MORGANMegan sigue sin responder el maldito teléfono, estoy comenzando a creer que Lena tiene algo que ver con su desaparición, camino de un lado al otro, cuando salí de la oficina, pensé que estaría en la suya, pero no, imaginé que no hablaba en serio cuando dijo que se marcharía, lo hizo, no está en el departamento tampoco, no hay rastro de ella, es como si solo se hubiera esfumado en un abrir y cerrar de ojos. Me paso una mano por el cabello, ya está amaneciendo, me encuentro a nada de llamar a la policía, cuando la puerta se abre y mi sangre se congela al darme cuenta de que se trata de ella, trae la misma ropa, pero hay algo extraño en ella, su aura y… su boca, tiene un golpe. Las alarmas se disparan en mí rápidamente, y me acerco a ella incluso antes de que pueda hablar. —¿Dónde estabas? —la agarro de ambos hombros. Detallo su rostro. —¿Quién te golpeó? —inquiero ajustando mi agarre. —Dios, relájate un poco —parece salir de su trance y se remueve inquieta entre mis brazos
MEGANDebo estar loca, demente, al decirle o mejor dicho, pedirle algo como esto a Morgan, quien con su mirada lo dice todo, en menos de un pestañeo lo tengo sobre mí, rodeando mi cuerpo desnudo, levantando mi mentón con fiereza, maldito defecto que tiene al hacerlo, solo me provoca. —No sabes lo que dices —gruñe.—Hazme tuya —le repito—. Por favor. Tensa la mandíbula con fuerza, un brillo sádico se ancla en sus ojos y creo que me he vuelto loca, pero juro que siento su dureza debajo de sus pantalones, una que se muere por salir. Sintiéndome un poco más suelta, desciendo la mano hasta su miembro y compruebo que en efecto, está duro, lo toco y él solo me besa. Es un beso voraz, lleno de deseo, lleno de lo que necesito en estos momentos, después de lo que voy a hacer, quiero llevarme un buen recuerdo de Morgan, lo voy a necesitar. —Estás perdida, Megan. Comienza a quitarse la ropa, la garganta se me seca al ver su escultural cuerpo, aunque todo eso es borrado cuando mis ojos se an
MEGANTodo va a estar bien, o al menos eso es lo que no dejo de repetirme una y otra vez, mientras Brandon se sirve agua de una botella que le ha dado la azafata, no quiso que nos fuéramos en algún avión privado, por temor a que Morgan, Gabriel o cualquiera se enterara, nos rastreara, por ello, usó identificaciones falsas, para que nadie nos reconociera. Cuando le expuse que pensé que todo el mundo conocía a los Lewis, él dijo que a dónde íbamos no, eso me dejó callada, sin aliento, sin palabras. Así que estoy pasando las peores o más extras horas de mi vida, no importa a que posiciones recurra para no tener que cruzar la mirada con él, encuentra una excusa para tocarme. Ya sea colocar su mano sobre mi pierna, o simplemente recostar su cabeza entre la curvatura de mi cuello, me incomoda, aunque trato de fingir que me parece bien, y por supuesto, a cada segundo me pregunto si Morgan ya se habrá dado cuenta o no, de mi ausencia. Lo más probable es que sí. —Disculpe, señor, ¿se le of
MORGANLa sangre me hierve, mientras manejo en dirección a la casa de los Lewis, no dejo de pensar una y otra vez en la maldita carta que me dejó Megan, ¿quién cree que es para pensar que puede escapar de mi? Aprieto el volante con fuerza, hace horas que no contesta el celular, intenté hablar con mis contactos para que la localizaran y sigo esperando respuestas. La cabeza me estalla en mil pedazos, quiero tenerla y estrangularla, si ha hecho lo que pienso, está en graves problemas, hace cinco minutos que Gabriel Lewis me avisó que estaba en camino a Dublín, no me dijo más, no es que tengamos la mejor relación de socios, sin embargo, ahora que soy el único heredero de la fortuna Lewis, supongo que ya me he ganado un enemigo más. Muevo el cuello con estrés, piso el acelerador y en cuanto llego a la propiedad de los Lewis que ahora por derecho es mía, entro sin avisar. —¡Oiga, señor, no puede pasar así! —exclama una de las chicas del servicio. La ignoro, no estoy con ánimos de tratar
MEGANTodo es oscuridad a mi alrededor, siento como si cada respiro fuera una espada que atraviesa mi auto, no puedo mover el cuerpo, incluso aunque haga mi mayor intento, tampoco puedo hablar, no entiendo nada, no sé dónde estoy, abro los ojos lentamente al tiempo que todo me da vueltas, al principio todo es borroso, hasta que poco a poco las imágenes vienen a mi cabeza. Brandon, la persecución policíaca, el choque, hago un nuevo intento por mover los dedos de las manos hasta que lo logro, sin embargo, observo que se trata de un hospital, siento una mascarilla de oxígeno cubriendo mi nariz y gran parte de mi boca. Levanto ligeramente la mano y me la logro quitar, me incorporo —Todo va a estar bien —me repito en la mente. Si antes creía que me dolía, esto es mucho peor de lo que pensé, es como si me hubieran partido en dos, un leve quejido brota de mi garganta, haciendo que haga una mueca de dolor. —No hagas eso, tienes que descansar. Una voz grave hace que voltee a la izquierda
MEGANVarias voces a mi alrededor se escuchan como eco en los huecos de mi cabeza adolorida, todo me da vueltas, poco a poco vuelvo a abrir los ojos, justo cuando las palabras de alguien hacen que mi corazón lata frenético. —Si ya se encuentra bien, la llevaré a casa. —Como usted guste, Sr. Shaw, prepararé los documentos para su alta. —Gracias. Me remojo los labios que siento secos, respiro profundo y me incorporo viendo al hombre del que he escapado para proteger.—¿Qué haces aquí? —es lo primero que se me viene a la mente. Silencio, esa es la única respuesta que recibo de su parte, poco a poco se gira hasta que sus ojos se clavan en los míos, si estuviéramos en otra situación sería diferente, pero no, el odio sigue latente en su sistema. —Una enfermera me dijo que estaba en…—De vuelta a mí —me interrumpe en tono hosco. La garganta se me cierra al instante de escuchar sus palabras, me muerdo el labio inferior. —Necesito saber qué es lo que pasó —susurro sin cortar contacto v
MEGANEsto es más difícil de lo que imaginé, siento que el mundo no solo se ha paralizado desde que volví a la realidad, sino, desde que Morgan no me dirige la palabra, en cuanto llegué, no solo me dieron instrucciones explícitas de no salir de casa, no tengo auto, no tengo contacto con nadie, y con eso quiero decir con mi primo Gabriel, no sé nada de él desde que salió de la habitación con el alma por el suelo. Es como si fuera peor que una prisionera, por lo menos ellos saben qué planes son los que tienen para ellos, en mi caso no es así, simplemente no lo es. Morgan me ha dejado claro que solo estaremos casados por un año, porque así lo estipula el testamento de mi abuelo,l una vez que se haya cumplido el plazo, espero ser libre y que por lo menos me dé la parte que me corresponde. De mi cabeza no sale la imagen de aquella mujer pelirroja de ojos verdes, le sonreía y él la miraba como si la adorará, tal vez tenía razón Brandon en una cosa, Morgan no es lo que pensaba, dos me fall
MEGANLa alarma de mi despertador resuena por toda la habitación, la apago, no pude dormir, por lo que definitivamente tengo sueño, me doy una ducha y me alisto, me coloco unos shorts de vestir color negro, una blusa blanca abotonada y un blazer oscuro que hace conjunto, zapatillas de tacón, hace mucho que no me sentía tan decidida. Me mentalizo con soportar este infierno para poderme ir de esto, alejarme de las maldiciones que son para mí la familia Lewis y Morgan. Estoy tan desorientada, no sé qué es lo que ha pasado con Lena, es decir, es como si se la hubiera tragado la tierra, la última vez que recuerdo haberla visto, amenazó a Morgan y después… bueno, eso es pasado. Morgan me compró un móvil nuevo, sin embargo, en cuanto tenga la oportunidad me compraré otro, no quiero nada que venga de él, aunque el dinero sea de mi abuelo, mi familia y mi sangre. Borre su número, ya que cuando lo revisé, ya tenía el suyo registrado como contacto principal, el muy imbécil puso “Esposo” como n