MEGANLas manos aún me tiemblan, no puedo creer que no haya nadie en la mansión que le pudiera hablar, pensé en encontrar a Brandon o a Gabriel. Ninguno de los dos, pensar en Lena era una pérdida de tiempo, ya que siempre suele marcharse temprano a la empresa, y ahora me encontraba sola, en medio de la sala de espera, en el mismo hospital en el que murió mi madre. Estar aquí, con la misma clase de miedo, me trae recuerdos y sensaciones que nunca voy a poder superar, los doctores y las enfermeras pasan, me ignoran, cuento los minutos hasta que el doctor que estaba atendiendo a mi abuelo, sale y se acerca a mí. —¿Señorita Megan Lewis? Me pongo de pie, obligando a mis piernas a permanecer firmes para lo que tenga que decirme. —Soy yo —respondo en un tono cuestionable. —He revisado a su abuelo, él está bien, le he mandado a hacer algunos exámenes de sangre para estar seguros y tener un resultado más certero, pero casi puedo asegurar que se trata del agotamiento al que ha estado expu
BRANDONHe perdido la cabeza por completo, lo sé, pero no puedo evitarlo, esto me supera de formas inimaginables, arrastro a Megan hasta mi jodida habitación, ella se remueve inquieta entre mis brazos, me lo impide, trata de soltarse, pero mi agarre es más fuerte que sus deseos. Entramos a mi habitación y le coloco el cerrojo a la puerta, la suelto y ella, como un gatito asustado, retrocede un par de pasos, como si poner toda la distancia posible entre los dos, fuera su único objetivo. —¿Qué haces? —me pregunta con su dulce voz. Detallo su cuerpo, trae el mismo vestido, debió regresar del departamento de Morgan, cuando el abuelo se puso mal, no le dio tiempo de cambiarse. Debe tener su olor impregnado, y es por ello que lleno de rabia, tiro de su brazo, le quito el maldito vestido, solo trae bragas puestas, se las bajo. —¡Suéltame, pervertido! —intenta detenerme. De nada sirve, porque la dejo desnuda, mi polla se endurece tanto como una roca, sus perfectos pezones rosados y erecto
NARRADOR OMNISCIENTEBajo el manto de la noche, se encontraba Lena, saliendo de un hotel, con la gabardina apenas cubriendo su culo, no traía nada abajo, últimamente se acostaba con los socios más importantes de la empresa para una sola cosa; obtener y asegurar sus firmas y votos en contra de la decisión de Alejandro, de dejar a Brandon en el puesto de la presidencia, estaba segura de que estaba logrando su objetivo. Porque si Gabriel es el presidente, con el tiempo, y al ver lo incompetente que es para el puesto, ella volvería a tomar riendas sobre toda la empresa, para ese momento, tenía planeado que Alejandro ya muriera, pero ahora eso era lo que menos le preocupaba, tenía que conseguir una fractura entre Gabriel y Brandon. Una que ni con el tiempo pudieran arreglar, ella sabía de ante mano, que el ponerlos en contra no iba a ser cosa sencilla, menos cuando Gabriel adoraba a quien todavía llamaba hermano menor, aunque no lo sean de sangre. —Pronto —susurró ella. Cuando llegó a
MEGANCreo que es la primera vez que experimento un corazón roto, sin duda alguna, supongo que esta es la peor manera de sentirlo, el rechazo directo, pero era de esperarse, por ello, he tomado la decisión de hacer el mayor esfuerzo para olvidarme de Brandon y de la locura que siento cuando lo veo. Me levanto con un fuerte dolor de cabeza, él se va a casar con otra mujer, por miedo a enfrentarse al abuelo, no es que yo lo conozca de toda la vida, pero al menos hago el esfuerzo, por ello, siento que debo hacer algo que me dé tiempo. Así que me levanto, me doy una ducha de agua caliente, cuando termino, mi celular timbra, me ha llegado un mensaje, miro la pantalla y me doy cuenta de que se trata de Brandon”Tenemos que hablar"Solo eso, frunzo el ceño y apago el móvil, me visto, me coloco unos shorts cortos, una blusa holgada sin mangas, unas zapatillas converse y dejo suelo mi cabello, bajo para desayunar, cuando uno de los mayordomos me interrumpe. —Disculpe —habla—. Señorita Lewis
MEGANHan pasado dos días, dos en los cuales, el abuelo decidió por sugerencia de Brandon, que espera a que hablara con los socios que tienen en Canadá, cosa que me apreció demasiado extraña, ya que por más intentos que hizo Gabriel de decir que no habría problema, puesto que también soy una Lewis, Brandon terminó ganando, argumentando que era mejor que poco a poco se acostumbraran, porque ellos no aceptaban a cualquiera tan rápido. El abuelo fue inocente y le hizo casa, pero tanto Gabriel como yo, sabemos que eso no lo hizo por mi bien, sino, para que pudiera tener la oportunidad de hablar conmigo, no lo ha logrado, hasta ahora, me las he arreglado para escabullirme, y por alguna extraña razón, Gabriel también me ha ayudado en el proceso. No ha tocado el tema, sin embargo, algo me dice que él sabe bien lo que hemos estado escondiendo por todo este tiempo, ahora me encuentro empacando, por fin, en unas horas me llevarán al aeropuerto y podré marcharme a Canadá, tengo la ferviente e
BRANDONTermino de estimularme, dejando que el agua caliente de la regadera, relaje mis músculos, han pasado dos malditos meses, dos en los cuales no he dejado de pensar en Megan, no he sabido nada de ella, solo del imbécil de Morgan, y eso porque es Gabriel quien se encarga de decirme lo que ha hecho, todo referente a la empresa. Ella piensa que se puede enamorar de él, no lo hará, mucho menos cuando soy yo quien está grabado en su jodida piel. Cierro los ojos, dejando que esta vez el agua caiga por todo mi rostro. Con su partida, pensé que estaría todo bien, que incluso podría borrarla de mi memoria, no es así, ni de cerca, ya que no me la he sacado de la maldita cabeza en todo este tiempo, al contrario, el deseo enfermo que siento por ella, va en aumento. Ni siquiera he podido follar a Alicia, a nadie, Megan se me ha clavado en el pecho y me cabrea el hecho de que esté allá con Morgan, me martirizo pensando incluso si él ya la folló, de ser así, juro que me las va a pagar, tal v
BRANDONLa suerte no me ha abandonado, o al menos eso es lo que pienso cuando termino de empacar, Alicia no deja de llamar a la puerta, seguro que ya ha corrido al modelo con el que estaba follando, no me interesa, el dolor de cabeza vuelve con más fuerza, me encuentro como un niño pequeño, uno al que pronto le están regresando lo que perdió, esta vez ya no hay impedimentos, me comporté como un cabrón hace unos meses, la indecisión dominaba mis acciones, solo espero que no sea demasiado tarde. —¡Brandon! —chilla detrás de la puerta—. Hablemos. Sigue insistiendo, no hay nada de lo que hablar y eso no lo comprende. —¡Por favor! —brama.La nota de su voz es un poco gruesa, lo que me indica que ya no está rogando atención, sino, desespero por echarme alguna cosa en cara, a Alicia le gusta el drama. De cualquier modo salgo y paso de largo a su lado, en efecto, ya no hay rastro del modelo, lo que me hace enfadar es que lo haya follado en la cama. —¿No tenías otro espacio para follar? —
MEGANTermino de firmar la salida de mis prácticas y me despido de Ana Karen, la recepcionista, una mujer de cuarenta años con la que me llevé bien desde el primer día. Estos meses me han servido mucho para poder explotar las habilidades que tengo en el rango de hotelería, carrera que con esfuerzo ayudé a mi madre a pagar, y que en el fondo me gusta, soy buena en lo que hago, no me quejo. Morgan se ha encargado de darme todas las herramientas que necesito, no somos nada formal, tampoco es mi novio, le pedí que fuéramos lo más despacio posible, él lo entendió, a veces le permito besarme porque quiero y porque estoy haciendo un enorme esfuerzo por sacar de mi corazón a Brandon, cosa que hasta ahora no he logrado del todo. De vez en cuando por las noches recuerdo su tacto, sus besos, y mi anhelo porque esté conmigo, a mi lado en este viaje, me nubla la razón y me adormece los sentidos, he tratado de entender que lo nuestro nunca va a poder ser, en algo tenía razón aquella vez en la que