Un capítulo dulce en medio de tantos problemas, creo que nuestros protagonistas se lo merecen jejeje
NicklausFinalmente el día de la reunión de las manadas ha llegado.La sala está llena de tensión cuando entramos. Tarkin, Roderick y Rokan ya están aquí, pero son los otros tres alfas a los que tengo que convencer. Tarkin fue muy claro cuando me dijo que no estaban convencidos, pero tengo fe en el hecho de que al menos aceptaron venir.Cuándo entramos sus miradas frías y calculadoras se clavan en mí y en Penny, que está a mi lado, como si estuviéramos a punto de traicionarlos en cualquier momento. No puedo culparlos; las traiciones del pasado han dejado cicatrices profundas entre nuestras manadas, pero el enemigo que enfrentamos ahora es mucho más grande que sus rencillas.El aire en la habitación es denso, como si el peso de la historia entre estas manadas se sintiera en cada respiración. Las paredes de piedra desnuda y las antorchas parpadeantes añaden una sensación de urgencia, de que lo que estamos a punto de discutir puede cambiar el curso de nuestra existencia.Tarkin, siempr
PenelopeUna brisa fría roza mi piel, una brisa que no es para nada como el viento caliente del desierto. Alzo la vista, el cielo oscuro, salpicado de estrellas, comienza a iluminarse lentamente, como si el amanecer estuviera por llegar, pero dentro de mí sé que no es real. Algo se siente diferente, demasiado perfecto. A lo lejos, una silueta que reconozco al instante: Nicklaus. Mi corazón late con fuerza y la preocupación empieza a crecer dentro de mí ¿Qué es lo que está pasando? Cada paso hacia él se siente eterno.—¡Nick! —grito, mi voz cortando el aire mientras avanzo.Él se gira, su mirada intensa, igual que siempre. Sus ojos se encuentran con los míos, y por un momento, todo parece detenerse.Puedo notar que él está tan confundido como yo cuándo llega hasta mí y me toma en un abrazo protector. Cómo esi estuviera midiendo si hay algún peligro cerca.—¿Esto es un sueño? —pregunta con una mezcla de curiosidad y sospecha.Abro la boca para responder, pero antes de que las palabras p
NicklausLa oficina de Tarkin es un lugar de seriedad y autoridad, el ambiente cargado con la tensión de las últimas semanas. El aire es denso, y el silencio que lo envuelve es casi palpable. Los miembros de nuestra pequeña pero determinada reunión están dispersos por la habitación, en sus propias reflexiones mientras esperaban que Tarkin hablara. Cuando finalmente se dirige a mí, su mirada es intensa y expectante.—Nicklaus, ¿qué es tan urgente que debemos tratar ahora? ¿La diosa ha hablado de nuevo? —su voz resuena en el espacio.Asiento con una mezcla de pesar y determinación. La diosa ha sido clara en su mensaje, y su última aparición ha traído consigo una misión que podría cambiar el rumbo de todo.—Sí —respondo—. La diosa se ha manifestado con la tercera misión. Nos ha dado nuevas instrucciones.Bruno, el hermano menor de Tarkin, inclina la cabeza y pregunta, su voz cargada de curiosidad.—¿Qué ha dicho exactamente?Reitero las palabras de la diosa con la precisión que recuerdo:
PenelopeEl aire en la celda es denso y pesado, cargado con el hedor metálico del sudor y la suciedad. La luz débil y parpadeante de una lámpara de pared apenas ilumina el espacio, proyectando sombras inquietantes que bailan en las paredes. Cada respiración se siente como si estuviera atrapada en un túnel oscuro, y la sensación de opresión es casi tangible.Mi corazón late con fuerza mientras entro en la celda, sintiendo la maldad palpable que emana del hechicero oscuro encadenado en el rincón más sombrío. Su presencia es como un peso que se aferra a mi pecho, una maldad que se siente casi física. Mi piel se eriza mientras me acerco, y el hechicero levanta la vista lentamente, sus ojos fríos y calculadores encontrándose con los míos.Nicklaus, con su rostro endurecido por la tensión, se queda a mi lado. Puedo sentir su preocupación a través de nuestro vínculo mental. Es un campo de batalla interno para mí; la fuerza que debo mostrar y el temor que debo controlar.El hechicero oscuro,
NicklausVer a Peaches despedirse de los niños es una imagen que hace que mue duele el corazón. Estamos listos para partir hacia la montaña y Penny ha llorado mientras besaba las cabezas de nuestros tres hijos. No puedo negar que cada vez que cruzamos las puertas del palacio de Tarkin el miedo crece dentro de mí pensando que en cualquier segundo puedo volver a perderla. Pero escapar no es una solución. La diosa fue clara, ella me la regresa, pero si le doy la espalda también me la puede quitar.Y es por eso que ahora vamos junto a Blake y el joven Bruno en la travesía más calusora que he hecho en toda mi vida.El calor del desierto es asfixiante, implacable. Con cada paso que doy, siento cómo la arena consume mis pies, como si quisiera arrastrarme hacia las profundidades. Mi respiración se siente pesada, y el aire seco raspa mi garganta con cada inhalación. A lo lejos, las dunas se extienden en interminables olas doradas, y el sol, colgando alto en el cielo, brilla con una intensida
PenelopeEl rugido de la bestia resuena en el aire, tan fuerte que siento como si mis huesos vibraran con el sonido. Mis ojos no pueden apartarse de Bruno, tendido en el suelo, con la sangre manchando el verde brillante del bosque. Cada segundo que pasa es una agonía. La criatura lo derribó antes de que pudiera reaccionar, y ahora lo único que puedo hacer es correr hacia él. Mi corazón late descontrolado en mi pecho, y siento como si el miedo me quemara desde adentro.Siento mi respiración acelerarse mientras observo el cuerpo de Bruno, tendido en el suelo, su sangre oscureciendo las hojas a su alrededor. Mi corazón late con fuerza en mi pecho, y el miedo me paraliza por un instante. No puedo perderlo. Él y Tarkin han sido mi apoyo desde que desperté sin recuerdos, y no puedo dejar que esto suceda. No ahora.—¡Bruno, aguanta! —grito, mientras mis manos temblorosas buscan la herida en su costado.La sangre brota sin parar, y me doy cuenta de que está mucho más grave de lo que esperab
Nicklaus Ver a Penelope desplomarse me ha hecho llegar a mi límite. No me importa que tan poderosa diga ella, la diosa o cualquiera que sea. Me niego a continuar avanzando si no descansa lo suficiente primero. Sin embargo, por la mirada enojada con que Peaches me está mirando, sospecho que no le ha gustado mi desviación y así me lo hace saber cuando habla. —Nick, estás siendo irracional —me dice y yo simplemente pongo los ojos en blanco mientras me cruzo de brazos. No voy a cambiar de parecer y necesito que se de cuenta. —No. Estoy siendo precavido. Actuar de manera apresurada y seguir el camino con un lobo herido y tu agitada no es inteligente . Veo como Penny arruga el ceño, lo que me hace saber que sigue disgustado, pero en el instante en que la veo dejar salir un suspiro, se que he ganado esta batalla. —De acuerdo, llevas algo de razón, —me dice y yo simplemente sonrío, lo que hace que ella revuelve los ojos—Apenas Bruno está curado seguiremos el camino, para ese
Nicklaus El Camino lo hacemos en silencio. Yo voy adelante dirigiendo el camino, Penny va detrás mío con Bruno que se ha recuperado casi por completo y Blake nos cubre la retaguardia. No podemos volver a permitir que nos tomen por sorpresa. Pero entra más nos adentramos en el bosquecillo mas extraño se vuelve el lugar. Puedo sentir que nos observan, puedo escuchar susurros en idiomas que no entiendo, pero aparta de la bestia que atacó a Bruno no hay un solo movimiento en nuestra contra. —Nos están mirando —dice peaches detrás mío y yo asiento sin perder mi postura. — Mantente alerta, peaches. Bruno, ojos bien abiertos. El lobo asiente en silencio y aunque le hemos dicho que pudo pasarle a cualquiera, se que sigue sintiéndose culpable y avergonzado. Sin embargo, el camino transcurre extrañamente calmado. Los animales, bestias o lo que sea que nos esté observando, no hace ningún movimiento, y finalmente alcanzamos a ver el inicio de la montaña. —¿No les parece que todo ha