Capítulo 145
Fabiola frunció el ceño.

Siempre encontraba extraña a esa chica.

Justo cuando iba a preguntar qué sucedía, sonó el móvil de Benedicto.

Fabiola se distrajo, su mirada cayó sobre él.

Benedicto ya había desviado su atención de la chica y cogió el teléfono.

Era una llamada seria de su padre.

—Ven aquí a Silvia ahora mismo.

Benedicto respondió: —No tengo tiempo ahora.

—¡Debes venir, ha ocurrido un gran problema!

Benedicto frunció el ceño, con tono frío: —¡Que espere!

Después de colgar, el aire se volvió aún más frío.

Fabiola escuchó un sonido chirriante.

Miró extrañada a la chica.

Ella estaba pálida como si hubiera estado gravemente enferma.

Su novio tampoco estaba mucho mejor, con el rostro pálido.

El viaje en el barco pirata terminó en un ambiente extraño.

Fabiola, insatisfecha, propuso entrar de nuevo.

Esta vez, sin la pareja, pudo disfrutar realmente.

En los siguientes juegos, no volvió a encontrarse con la pareja.

Además, no tuvo que hacer cola, parecía como si tuviera el lugar para el
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