—¡Pan tostado y café caliente para que empieces el día con mucha energía! —exclama Roberto sentado a la mesa del desayuno al ver a su compañera salir del baño ya preparada para irse a la oficina.
—Nunca me has parecido el tipo de hombre que espera a la mujer con un desayuno, al menos que quieras conseguir algo por haber tenido que tomarte esas molestias —murmura Lucía tomando una taza de café de manera antipática.—Pues lo que me gustaría conseguir sería poder dormir en tu cama y no en la habitación de invitados, pero entiendo si quieres que me tome el trabajo de cortejarte primero, eso siempre hace las cosas más encendidas —replica el hombre con una sonrisa divertida en los labios esperando la reacción de su compañera.—Sobre eso, creo que lo mejor sería que te busques una habitación de hotel, esta no es una pensión, y la verdad es que tampoco me gusta tener invitados, la única razón por lo que existe esa habitación es para algún caso excepAntonia se mira al espejo observando vestido tipo verano con detalles de mariposas que se ha puesto para su cita, es algo simple, pero lo suficientemente hermoso para realzar su delicada figura. Con un escote moderado y lo suficientemente suelto como para dar la impresión de que no está intentando provocar, aunque la verdad es que en realidad no sabe qué esperar de esa cena. Querría retomar su objetivo de conquistarlo, pero lo cierto es que poco a poco él se ha estado convirtiendo en alguien muy especial como para tenerlo como solo un objetivo.—¿A dónde vas tan arreglada? Creí que volveríamos a cenar juntas —comenta Samantha observando sorprendida a su hija a la que esperaba tener solo para ella por algunos días.—Voy a salir a cenar con Alexander —informa la muchacha optando por ponerse solo una bincha en el cabello que se deja suelto.—¿
—¿Acaso estoy oliendo pato a la naranja? —pregunta Sebastián saliendo del baño de darse una ducha olisqueando el aroma de la comida que ja inundado el apartamento.—Sí, quise hacer algo un poco más elaborado, puede que no esté a la altura de uno de esos restaurante caros de Palermo, pero puedo asegurarte que será un plato realmente digno —asegura Camila con una sonrisa cargada de confianza revolviendo la salsa blanca que ha preparado para las papas marinadas.—Si algún día decides cambiar el rubro de la decoración por el de la gastronomía anótame como uno de tus inversores, porque amasaríamos una fortuna —asegura el empresario dándole un beso cariñoso en la cabeza mientras va por una botella de vino con la que acompañar la tabla de fiambres que ve sobre la mesada.—Creo que solo me halagas por
—¿Alguna vez te viste como padre? —pregunta Antonia cortando un trozo del pollo a la riojana que ha pedido para cenar. —¿P-por qué lo preguntas? —interroga Alexander tratando de ocultar la incomodidad de ser consultado por algo así, incluso se tiene que esforzar en controlar un leve temblor en su mano. —Es que te has comportado de manera tan paternal conmigo, que no pude evitar pensar en que sería un gran padre. Sin duda, el niño que llegara a gozar de estar a tu cuidado podría sentirse más que afortunado —responde la muchacha que incluso ella se sorprende un poco al hacer una pregunta tan invasiva. —Me da gusto dar esa imagen, aunque la verdad es que no sé si estaría preparado para eso, ese instinto protector que he tenido contigo supongo que lo lleva todo hombre. Ya sabes, el jefe de familia siempre ha tenido que estar dispuesto a sacrificarse por los suyos —sostiene el empresario bajando la mirada a su plato de comida para ocultar el pesar que han de teñir sus ojos al pensar inev
Soltando un suspiro cargado de pesar, Lucía se recuesta en la parte del fondo del ascensor de su edificio sintiendo una presión en el pecho. Fue a esa cena para tener la oportunidad de aclarar las cosas con Sebastián y no perder el terreno que había estado ganando, creyó estar siendo más lista que Camila, pero recibió un golpe mortal, la noticia de ese embarazo fue una jugada despiadada por parte de su adversaria. Algo que sin duda no esperaba, la muy maldita se ha asegurarlo de atar a Sebastián a su lado, él es demasiado integro, y no la dejaría con un niño ni aunque su vida dependiera de eso. —No puedo creer que vaya a perderlo, con esto ya no tendría ninguna esperanza de recuperarlo, y pensar que creía que tenía chance —murmura la mujer cabizbaja, luego de esa noticia apenas pudo probar bocado, el estómago simplemente se le cerró, tuvo que hacer un esfuerzo casi sobrehumano para mantener una sonrisa en los labios mientras la pareja se felicitaba y se emocionaba.Al abrirse las pue
Dolores estaciona su Sedan rojo frente al lujoso restaurante en el que ha sido invitada a cenar, mirándose en el espejo retrovisor se retoca su labial deseando verse tan arreglada como siempre. Incluso a pesar de que no está allí para cenar con alguien de su agrado, sino más bien por compromiso o quizás cierta curiosidad. Antes de bajar de su auto saca el celular del bolso y lo revisa para ver si le ha llegado algún mensaje de Roberto a quien la tierra parece habérselo tragado, pero al seguir sin señal de él lo vuelve a guardar y se dirige a encontrarse con su cita tratando de ocultar su decepción.—Puede que se haya dado cuenta que olí su trampa, y decidió retirarse antes de que lograra desenmascararlo por completo —murmura la mujer entrando en el elegante lugar en el que un guapo mesero la guía hacia la mesa donde la esperan.—¡Que gusto que hayas podido venir, querida, por un momento temí que no fueses a aparecer! —recibe Uriel con una sonrisa cordial levantando de su silla para mo
—Me conoces lo suficiente como para saber que no soy partidario de la violencia ni de conseguir las cosas mediante la imposición. Pero he comenzado a cansarme de esa actitud tuya, no permitiré que me pisotees como si fuese un tapete sobre el que puedes andar —masculla Roberto avanzando hacia su socia hasta que la espalda de ella choca contra la pared sin poder seguir alejándose de él. —¡No sé en qué estás pensando, pero puedo asegurarte que si te atreves a pasar los límites lo vas a lamentar, puedo asegurártelo! —advierte Lucía esforzándose para no permitir que la voz se le empañe, ya que está muy lejos de sentir la firmeza que intenta fingir. —¡Sí, así eres tú, siempre dando órdenes, queriendo manejar a todos a tu gusto, que todo el mundo haga lo que la reina dice! Pues esos aires de grandeza han llegado a tu fin, cariño, la pregunta es: ¿Quieres hacerlo por las buenas o por las malas? —recrimina el hombre sintiendo una ira acumulada dentro de él, provocada por su orgullo herido.
Algo preocupada por no tener noticias de su ex, Samantha vuelve a llamarlo por tercera esa mañana. No porque le interese que vuelva a la casa de la playa o siquiera porque le interese si está bien, sino porque quiere tratar con él la cuestión de que Antonia ha decidido salir con Alexander, un hombre mayor y socio de la compañía. Si bien no está segura que la intervención del padre de su hija sea del todo productiva, pero al menos espera su apoyo en hacer entrar en razón a la terca mente de esa muchacha. —¿A quién estás llamando tan temprano? —pregunta Antonia sirviéndose una taza de café para desayunar con las facturas que están en un plato sobre la mesa. —He estado intentando comunicarme con tu padre, pero por lo visto se encuentra demasiado ocupado como para responderme —masculla la empresaria torciendo la boca con disgusto ya que no le agrada que se la ignore. —Bueno, ya sabes como es, en algún momento va a aparecer. Quizás solo se siente ofendido porque lo echaste de la casa —mu
Lucía llena una taza de café hasta arriba luego de una larga noche en la que no ha sido capaz de dormir ni una sola hora seguida, por lo que espera que la cafeína corriendo por su organismo sea capaz de brindarle la energía que necesitará para hacer frente al ajetreado día que le espera. —N-no puede ser… —murmura la mujer al ver la taza que utilizaba Roberto apoyada sobre la mesada, un escalofrío le recorre la espalda ante esa visión, eso es simplemente imposible. —¿Crees que a mi taza le falte algo, cariño? ¿Quizás algunas pastillas? —pregunta Roberto con una sonrisa maliciosa en los labios levantando su taza. Soltando un grito de horror, la mujer se echa hacia atrás cerrando los ojos para no ver ese rostro pálido, esa piel sin brillo que da cuenta de que ya no hay sangre corriendo, que ya no hay un corazón latiendo, ya no hay vida en ese cuerpo. Y todo eso porque ella lo asesinó, lo mató y luego envolviéndolo en una alfombra y en plástico como si fuera un paquete lo hizo cargar en