Cariñitoooooos, nuestro Nick estár retrocediendo!!! jejeje problemas en el paraiso
Nicklaus—¡Penelope!—grito por centésima vez en el bosque sin tener una respuesta.Esa niña va a matarme de una rabia.Llevo todo el bendito día buscándola por el bosque después de que no regresara a la casa para la hora del almuerzo, ahora son más de las cinco de la tarde, está cayendo un aguacero torrencial y ella sigue sin aparecer. Ni siquiera encuentro un rastro de su olor.¿Se habrá ido de las tierras de la manada? Por alguna razón la simple idea hace que un sabor amargo se forme en mi boca y el recuerdo de la discusión en la terraza de la cabaña regresa a mi como un torbellino.Malene llorando en el suelo, la chiquilla de pie enfrente de ella, yo gritandole, amenazando con cortarle las manos.Puedo aceptar que tal vez se me fue un poco la mano, pero ella fue quién golpeó a Marlene y eso no lo pienso permitir. Mar ha sido mi amiga desde hace muchos años y luego de mi exilio es la única que se atrevió a seguirme viendo, la única que no me dio la espalda. Ella y Micka son lo má
PenelopeUna tonta, eso he sido. ¡Cómo pude haber usado mi poder!Si hay algo que he ocultado incluso con mayor fuerza que mi aspecto físico, es mi poder. Mi padre nunca pudo explicarme cómo es que, aún siendo tan pequeña, podía hacer cosas que otros lobos no.Como hacer hechizos. O como tenía poderes que sólo poseían los lobos más fuertes, como lo que hice a Nicklaus. Ahora mi padre ha muerto y supongo que nunca sabré la verdad, pero sé que por mi propio bien, lo mejor es que nadie lo sepa.Los últimos dos días prácticamente me he encargado de huir de Nicklaus. Si él está en la cocina, entonces me vengo a la habitación, si él está en la terraza me voy a la cocina y nunca, pero nunca, duro más de 30 segundos en el mismo lugar que él. La única vez que lo hice este intentó tocar el tema.Sin embargo, hoy he tenido un poco de paz. Me desperté y no había ni rastro de Nicklaus, lo que me hizo saber que volvió a su rutina de salir a cazar en las mañanas y para mi suerte el pequeño Micka ha v
NicklausLo primero que noto al regresar a la cabaña, con la caza del día, es el humo que sale de la chimenea, lo que me hace saber que Penélope debe estar en la sala, y lo segundo que noto es que hay un macho con ella.De inmediato todo mi cuerpo se tensa y la sola idea de que esa mujercita se haya atrevido a llevar a un macho a la casa aprovechando que no estaba hace que la rabia se despierte como un maremoto en mi interior.Sin pensarlo dos veces termino de acortar la distancia hasta la entrar y en el segundo que el sonido de su risa llega a mis oídos me quedo paralizado. Ella nunca se ríe conmigo. Joder, si en los últimos días ni siquiera me mira, mucho menos me habla que pare decirme que la comida está puesta.La rabia da paso a algo más, algo nuevo y que no consigo descifrar y tampoco quiero hacerlo, ahora mismo solo quiero ver con mis propios ojos lo que esa mujer se atrevió a hacer.En dos pasos llego hasta la puerta de entrada, escuchando como las risitas se hacen cada vez más
PenelopeLa mañana siguiente voy directo a la cocina para hacerme el desayuno, pues luego de la discusión que tuve con Nicklaus me negué completamente a salir de la habitación, incluso cuándo él llegó a tocarme la puerta para pedirme que cenara.No puede tratarme mal y luego fingir que le importo.Sin embargo, en el instante en que llego a la sala me quedo paralizada, pues ahí, sentado en el sillón y con un montón de libros esparcidos en la mesa de centro, se encuentra Nicklaus. Por un instante pienso en regresar al cuarto, pero entonces me doy cuenta que parece estar susurrando algo mientras se agita y decido acercarme. Es ahí cuándo me doy cuenta que está dormido, pero por los gestos que hace y la manera en que su frente está perlada en sudor, sospecho que está teniendo una pesadilla.La indecisión se hace presente y termino mordiendo el interior de mi mejilla sin saber qué hacer, pero en el momento en que lo veo agitarse mucho más mientras niega con la cabeza, ya no puedo soportarl
NicklausAlgo no anda bien.Me despierto con una sensación de angustia en el pecho que no tiene nada que ver con la pesadilla que tuve antes. Esa de la que me despertó Penn…Todavía puede recrear en mi mente sus ojos preocupados y la sensación de sus manos en mi rostro.Ella me toca con tanta naturalidad que a veces no puedo asimilarlo. Ni siquiera Marlene se ha atrevido alguna vez a tocar a mi rostro o a decir que mi marca no es un problema.Me sacudo esos pensamientos y salgo de la habitación sintiéndome pesado, preocupado y todo incrementa cuándo llego a la sala y veo la puerta de la calle abierta de par en par, pero no hay rastro de Penelope.Una sensación extraña empieza a formarse en mi pecho y el sentimiento de miedo, que hace mucho no siento se acrecienta en mi interior cuándo salgo de la cabaña y activo todos mis sentidos de lobo. Entonces lo escucho, los gritos de Micka y Penelope a la lejanía y sin siquiera dudarlo corro directo a donde las voces se encuentran.—¡Penelope! ¡M
PenelopeLa cabeza me duele tanto que siento como si alguien me la estuviera taladrando ahora mismo. Trato de abrir los ojos, pero no lo consigo sino a la tercera vez que lo intento y cuando lo hago me toma un segundo darme cuenta que no estoy en mi habitación.Mis ojos recorren el lugar y la respiración se me queda atascada en la garganta cuando me topo con un par de ojos grises viéndome desde la esquina de la habitación.—Nicklaus…—digo en un susurro, y mi voz se escucha pastosa—¿Cuánto tiempo llevo inconsciente? ¿Qué pasó?—Cinco horas—me contesta y no lo puedo creer.Los recuerdos están borrosos en mi mente luego de haber sacado a Micka del río y… ¡Oh por la luna!—¡Micka!—grito intentando ponerme en pie, pero la debilidad hace que me maree y al segundo siguiente siento un par de manos sosteniéndome de los hombros y haciendo que vuelva a recostarme.—No estás en condiciones de levantarte—me dice, su voz es dura, pero no cruel como lo ha sido en los últimos días—El cachorro está bi
NicklausSalgo de la habitación con las emociones bullendo dentro de mí. La revelación de Penelope se ha quedado conmigo como un fantasma. No he dejado de recordar todo lo que pasó desde que se desmayó. Su verdadero rostro, tan distinto del que me he acostumbrado a ver, revela la magnitud de su secreto.Todo lo que creía saber se ha fracturado. La rabia y la confusión se entrelazan en mi mente, formando un nudo que no puedo deshacer. La noción de que ha estado escondiendo algo tan crucial me consume, pero no es solo eso. Es el miedo que se agazapa en mi interior, el miedo de lo que mi hermano podría hacer si descubre la verdad y ese miedo viene de la mano de otras emociones que no estoy listo para averiguar.Pienso en lo que ella dijo: “La belleza es una maldición.” Mi mente vuelve a la última conversación que tuvimos, sus ojos llenos de desesperación mientras suplicaba por su libertad. ¿Cómo puedo confiar en ella ahora, cuando ni siquiera confío en mí mismo?Me acerco a la ven
PenelopeNo sé cuántas vueltas le he dado a la habitación de Nicklaus tratando de asimilar todo lo que ha pasado en menos de 24 horas y la conclusión es que estoy aterrada por muchas razones.Para empezar, el hecho de que Nick sospeche que el alfa ya sabe de mis poderes me tiene con los nervios de punta y el que mi verdadera apariencia haya sido revelada me tiene paranoica.En pocas palabras me estoy volviendo loca.Cuando el hambre se vuelve insoportable decido que ya es momento de salir de la habitación y dejar de esconderme. Tomando un respiro profundo, abro la puerta y empiezo mi camino hacia la sala.La escena que me recibe es muy parecida a la que me encontré esta mañana. Nicklaus está sentado frente a la mesita de centro de la sala y decenas de libros se encuentran esparcidos por el suelo y los muebles.Él, al sentirme llegar, levanta la cabeza y por alguna razón cuándo sus ojos grises se topan con los míos me enrojezco por completo.—Lo lamento, no quería molestar—le digo, per