Mis amores, he tenido muchos problemas para escribir, pero acà les dejo capítulo. Muchas gracias por la espera. Besoooooooooooos
PenelopeMientras Lila y yo nos acercamos al campo de batalla, el vínculo con Nick se hace cada vez más fuerte, tirando de mí como una cuerda invisible. Siento su agotamiento y su lucha, y mi corazón se acelera con cada paso que doy. El aire está cargado de magia y el olor acre de la batalla. Mis pensamientos son un torbellino de miedo y esperanza.Prometí que me mantendría segura, pero aquí estoy, incapaz de resistir el tirón del lazo que nos une.Finalmente, entre el caos, nuestros ojos se encuentran. Veo el miedo en los suyos, una emoción que me atraviesa como una daga. Nick grita mi nombre, y sin dudarlo, corro hacia él. La risa burlona de Frederick resuena en mis oídos, llenando el aire de una amenaza que me envuelve.—Oh, no puedo creerlo, ¡pero si el premio gordo acaba de llegar!—Ignoro sus palabras burlones y me concentro únicamente en Nick.Mis ojos lo recorren de pies a cabeza dándome cuenta que está más agotado de lo que le gustaría admitir, tiene un corte grande en uno de
NicklausPor un instante siento que estoy paralizado en mi lugar, mientras que la voz de Lila y los gritos de Penny se quedan en segundo plano. Lo único en lo que puedo pensar es en los bebés. Ya vienen… Pero es demasiado pronto, todavía faltan dos meses y medio… Es muy pronto.—No pueden venir—digo entonces y Lila me lanza una mirada irritada.—Pues no creo que haya opción, Penny ha roto aguas, ¡hay que tratarla de inmediato!Solo entonces mis ojos viajan hacia abajo y puedo ver toda la entrepierna mojada de peaches, mientras que un gemido de dolor sale de sus labios. Eso es como si hubiese encendido un interruptor dentro de mí, pues sin pensarlo me acerco a ella y la tomo en brazos, siendo consciente de cómo se aferra con fuerza a mi cuerpo mientras llora adolorida.—El aquelarre no está lejos, todos usen su poder para moverse, debemos llegar lo más pronto posible.Sin esperar a ver si me siguen, corro con todas mis fuerzas en dirección opuesta de donde estamos, mientras Penny se s
PenelopeFrío. Siento como el frío me llena el cuerpo y sé que esa no es una buena señal. Ya ni siquiera siento dolor mientras que el sonido del llanto de un bebé resuena en mis oídos y veo la enorme sonrisa en el rostro de Nick.Sin embargo, ahora más que nunca necesito creer que él va cumplir con su promesa, porque sé que yo no voy a poder estar ahí.Los párpados se me empiezan a cerrar y siento como mis latidos se van ralentizando dentro de mi pecho antes de que cierre los ojos por completo y una luz aparezca y con ella, la imagen de la diosa.—Oh mi niña, has sido muy valiente.—Las palabras de la diosa luna hacen que mis labios tiemblen y las preguntes se atoren en mi garganta desesperadas por salir.—Sabías que iba a morir—le digo y el tono, más que una acusación, es de tristeza total—Lo sabías desde el principio.La diosa deja salir un suspiro y avanza hacia dónde me encuentro . Sus sojos grandes y grises fijos en mí y entonces veo como una sonrisa triste se forma en sus labios.
NicklausUn año y medio.Ese es el tiempo que ha pasado desde que Penny se fue de mi vida. Sin embargo la promesa que le hice, dónde prometí cuidar a nuestros cachorros y ser un alfa justo la he cumplido al pie de la letra.Luego de derrotar a Frederick todas las batallas que se estaban desarrollando contra las manadas fueron neutralizadas. Los rebeldes se encerraron en una prisión que las hechiceras y hechiceros ayudaron a construir y solo entonces hice frente a la manada SkarMoon para levantarme como el nuevo alfa.Cada día, cada vez que abro los ojos, repito las palabras que me dijo Penny, es lo primero que escucho y es eso mismo lo que me repito en cada momento que la amargura amenaza con consumirme.Ella es lo que me da fuerzas cada día para seguir adelante. Ella y ver a mis hermosos mellizos Stefan y Stefanía.Ambos sacaron los ojos aguamarina de Peaches y el cabello oscuro mío. Lo que los convierte en un recordatorio constante de lo que perdí cada vez que los veo y a la vez d
PenelopeSangre. Hay un olor fuerte a sangre predominando en el aire y escucho voces llenando el ambiente.A lo lejos, escucho voces masculinas, discutiendo en un tono que me parece urgente, pero confuso. Estoy desubicada, flotando en un mar de oscuridad, y por más que intento, ninguna de esas voces me resulta familiar. Me concentro en abrir los ojos, en despejar esta densa neblina que parece atraparme.El primer intento me lleva más esfuerzo del que imaginé. Un dolor sordo atraviesa mi cuerpo, como si hubiera estado inerte por siglos. Pero no consigo nada. Vuelvo a intentarlo, con toda la fuerza que puedo reunir, y apenas si logro mover un dedo. Mis músculos se sienten pesados, casi como si no me pertenecieran. De repente, emito un pequeño quejido, y las voces a mi alrededor se silencian de golpe. Puedo sentir la tensión en el aire, como si todos estuvieran esperando algo.Pasos apresurados se acercan, y mi corazón se acelera. El miedo comienza a filtrarse en mi pecho, un miedo irrac
NicklausLa luz plateada de la diosa Luna se desvanece, dejando en su lugar la calidez familiar de la manada. Parpadeo varias veces, tratando de asimilar lo que acaba de ocurrir. La fría brisa del lago en donde mis cachorros siguen jugando acaricia mi rostro, pero no puedo apartar de mi mente las palabras crípticas que la diosa me ha dejado.Estoy desorientado, como si aún estuviera atrapado en ese encuentro con la deidad. Su presencia, siempre envolvente y majestuosa, ha sido una constante en mis visiones, pero esta vez... esta vez fue diferente. Penelope. La mención de su nombre ha encendido un fuego en mi interior, uno que creía extinguido desde su partida. Una chispa de esperanza que se niega a apagarse.Si hace un año y medio alguien me hubiese dicho que iba a aceptar nuevamente una misión de la diosa Luna, me hubiese reído en su cara. Sin embargo, si existe una mínima posibilidad de que lo que ella dijo sea cierto y Penny pueda estar de nuevo conmigo, entonces voy a hacer lo que
PenelopeEl sol apenas asoma sobre el horizonte, sus primeros rayos tiñendo de dorado el paisaje que se extiende frente a mí. Estoy sentada en la parte trasera de un auto, con Tarkín y Bruno a mi lado. Mis pensamientos son un revoltijo de preguntas sin respuesta, cada una más confusa que la anterior. El suave vaivén del vehiculo debería ser relajante, pero no puedo dejar de sentir una inquietud constante. Me siento perdida en un mundo que no reconozco, sin memoria ni identidad.—¿Dónde estamos? —pregunto en un intento de calmar la sensación de vacío que se apodera de mí.Tarkín, el lobo rubio que me encontró, gira la cabeza hacia mí, sus ojos azules destellando bajo la luz del amanecer. —Estamos en las tierras del norte, cerca del Desierto Rojo. Nos dirigimos a la manada Luna Desierta.Luna Desierta. Dejo que el nombre flote en mi mente, esperando que despierte algún recuerdo, alguna chispa de reconocimiento. Pero no hay nada, solo un vacío abrumador. Es como si mi mente fuera una ho
NicklausSi hay algo que detesto de ser alfa y que extraño de mi época de lobo exiliado, es no tener que dar explicaciones.Sin embargo, contrario a lo que la mayoría puede pensar, al ser alfa se deben dar cientos de explicaciones, porque cada acción que haga repercute en todas las personas que viven en la manada y lo entiendo.Claro que lo hago.Sin embargo, ahora mismo cuándo tengo que escoger entre quedarme y velar de la manada o ir por la mujer que amo y la madre de mis hijos, tengo que escogerme a mí y es por eso que no pienso permitir que un grupo de ancianos de dudosa lealtad me digan qué es lo que puedo o no puedo hacer.Así que aquí estoy. Viendo como los rostros de los lobos que se hacen llamar consejo de ancianos están rojos de la rabia mientras me miran como si acabara de maldecir sobre la tumba de sus seres queridos.Lo cuál no importa en absoluto.—¿Pretendes abandonar la manada en un momento como este? —pregunta uno de los ancianos, su tono impregnado de desaprobación.—