“De acuerdo, lo entiendo”.

Fang Yuchen colgó la llamada, con una expresión extremadamente solemne.

“¿Qué pasa?”, preguntó Gu Nian.

“Vamos a entrar”.

Nada más al decir esto, Fang Yuchen abrió la puerta y salió del coche.

Gu Nian lo siguió rápidamente y lo alcanzó. Los dos entraron en el restaurante.

“Lo siento, caballeros. No pueden entrar”.

Fueron detenidos tan pronto como pusieron un pie en el restaurante.

Fang Yuchen y Gu Nian se miraron, haciéndose los desconcertados, y preguntaron: “¿Por qué no?”.

“El local está cerrado para un evento privado. Tendrán que buscar otro lugar para cenar”.

“¿Evento privado?”. Gu Nian se mostró sorprendido. “¿Quién es tan rico para reservar todo el local?”.

Fang Yuchen suspiró. “Parece que no tenemos otra opción que irnos. Esperaba comer una buena comida italiana”.

Los dos se dieron la vuelta e intercambiaron miradas, dando a entender que iban a tener que golpear al camarero.

En ese momento, oyeron una voz familiar.

“Un momento”.

Fang Yuc