—¡Una renovación! ¡Sebastián y Lucía van a renovar toda su maquinaria para lograr entregar sus productos en la mitad del tiempo, eso nos va a arruinar! —exclama Antonia entrando a la oficina de su Jefe alarmada.
—¿Qué? ¿Cómo sabes eso? —pregunta Alexander frunciendo el ceño no solo por la información sino también por la manera en que esa muchacha ha logrado conseguirla.—Tengo una fuente confiable, pues yo sí me preocupo en llevar esta compañía hacia adelante, algo que creí te encargarías de hacer —masculla la joven disgustada tomando asiento frente a su Jefe.—¿Y qué te hace pensar que no lo estoy haciendo? En solo unos días he cerrado tres contratos más que tú, con empresarios y compañías mucho más importantes que Flores. Así—¿Un café para hacer más pasable la mañana? —ofrece Samuel extendiendo un vaso de Starbucks sobre el escritorio de su compañera. —¿Tan mal me veo? —responde Bárbara con una sonrisa divertida en los labios tomando el vaso con una mirada de gratitud. —No, claro que no. Pero he notado que esto del cambio de Jefes te parece haber estresado un poco, ¿Ese tipo de cosas son comunes? Es decir, ¿Debería acostumbrarme a esos cambios repentinos? —pregunta el muchacho con cierta inquietud ya que le había agradado trabajar con Sebastián. —No, en realidad no es nada común. De hecho a mí me ha tomado tan de sorpresa como a ti, no creí que fuese posible que Lucía dejara de ser la Jefa —murmura la mujer bebiendo un sorbo de su bebida caliente que la hace cerrar los ojos con gusto. —¿Crees que ahora me tocará a mí trabajar con ella? Eso me tiene bastante nervioso, sobre todo porque me sentí a gusto trabajando con Sebastián, y supongo que ahora que él es
Sentada a la mesa de un restaurante italiano, Lucía mira por tercera vez su celular solo para cerciorarse que aun no ha recibido la llamada que ha estado esperando con tanta impaciencia. Pues tal y como le dijo a Sebastián, si bien no tomará medidas contra él, si lo hará contra los integrantes de la Junta que le dieron la espalda a ella que les ha estado llenando los bolsillos durante todos estos años, cometieron el error de morder la mano que les daba de comer, y por eso van a pagar el precio de ese error. —¿Por qué no llamas aún? ¿Acaso te echaste para atrás? —murmura la mujer esbozando una sonrisa al recibir los ravioles de ricota a la Pomarola que ha pedido. Solo espera no haberse equivocado al elegir a su nueva socia, sobre todo porque le ha parecido tener la agresividad que necesita para mantener a raya a esos chupasangres de los accionistas. Lo cual va a ayudarla siempre y cuando pueda mantenerla de su lado, ya que no debe dejar de considerar que
Con una taza de café en la mano, Sebastián mira a través de la ventana de su apartamento los vehículos que comienzan a circular por la calle en esa fría mañana. No es una visión demasiado interesante, pero lo lleva a pensar en cuan atrapada la gente está en su rutinaria vida. La alarma por la mañana, un desayuno rápido y comenzar a correr para ser parte de la absorbente maquinaría que gira los engranajes de una sociedad en agonía, caminando o conduciendo a través de la ciudad sin importarte quién se encuentra a tu lado, con la mente demasiado ocupada como para ser capaz de pensar hacer algo que realmente disfrutes. —Atrapados como un hámster en su rueda, creyendo que estamos avanzando, pero en realidad siempre permanecemos en el mismo lugar, siempre en el mismo penoso lugar —susurra el empresario apretando los labios con disgusto por esa existencia tan carente de sentido. Al recordar que estaba preparando tostados deja su momento de reflexión y abre la maquin
Sentado en el banco de madera del parque, Alexander observa a una joven pareja que pasea junta por la senda adoquinada que atraviesa todo el predio. Algo que lo hace recordar los paseos que solía dar cada tanto con su esposa y su hija, muy pocos a decir verdad, ya que incluso los fines de semana solía estar ocupado en los negocios como para poder brindarle un par de horas a ellos. —No tiene caso sentir remordimiento a esta altura, ya no hay nada que pueda hacer al respecto —murmura el empresario volteando el rostro para perder de vista a esa pareja y poder esfumar el recuerdo junto a la imagen de ellos. Y de todas maneras tiene cosas importantes de las que estarse preocupándose en vez de por el pasado que no puede cambiar. Después de todo ha sido por haber bajado la guardia que Samantha fue capaz de jugar con él y manipularlo a su antojo, a tal punto de ahora estar nuevamente en la compañía como socia, aunque teniendo la capacidad para decidir las cosas a su
—Sí, sé que dije que ya iba a retirarme para descansar, pero bueno ya me conoces, no pude tomar distancia de la empresa, vi la oportunidad de volver y ni siquiera lo dudé —dice Samantha hablando por teléfono mientras acomoda la cuchara de plata al lado de la taza de té que ha preparado esperando a su visita. —¡Eres una desquiciada del trabajo, ya tienes edad y dinero para irte a recorre el mundo en crucero llevándote contigo a todo el sexy equipo de polo del club! —exclama Daiana al enterarse de que no contará con la compañía de su amiga por las tardes para ir al club como esperaba. —No te preocupes, cuando decida hacer algo como eso te incluiré en ese plan —asegura la empresaria que ha decidido darle la noticia a su amiga para que se encargué de hacérselo saber a todo el mundo. —Ya puedo imaginarme la cara de Lucía en cuanto lo sepa, tan confiada que estaba que incluso se empezó a codear con tu socio, en serio me gustaría verla cuando se entere —
Ojeando los números de los presupuestos que le han pasado, Sebastián mueve la cabeza de un lado a otro al ver la fortuna que va a salir la renovación que planea, algo que si bien se esperaba ahora que ve los números exactos llega a hacerlo dudar un poco. Pues aunque sabe que esa renovación es necesaria antes de que ese dinero lo tengan que comenzar a utilizar en reparaciones, y además por el hecho de que les brindaría la oportunidad de dar un salto sin precedentes en el mercado, no quiere cometer el error de terminar siendo demasiado ambicioso y termine guiando a la compañía hacia su posible quiebra. —Toda inversión tiene su riesgo, y que esta vez yo sea el rostro visible que deberá hacerse cargo de los beneficios o consecuencias que implique no debería cambiar las cosas —murmura el empresario decidido a no echarse atrás. —Señor, disculpe, ¿Puedo pasar? —pregunta Bárbara con cierta timidez abriendo la puerta de la oficina. —Claro, pasa, ¿Has
Sin estar segura de la razón por la que está allí, Lucía cruza las puertas de Betel dirigiéndose hacia el fondo del local para dejar atrás la fachada del lugar e ir al exclusivo restaurante que espera en el subsuelo. Aún puede recordar cuando Alexander la trajo a este lugar que hasta ese entonces ella desconocía por completo, y que según él era la primera vez que él traía a una acompañante. Fue una noche memorable, una en la que no tuvo que preocuparse por la mirada ni pensamientos de los demás, al menos en esa ocasión había sido libre de sentirse ella misma, pudiendo disfrutar de una agradable cena con un hombre sin tener que preocuparse de aparecer en la portada de todas las revistas. —¿Aunque que has venido a buscar realmente? —se pregunta la empresaria viendo las puertas del ascensor abrirse revelándole el animado lugar que con una deliciosa melodía de jazz la recibe junto a un sonriente mozo que la acompaña hasta una de las mesas libres. Mientras camina
Lucía mira a su ex adversaria esperando reflejarle con la mirada que no es bienvenida entre ellos, pero como siempre Smantha parece ser capaz de ver solo lo que quiere conseguir. Por lo que le deja dos opciones: permitirle permanecer allí y escuchar lo que sea que parece que quiere decirle, o montar un escandalo al pedir que la retiren de ese lugar, y la verdad es que no quiere perder la oportunidad de estar en ese lugar, así que no le quedará más remedio que soportarla.—Es una gran sorpresa verte aquí, no sabia que conocías este lugar tan exclusivo —comenta Alexander tratando de esconder la conmoción de tenerla a su lado, y justo cuando estaba a punto de desobedecer su orden.—No hay un solo lugar en esta ciudad que no conozca, querido, aunque la verdad es que no suelo salir demasiado, soy una mujer sumamente ocupada que a veces no tiene tiempo para la diversión —respon