Capítulo 148
Las palabras eran como si estuvieran a punto de señalar directamente en la nariz de Fabiola, acusándola de no tener educación y no ser digna de Benedicto.

Fabiola, con un temperamento tranquilo, sonrió suavemente, su tono era cálido pero contenía un frío escalofriante: —Tía, las cosas aún no están claras, cuidado con sus palabras, podrían volverse en su contra.

La madre de Silvia, precavida por la presencia de Benedicto y el padre de Benedicto, no se atrevió a ser demasiado atrevida.

Pero no tenía en alta estima a Fabiola.

Al ver que Fabiola se atrevía a contradecirla, se sintió humillada y perdió la paciencia: —¿Cómo que no está claro? El boceto de Silvia estaba en tu USB. He visto gente terca, pero como tú, nunca.

En ese momento, Silvia, que había estado sollozando, habló débilmente: —Mamá, ese USB no es de ella.

—Silvia, ¿cómo puedes defenderte a estas alturas...?

—Mamá, ese USB es mío —murmuró Silvia, a punto de llorar de nuevo. —Lo descubrí cuando se filtró el boceto en la empresa
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