Capítulo 41
Fabiola abrió cuidadosamente una rendija, solo para ver a Benedicto mirándola con una sonrisa enigmática.

—¿Qué te pasa?

La cara de Fabiola explotó de repente: —No, nada...

—Pero acabas de cerrar los ojos...

—Yo... Yo solo estaba evitando ver la corbata —explicó Fabiola torpemente, dando vueltas en el mismo lugar, hasta que finalmente recordó el pergamino. —Ah, necesito guardar este cuadro, yo... volveré a mi habitación primero...

Dicho esto, regresó a su habitación como si estuviera escapando y cerró la puerta con un golpe.

Viendo la puerta cerrada, la sonrisa en los ojos de Benedicto desapareció, dejando una mirada fría.

Casi no pudo controlarse...

Nunca había perdido el control con ninguna mujer.

Quizás, lo que dijo Alejandro era correcto, él realmente tenía un ligero gusto por Fabiola.

¡Pero definitivamente no estaba enamorado de ella!

...

Fabiola entró a su habitación y se escondió bajo las cobijas, como si de esta manera, su corazón palpitante no traicionaría sus sentimientos.

Se
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