Bueno, bueno, que nuesta lobita se lo va a poner difícil . ¿Ustedes qué harían? Besooooos
PenelopeDespierto con un sobresalto, sintiendo la tensión en el aire incluso antes de abrir los ojos. La habitación del motel está oscura, pero la luz del amanecer comienza a filtrarse a través de las cortinas. Miro a Nicklaus a mi lado, su respiración tranquila, y por un instante, me siento segura.Sin embargo, algo no está bien. Un zumbido de ansiedad recorre mi cuerpo, la resonancia vibrando con una urgencia que no puedo ignorar. Me levanto con cuidado, tratando de no despertar a Nicklaus, y me acerco a la ventana. Corro la cortina ligeramente y observo la oscura carretera. Todo parece tranquilo, pero mi instinto me dice que estamos en peligro.De repente, un ruido fuerte en la puerta me hace dar un respingo. Me vuelvo hacia Nicklaus justo cuando sus ojos se abren, alertas.—¿Qué pasa, peaches? —pregunta, su voz somnolienta pero atenta.Antes de que pueda responder, la puerta se abre de golpe y Blake aparece, sus ojos llenos de pánico.Nicklaus reacciona al instante, su cuerpo se m
NicklausLa puerta de hierro se abre con un chirrido, revelando a Samuel, el Alfa de la manada Ashwood. Su presencia imponente está enmarcada por la tenue luz de la luna, y puedo ver el reconocimiento en sus ojos al vernos.—Nicklaus Blackwood —respondo, mi voz firme—. Estoy aquí para cobrar un favor.Samuel inclina la cabeza en un gesto de bienvenida, pero su mirada se endurece cuando nota a Penelope en mis brazos.—Parece que has tenido una noche complicada —dice, abriendo más la puerta para permitirnos pasar.—Necesitamos una sanadora, urgentemente —digo, sintiendo el peso de Penelope aumentar con cada paso.Samuel asiente y hace una señal a uno de los guardias. —Llévalos a la enfermería. Trae a Lyla, que esté preparada.Mientras seguimos al guardia por el sendero iluminado hacia la casa principal, me acerco a Penelope y susurro: —No le digas a nadie sobre tus poderes. ¿Entendido?Ella asiente, sus ojos brillando con una mezcla de dolor y determinación. Acaricio su rostro con el pul
PenelopeEstoy sentada en una camilla en la enfermería, el aire cargado con el olor a antiséptico y hierbas. La incomodidad se mezcla con el dolor que palpita en mis heridas, haciéndome sentir aún más fuera de lugar en esta manada desconocida. Mis manos juegan nerviosamente con el borde de mi chaqueta mientras espero.Lila, la sanadora de la manada, se mueve con destreza a mi alrededor, sus manos ligeras y suaves mientras prepara sus suministros. Parece amable, casi unos dos años mayor que yo, con una serenidad que me resulta envidiable. Pero estar sola en este lugar, sin saber si puedo confiar en ella, me pone los nervios de punta.Micka duerme profundamente en la camilla al otro lado de la sala, su pequeño cuerpo envuelto en una manta cálida. La preocupación por él y por Nicklaus se enreda en mi mente, aumentando mi ansiedad.Lila se acerca, su expresión amable pero concentrada mientras evalúa mis heridas. Tiene una suavidad en sus ojos que me recuerda a alguien que ha visto mucho
NicklausLas palabras de Natasha me golpean como un martillazo, haciendo que mi cuerpo se tense automáticamente. Siento cómo Penelope se aleja de mí, su incredulidad y dolor vibrando en el aire.—¿Su macho? —pregunta en un susurro, su voz temblando con una mezcla de rabia y sorpresa.La rabia se arremolina en mi interior, oscureciendo mis pensamientos. Natasha. El impacto de verla de nuevo, después de tanto tiempo, me deja casi aturdido. La última vez que la vi, intentó lanzarse a mis brazos, buscando algo que ya no existía.No voy a mentir y decir que no sentí nada al verla, sin embargo no fue el amor que profesaba antes por ella, fue más bien sorpresa y rabia.Sorpresa porque creí que Frederick la había matado, eso fue lo que él me dijo y rabia porque al verla viva y bien me doy cuenta que ella se alejó de mi por voluntad propia, que prefirió no ser parte de mi exilio. No se si deba juzgarla por eso, pero no me hace feliz. La había rechazado sin vacilar. Antes de la guerra, antes de
PenelopeMe quedo sola en la habitación, mis pensamientos girando sin cesar en mi mente. La aparición de Natasha me ha dejado insegura y confusa. ¿Quién es esta mujer que aparece de la nada, reclamando a Nick como suyo? Su mera existencia me hace cuestionar lo que Nick siente realmente por mí, más de lo que ya lo hacía. Es obvio que la amaba, y yo ni siquiera sé dónde estoy parada con él.Suspiro, tratando de calmarme, pero cada vez que cierro los ojos veo el rostro de Natasha, su mirada cargada de una historia compartida con Nick que yo desconozco. Me duele pensar que, por más que lo intente, nunca podré competir con un pasado tan lleno de sentimientos.Decido ir a ver a Micka, esperando que la compañía del cachorro me distraiga de estos pensamientos. Necesito salir de aquí, tomar aire, y recomponerme. Pero justo cuando me levanto, la puerta de la habitación se abre de golpe.Natasha entra, su presencia llena el espacio de inmediato. Su mirada me recorre de arriba abajo con una muec
NatashaDesde el momento en que vi a Nick después de tantos años, supe que no había perdido mi oportunidad. Claro, lo dejé cuando fue exiliado. No quería vivir en la vergüenza ni cargar con su deshonra. Pero ahora que se ha liberado y ha recuperado su poder, sé que puede darme la vida que merezco. No pienso permitir que una chica como Penelope se interponga en mi camino.Cada movimiento que hago está calculado. Al principio, me acerqué a Nick con una expresión de remordimiento, fingiendo ser una amiga que solo busca enmendar los errores del pasado. Él siempre tuvo una debilidad por las damiselas en apuros, y planeo explotar eso al máximo.Me dirijo al pequeño estudio que Samuel le ha prestado a Nick, asegurándome de que mi mirada refleje humildad y arrepentimiento. Está revisando unos documentos, su concentración es palpable. Hago una pausa en la puerta, tomando una respiración profunda para asegurarme de que mi voz suene sincera.—Nick, ¿puedo hablar contigo un momento? —pregunto,
NicklausHan pasado cinco días desde que llegamos a la manada de Samuel y las cosas entre Penelope y yo están cada vez más distantes.No sé qué es lo que pasa, pero parece que con cada segundo ella se aleja más y más de mí y no me gusta eso, no me gusta para nada. En especial ahora que sé que mi hermano ha empezado a mover cielo y tierra para encontrarme. Eso fue lo que Samuel me dijo hace unas noches.Blake llega hasta donde me encuentro y por el gesto que trae en el rostro sé que lo que sea que vaya a decirme no me va a gustar.—¿Qué ha pasado?—pregunto de inmediato y mi amigo hace una mueca.—Primero que nada, no vayas a enloquecer ¿De acuerdo?—Esa no es una buena premisa para evitar que me descontrole.—Solo habla—le digo y entonces un pensamiento me ataca poniendome los nervios de punta—¿Tiene que ver con peaches?El hecho de que Blake guarde silencio no hace nada por mi, y debe darse cuenta cuándo un gruñido baja y puramente animal sale de mi interior.—Muy bien, muy bien, ya ent
PenelopeCada día que pasa siento cómo la inseguridad se aferra a mi pecho con garras afiladas. Natasha siempre encuentra la manera de dejarme con una presión en el pecho que no me deja respirar. Sus comentarios constantes sobre lo diferente que es Nick ahora, cómo se ve de infeliz, o cómo solía sonreír más cuando estaba con ella… Es como si cada palabra fuera un cuchillo que corta más profundo.No sé cómo he llegado a este punto, pero sé que me estoy alejando de todos, incluyendo a Nick. Quizás por eso decidí empezar a entrenar. Si algún día me encuentro sola nuevamente, debo saber cómo defenderme. Pero nunca esperé que Nick apareciera en medio de mi entrenamiento y me llevara a un picnic junto al lago. Todo esto es… romántico, debo admitirlo, y una parte de mí quiere disfrutarlo, pero la sombra de mis inseguridades sigue presente.Sus palabras me sacan de mis pensamientos y me giro para enfrentarme a él. Su expresión es una mezcla de preocupación y algo que no logro descifrar.—Pea