la relajación que me proporcionaba el paisaje eran tan exquisitos. Pero ya después de un largo rato comprendí que no podía prolongar ese instante para siempre, y si así lo hiciera, después de cierto rato la calma no sería igual, además, en algún momento, cuando esté viajando nuevamente, todo quedaría en el pasado y ese instante en el que todo era maravilloso ya no significaría nada.
Las eminencias coloniales y la arboleda tenían como frontera un extenso valle pedregal. Fui descendiendo poco a poco, atento a cualquier señal o indicio acerca de la presencia de los habitantes del sitio. Lo peor que me podía suceder era que me tocara adentrarme en el bosque para hallar el fragmento por mi cuenta debido a que Zaxo no podría aterrizar entre los árboles... y lamentablemente así sucedió.-Empiezo a captar la radiación del fragmento -manifestó Zaxo-, es tenue y viene del bosque. Siento tener que decirte que…-Te quedarás aquí mientras yo me adentro ahí para buscarlo.-Eso suena bien, ¿no crees?, pero debes saber de antemano que, si ante
-JA, ¿puedo decirte algo? -habló Zaxo inesperadamente, después de que pasó un largo lapso sin comunicarse.-¿Qué? ¿Por qué me hablas recién ahora? Aún vivo, si eso te interesa.-Son inofensivos ¿te diste cuenta? -dijo con descaro.-¿Lo sabías? Con el terror que sentí... eres despreciable, no entiendo qué demonios te ha pasado -le reproché.-Cálmate, te diré algo para que me desprecies más, tengo que irme, pero seguramente volveremos a vernos ¿verdad?-Debes esforzarte má
El aire estaba ligeramente caliente, había en él un humo tenue y flotante. Tras este se veían los gruesos troncos, algunos carentes de ramas, y todos (los que observé frente a mí) carentes de hojas. Unos incluso habían sido consumidos hasta la parte más baja. El suelo estaba cubierto por una capa de ceniza constituida obviamente por toda la materia orgánica que desgraciadamente se hallaba cerca de la explosión.De repente el sonido del agua fluyendo con violencia rompió el silencio, y fue lo único en el lugar capaz de hacerlo. Aquellos alborotos que presencié ya nunca volverían a suceder. Y aquellos sujetos, los escoltas, nunca escucharán un intento mío de decirles 'gracias'.Xem se levantó, miró en derredor, me ayudó a ponerme de pie y m
Resultaba fácil discernir las varias manzanas de las calles. Ver esas 'calles' hizo que me preguntara por la clase de vehículos transitaban por ahí. La respuesta era irrelevante, supongo, pero aún así me causaba curiosidad.Saqué la daga porque la brújula incrustada en ella me serviría más que antes (en la esquina del mapa figuraba una rosa de los vientos), también saqué los cristales para ponerlos en mi bolsillo, y guardé los demás objetos, incluso el libro. Con la mochila a hombros ya estaba dispuesto para afrontar la nueva aventura, aunque en esta vengan implicados nuevos riesgos.Si elegía la ruta azul debía avanzar por el este de mi posición, si elegía la roja en cambio debía seguir por el noroeste. Era necesario deliberar, aunque lo
Transcurrieron las horas, el panorama apocalíptico continuaba al igual que la lluvia. La noche estaba finalizando conforme aparecía el alba. Cuando la aurora se dejó ver escampó, y poco tuve que esperar por una mejor visibilidad.Pronto descubrí un edificio negro, rectangular, enorme, mucho más grande que cualquiera que haya visto. Era totalmente negro, sin adornos. Supe por el mapa que desde lo alto se vería hexagonal, y que tras ese estaba el cuadrado que era mi objetivo; la equis indicante.Todo el lugar circundante era prácticamente destrucción, sin embargo el edificio estaba extraordinariamente intacto, un hecho intimidante.Podría suponer que
Todos estos datos describían una sola cosa, y no era necesaria mucha deducción para adivinar que el edificio sufría una invasión. Los invasores estaban buscando algo que posiblemente aún se encuentra en mi mochila, y yo desgraciadamente no podía estar más involucrado.La ansiedad me habría abatido si no la hubiera aplacado al reírme con semejante ironía.Tenía que idear un plan, necesitaba uno para subir e ir por mi mochila, recuperarla, y no morir intentándolo. Pero las condiciones mentales que tenía, no eran las más idóneas para planear.Me puse a caminar, tratando al mismo tiempo de sosegar la mente. Fui despacio, sigiloso, hasta que llegué a una
Subí precipitadamente, hasta un descansillo, algo inusual en ese lugar. Estando ahí esperé unos instantes y, cuando los pasos ya no podían oírse más cerca, logré activar simultáneamente las dos esferas que tenía y lanzarlas sin apuntamiento.Luego de la trillada detonación vi tres cuerpos que yacían junto al primer peldaño. Bajé mientras sacaba algo de mi bolsillo: el aparente revólver. Quería hacer una pequeña investigación.Entonces noté que tal arma no parecía del todo un revólver, pues tenía una bola en el remate, no era hueco y el asidero tenía tres botones escalonados. Sin embargo, mis ganas de usarla no disminuyeron.Me acerqué lo suficiente,
Quedé atónito al reparar en la seriedad del momento, cuando del cañón de plasma salieron dos disparos seguidos y, enseguida, un rayo láser salió de la parte delantera del techo de la nave. Este era azul, diferente del que vi la primera vez en la batalla lunar, era más intenso, más poderoso.La estupefacción se me pasó cuando noté que estos ataques repentinos de Zaxo no iban hacia mí, sino que pasaron metro y medio por encima de mi cabeza.-¡¿Qué diablos te pasa?! ¡Tienes que dejar de hacer esas bromas pesadas! -expresé con censura.Mientras decía esto, un estruendo se produjo a lo lejos, pero lo ignoré.Último capítulo