Chase.Me sentía bastante responsable de lo que estaba ocurriendo ahora mismo.Ayer, mientras mis tíos habían estado dando órdenes para alimentar a todo el mundo y otras cosas, yo aproveché para colarme al último piso del edificio y descubrí la habitación de ellos.Estaba cerrada con llave, pero nadie contaba con mis increíbles dotes de cerrajero (que había aprendido recientemente. El abuelo Fred siempre decía que cualquier habilidad extra era importante).Tenían cosas muy extrañas colgadas en las paredes. ¿Para qué necesitarían cadenas? Y... ¿Un tubo de bomberos en el rincón? Curioso e interesante.Me adentré en la habitación y comencé a buscar en las superficies. Por lo que sabía, al tío Alan no le gustaba cargar consigo su móvil a menos de que saliera de la manada y necesitara hablar con mi tía. Y ella unicamente revisaba el suyo por las noches si es que se quedaba en la manada.Ambos estaba aquí, así que sus móviles debían de estar en alguna parte.No encontré ninguno a la vista.A
Chase.Después de que la doctora Paula se marchara, la osa le gruñó al tío Rowan por algunos minutos más antes de que saliera de la habitación conmigo a cuestas. -Uh... ¿A dónde vamos? Ella se detuvo y giró la cabeza para verme. Entonces bajó su cuerpo hasta el piso e hizo una especie de gemido bajo; yo supuse que era para que me bajara así que lo hice y la vi desaparecer escaleras arriba dando bostezos todo el camino. De... acuerdo. No diría que era lo más extraño que me había pasado en la vida, porque realmente no lo era. Yo también bostecé. Había sido un largo día, y ya que los tíos no estarían aquí hasta dentro de muchas horas, podría irme a tomar una siesta sin preocupaciones. Con esa resolución en mente, regresé a la habitación que había tomado y dormí hasta que salió el sol. Desperté con el alboroto del resto de los cachorros que se preparaban para desayunar. Mi estómago me recordó que por la madrugas nunca llegué a tomar un bocadillo, así que arrastré los pies hacia el pa
Paula. En cuanto me aseguré de que los cachorros estaban seguros, corrí de nuevo antes de que terminara de dar órdenes Rowan. De alguna sorprendente forma me dejó a cargo del grupo que se quedaría en los alrededores del edificio y, cundo por fin terminamos de vestir a los lobos de su grupo, los vimos partir apresurados. -Todos. - Dije en tono alto para que pudieran escucharme. Algunos guardias lucían nerviosos pero decididos. Incluso se podría decir que estaban impacientes por la próxima batalla. - Ella es Reinelle. La osa resopló pero dió un asentimiento. Se había quedado con nosotros. -¿Nos ayudarás? - Pregunté cortésmente. Ella volvió a asentir. - Bien. Ya escucharon a Rowan, ellos se encargarán de desviar la atención de este edificio, nosotros solo tenemos que guiarlos hacia allá y en lo posible evitar la confrontación. Ya hemos... Me interrumpí porque la osa comenzó a mordisquear mi camisa. -¿Qué sucede?- Ella tiró fuertemente hasta casi hacerme caer. - Bien, vuelvo en dos
El borde de mi visión comenzó a ponerse roja. Yo, como doctora, sabía que mi cuerpo estaba trabajando a marchas forzadas debido a la gravedad de mis heridas y a que tenía un límite. A la madre que había dentro de mí eso le importaba una m****a. El lobo de la cicatriz estaba peligrosamente cerca de mi bebé y tenía que morir. No había otra opción. Me concentré en todo lo que sabía de las luchas sin honor: Atacar por la espalda, distracción al enemigo e ir por las pelotas. Disfrutaría mucho de eso... en cuanto lograra conectar un golpe. El lobo tenía entrenamiento; era como si leyera mis movimientos y se preparara de antemano para bloquear, esquivar y contra atacar. Y sus golpes eran lo sifucientemente fuertes como para desequilibrarme con cada uno de ellos. Mientras yo luchaba contra él en forma humana, otros dos lobos entraron al edificio y comenzaron a olfatear. No, joder, no. Saqué uno de los movimientos que le había visto hacer al Alfa Alan durante la pelea que tuvo con Rowan
Yo parpadeé hasta que comprendí que ahora tenía que hacer un conteo de bajas, si es que las había, y planear qué m****a hacer dewpués. ¿Dónde estaban Alfa Alan y Lia?-Puedo darte esos cinco minutos ahora. - Dije suavemente después de echar un vistazo afuera. Ahí, los doctores habían hecho un gran trabajo trayendo a los heridos y comenzando a untarles la fórmula mágica.-Entonces. - Dijo tomando mi mano para atraer mi atención. - He estado pensando en todo lo que me dijiste hace... ¿Dos horas?Yo me tensé.-No, no quiero pelear contigo. - Dijo haciendo pequeños círculos con su pulgar en la mano que aún sostenía. - ¿Supiste que estabas embarazada antes de que tocara a tu puerta?Asentí cautelosamente y él sonrió con tristeza.-Contrario a lo que puedas pensar, no soy un mujeriego. No he tenido una enorme cantidad de mujeres en mi cama a pesar de que Bastian siempre me ha fastidiado con ello; me he acostado con algunas lobas, si, pero nunca con ninguna de la que no supiera en dónde estab
Reinelle. La verdad es que solo había seguido a todos los lobos a esta enorme reunión de urgencia por curiosidad al principio, entonces se me courrió que quizá mi tío nos había encontrado y mi primer pensamiento fue el de huir. Pero no. Era solo un capítulo más de la emocionante vida de los lobos y sus muchos conflictos en los que se mataban mutuamente porque no tenían miedo a terminar con su raza. Debía ser bonito poder cortar la garganta de cualquiera que te viera mal. Tenía un pocode envidia. Luchar del lado de la madre de la compañera de mi Alfa seguramente nos traería beneficios en el futuro. Esto no tenía nada que ver con mi corazón rompiéndose por los pobres cachorros que llegaron con el padre de la compañera de mi Alfa, no, esto era una transacción comercial. Estaba tan comprometida con ayudar a salvar a esos pequeños que revelé uno de nuestros secretos de supervivencia: La táctica de hacerse el muerto. Funcionó con los primeros treinta lobos que pasaron, después... despu
Rowan. Tuve que reprimir el instinto que me decía que me encargara de toda la situación mientras mi pareja descansaba. Ella había sido herida y, además de todo, se acababa de recuperar por tener a nuestra hija. A pesar de que vi cómo sus heridas se curaban ante mis ojos, seguía preocupado. ¿Qué clase de mounstruo era para alejarme sin mirar atrás? Pues la clase que quería que ella fuera feliz. Y si su felicidad se hallaba en ser una Beta y comenzar a dar órdenes en su nuevo territorio, yo daría un paso a un costado y la observaría desde las sombras. Aunque eso me matara. Ya había demostrado que me pediría ayuda si la necesitaba, así que sabía en dónde podría encontrarme. La vida como soltero era mucho más fácil, pensé cínicamente. Llegué al final del túnel oscuro y me transformé cuando me encontré con una barrera que me impedía seguir. Esto era bastante estrecho para mi metro ochenta y ocho, me sentía un poco claustrofóbico en este túnel en donde no podría ni levantar mi cabeza
Le di una vuelta completa al territorio en busca de la osa y no tuve suerte. Capté un breve rastro de su aroma pero desaparecía en algún punto del bosque. No podía buscar por más tiempo a la osa, así que me di la vuelta y regresé al edificio principal para las nuevas órdenes del Alfa. Al llegar encontré al Alfa Alan frente a la puerta destrozada con los brazos cruzados; a su lado, el guardia Harold, Rowan con mi pequeña en brazos y Chase luciendo preocupado. Me transformé a un par de pasos de ellos y me quedé quieta esperando órdenes. -¿Encontraste a la osa?- Dijo Alfa Alan con preocupación. -No, Alfa. Su rastro se perdía a un par de kilómetros rumbo a la carretera. Él cerró los ojos y murmuró una maldición. -Mi pareja estará triste si se pierde. No quiero que ella esté triste. - Gruñó. -Si me permite, Alfa. - Dijo el guardia Harold. – No hay que descartar la posibilidad de que el grupo de invasores haya secuestrado y tomado como rehén a la osa. Después de todo, se demostró que