Capítulo 146
La chica miró fijamente a Benedicto, que estaba a cierta distancia.

Sus ojos se enrojecieron de nuevo, y corrió con la cabeza baja.

Fabiola se quedó sin palabras.

—¿Qué pasa?— Benedicto ya había terminado la llamada y regresó, viendo al personal correr a lo lejos, sus ojos brillaron con un destello.

Fabiola tocándose la mejilla: —¿Mi maquillaje de hoy es muy aterrador?

¿Por qué esa chica empezó a llorar después de decir unas pocas palabras?

Benedicto bajó la mirada y examinó seriamente el maquillaje en el rostro de Fabiola, y después de un momento, sonrió y le dio un beso en los labios: —No es nada aterrador, es muy dulce.

Fabiola, ruborizada, lo empujó: —Deja de bromear, ¿qué quería tu papá?

La sonrisa en el rostro de Benedicto desapareció.

—No está claro, dijo que hablaríamos después de regresar.

—Entonces vámonos.

—De acuerdo.

Ambos se dirigieron a la casa del padre de Benedicto.

Tan pronto como entraron, vieron a Silvia sentada en el sofá con un rostro pálido, todavía con un ligero
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