Capítulo 48
Quería vivir así sus últimos días.

Patricia notó rápidamente que algo andaba mal con Fabiola y tomó su mano: —Por supuesto, no hay problema. Puedes quedarte todo el tiempo que quieras, vamos.

Ambas se subieron al coche.

Patricia conducía muy despacio, volteando de vez en cuando para mirar a Fabiola.

Fabiola miraba por la ventana, con una expresión vacía, como una muñeca de porcelana rota.

Eso hizo que Patricia sintiera una tristeza inexplicable.

—Querida, ¿por qué tu padre te buscaba con tanta urgencia, qué ha pasado?

Fabiola se volvió, sonriendo dulcemente: —Quiere que me case con Cedro.

Patricia se quedó sin palabras: —¿Por qué insisten en que te cases con ese desgraciado?

—Porque quieren usar a la familia Sánchez para devolver a la familia Salinas a su antigua gloria —respondió Fabiola suavemente, como si estuviera hablando de alguien más.

Viéndola así, Patricia sintió aún más pena: —No aceptaste, ¿verdad?

—He aceptado.

Patricia frenó bruscamente el coche: —Querida, ¿estás loca?

Fab
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