Jin Fengchen no ocultó la verdad. Simplemente dijo: “Tengo varias listas. Son algunos de los miembros del enmarañado y complicado poder que hay detrás de Hebrew”.

Al oír esto, los ojos de Mo Tingfeng se iluminaron.

Con esa lista, las cosas serían mucho más fáciles.

Jin Fengchen vio que su expresión cambiaba y dijo: “Si arrestamos a estas personas, sería un golpe sustancial para Hebrew. Al mismo tiempo, le enviaría el mensaje de que no puede afianzarse en el país”.

Su voz era fría como el hielo. Incluso Mo Tingfeng se estremeció ligeramente.

Jin Fengchen no era un hombre que se enfadara.

“Aunque tardaremos algún tiempo en destruirlo por completo, podemos hacerle un daño considerable”.

Mo Tingfeng tenía mucha curiosidad. Entrecerró los ojos y preguntó: “¿De dónde sacaste esta lista, Presidente Jin?”.

Jin Fengchen lo miró con calma: “No estoy en libertad de decirte”.

Mo Tingfeng frunció el ceño. Entonces pensaba que los métodos de Jin Fengchen eran despiadados y que hacía las cos