ARIEL
Mis ojos grises no dejan de reparar en el niño que tiene un enorme parecido a mí, sus ojos son como los míos, su cabello rubio caramelo me causa una opresión en el pecho y él me mira de un modo que no me gusta, lleno de hostilidad.
—No me mires así —dice sin apartar la mirada de mí.
—¿Así, cómo? —no me gusta vidrio detrás de estas rejas y le recrimino todo a nuestra madre.
—Como si me odiaras —su mirada se ensombrece.
Poco a poco sale de su escondite y poco a poco, a paso lento pero seguro, se acerca hasta donde estoy, es un niño, pero Arcadia
Un silenció sepulcral se coloca entre ambos y no me siento incómoda, sino, tranquila, confío en él y sé que regresará sano y salvo.—No me agrada la idea de dejarte sola —dice finalmente y sus pupilas se dilatan.—No voy a estar sola, los hombres de Barclay se quedarán —le recuerdo.—Eso es mierda, no me quedo tranquilo y llevarte no puedo, los niños te necesitan, pero es primordial el hecho de que te mantengas a salvo por junior —toma mi barbilla y me hace verlo a los ojos—. ¿Entendido?—Vale —asiento y me besa.Su lengua me penetra y mientras nuestras bocas se desboc
Mi respiración se atasca y mi corazón comienza a galopar de emoción.—Te amo, Damián.Ambos colgamos y me dejo caer sobre nuestra cama, agotada y con el sueño a punto de vencerme. Tomo su almohada, la cual tiene impregnado su olor y la abrazo haciéndome un ovillo, afuera están tres hombres de Damián armados, resguardan mi puerta, cierro los ojos sabiendo que he asegurado las ventanas, todo, y echándole un último vistazo al arma que descansa a mi lado, revisando también la navaja dentro de mis pantis a un costado cerca de la cadera.Me pierdo en un profundo sueño hasta que despierto luego de un par de horas, abro los ojos de golpe y me pongo en alerta al ya no ver el arma, un escalofrío reco
DUNCAN—No debiste actuar como si fueras un maldito adolescente impulsivo —replica Arcadia al otro lado de la línea y no entiendo el por qué de su molestia.—Pues gracias a ese impulso, tu hija pronto estará en tus brazos.—Ese no es el punto, lo hiciste todo mal, se supone que esperaríamos a que ella tuviera al hijo…—¿Para que se lo quede Preppy y verlo morir? Jamás, ese niño ni siquiera va a nacer, en cuando lleguemos a Irlanda, los médicos se encargarán del problema.—De ese modo solo estás fomentando el odio hacia ti —finaliza y cuelga.
PREPPYLas imágenes de Ariel y de una familia que apenas estamos formando, aparecen en mi mente, llevamos más de dos horas caminando en la selva, sin agua y sin nada, me siento ardido, impotente, debí imaginar que algo como esto pasaría, me confié en el idiota del Boss cuando nos aseguró que el helicóptero estaba bien, que la seguridad era la mejor en su fortaleza luego de que secuestraran a la peque y a Mandy la lora. Pero cuando se dio cuenta de que algo andaba mal en pleno vuelo, nos hizo lanzar nuestros móviles con rastreador, y antes de que el maldito helicóptero explotara y se estrellara, como malditos agentes secretos, nos lanzó un par de paracaídas y fue por eso que sobrevivimos. De lo contrario, ahora estaríamos más que muertos.
Odio a Duncan tanto como a Arcadia, los voy a asesinar, eso es hecho, y más vale que Ariel esté en la fortaleza cuando llegue, de lo contrario el mundo conocerá lo que es un puto catástrofe infernal.—Sé cómo te sientes Prep, estamos en el mismo barco, pero por ahora lo mejor es esperar —se resigna Enzo y lo fulmino con la mirada.Tienen razón. La puerta se abre y en mi visión aparece una chica menudita, rubia y de ojos avellana, ligeras pecas, está buena pero no le llega ni a los talones a Ariel.—Buenas tardes —dice con la mirada gacha.Entra con una enorme charola de madera, en la que contiene tres tazones de sopa caliente, panes y especias.
ARIELHace días que me mantienen encerrada dentro de una habitación amplia, con todas las comodidades pero tan fría como el iceberg. No he visto a nadie, solo un hombre armado entra a traerme en charola de plata el desayuno, la comida y la cena. No he probado alimento preparado aquí, solo agua porque me la dan embotellada y reviso siempre que esté bien cerrada, los dos primeros días rechacé todo y exigí comida empaquetada de alguna tienda, no confío en nadie, mucho menos en Duncan. Extraño a Damián, no tengo miedo, sé que vendrá por nosotros y acabará con todos. Pero la espera me tiene tendida de un hilo de inseguridades.Me han traído ropa de marca que me pongo solo porque la que tenía puesta, estaba sucia. O
Me cambio de ropa poniéndome unos jeans oscuros, una blusa de manga larga y dejo mi cabello rubio suelto. Las horas pasan y extraño con demencia a Damián, estoy preocupada pero le prometí que sería fuerte y nada impulsiva, mantengo la mente fría hasta que la puerta se vuelve a abrir. Yael entra con una sonrisa en los labios que se le borra en cuanto me mira.—¿Estás llorando, hermana? —me pregunta acercándose a mi.No le respondo.No le quiero ver, no quiero hablar, solo quiero estar entre los brazos de Damián, escuchar su voz, incluso deseo que me folle a lo bestia, como lo suele hacer.—Mamá pronto llegará…
PREPPYObservo la escena que se presenta frente a nosotros, la adrenalina no ha dejado de recorrer todo mi torrente sanguíneo, estoy cubierto en sudor, lodo y la lluvia no tarda en caer por la selva. Mi pecho sube y baja, la rabia no desaparece. Quiero más sangre, quiero muerte, quiero a Ariel a mi lado. Me dejo caer sobre el suelo mojado, los diez tipos que bajaron del helicóptero están muertos, fue una batalla dura.—¡Abuelo!Lany grita pero su voz es opacada por el recuerdo de mi mujer. Veo rojo. Necesito regresar cuanto antes. Giro para ver la escena más dramática, el anciano está herido, acostado sobre el suelo, su cabeza blanca descansa sobre las piernas de su nieta, y me acerco al ver el suplicio al qu