Alexander suelta un quejido al despertarse por el canto de alguna ave que ha decidido darle un concierto matutino parado en la ventana, al extender su brazo hacia un lado y notar que no hay nadie se sienta en el piso sobre la manta que ha dormido estirando el cuello con una mueca de dolor.
—¿Lucía? ¿Dónde estás, cariño? —pregunta poniéndose de pie mientras busca en dónde ha quedado su boxer después de la apasionada noche que ha tenido.Al no recibir respuesta se acerca a la mesa en donde una hoja de papel le llama la atención, en ella lee “Te espero para desayunar en la confitería giratoria del Cerro Otto, si es que logras ponerte de pie”. Alexander esboza una sonrisa divertida, esa mujer era fuego puro, no puede recordar una noche igual a esa, y sin duda no puede esperar a volver a vivirlo, por lo que tomando su ropa que ya se ha secado comienza a vestirse para acudir a su cita.—Puedo asegurarte que no te dejaré ir, mujer, aunque tuviese que ir al fin del mundo para encontrarme contigo, lo haré—exclama el hombre sintiendo un agradable calor en el pecho que le indica que Lucía no será una mujer más para él.Cerrando la puerta de la cabaña con llave, Alexander comienza a avanzar con pasos largos a través de la gruesa capa de nieve que ha dejado la tormenta. En otras circunstancias probablemente habría renegado de tener que estar haciendo ese esfuerzo, pero luego de la maravillosa noche que esa tormenta le ha hecho posible vivir, no puede más que avanzar con una sonrisa en los labios. De hecho hasta estaría dispuesto a volver a pasar otra tormenta igual solo para conseguir el mismo resultado, aunque espera que para conseguir otra noche con Lucía no tenga que pasar por tanto esta vez.Lucía bebe un sorbo de su chocolate caliente en la confitería giratoria en lo alto del cerro, con una sutil sonrisa en los labios contempla la vista del lago Nahuel Huapi, los cerros cubiertos de nieve, e incluso hasta la vista de la ciudad de Bariloche. Leonardo solía decir que desde la altura todo se ve más bello, que es como si por un momento te hubieras librado de todos los problemas y preocupaciones que te atan allí abajo. Y aunque siente una pequeña punzada de culpa al pensar en su esposo luego de haber pasado la noche con un extraño, no puede evitar dejar de sonreír, hacía tanto tiempo que no sentía esa pasión, que no permitía que nadie tocara su cuerpo, que se había negado al placer de dejarse amar. Lo cierto es que de la manera en que Alexander la trató, lo tierno que fue al explorar su cuerpo, incluso como la estrechó entre sus brazos durante toda la noche la lleva a pensar de que no era un patán gomo creía, durante su amorío pudo ver a través de él y tener la certeza de que es un hombre que vale la pena conocer.—¿Tienes la costumbre de dejar a tu acompañante despertar solo en la cama? —pregunta Alexander sentándose frente a la mujer con cierto aire de diversión.—Sé que seguramente sueles ser tú quien se escabulle en las mañanas, pero no conmigo, y para ser justos no era una cama, sino el piso —responde la empresaria sin apartar la vista del gran ventanal que ahora le muestra la inmutable cordillera de los Andes.—Puedo asegurarte de que no se me ocurre ni una sola cosa en el mundo que me hubiese alejado de al lado tuyo en la mañana —asegura el hombre que no teme demostrar que ha caído a los pies de esa mujer.—Por las dudas no quise correr el riesgo, además me debía un desayuno en este lugar, y tú te ves tan cansado que creí que no te vería hasta el almuerzo —replica Lucía mirándolo con una sonrisa burlona en los labios.—Aunque mi ego masculino se sienta herido, no me avergüenzo de reconocer que si no fuera por un amable ruiseñor ese hubiese sido el caso —acepta Alexander echándose en la boca una masita cubierta de chocolate negro.—No conozco a muchos hombres con la suficiente seguridad para aceptar algo como eso, la mayoría se esforzaría en demostrar que todo lo puede —sostiene la mujer admirándose un poco más de su compañero.—Pues me alegra no encontrarme en ese grupo de hombres los cuales no son capaces de reconocer que han hallado a una mujer maravillosa, si quieres puedo pararme en este banco y gritarlo a toda la confitería —asegura el hombre comenzando a ponerse de pie hasta que la mano de ella se cierra alrededor de su muñeca.—¡Ni se te ocurra hacer esa locura o yo misma te empujaré cerro abajo! —reclama Lucía soltando una risa divertida al ver la expresión de sorpresa que se apodera del rostro de su acompañante.A Alexander le toma un par de segundos reaccionar hasta que finalmente él también comienza a reír sentándose en el banco nuevamente y logrando que su compañera lo suelte. Esa carcajada casi suena como música en sus oídos, es capaz de provocarle cierta presión agradable en el corazón que le hace creer que le será imposible separarse de esa mujer, según parece el cazador ha sido cazado.—Lo siento, me… me dejé llevar, no hay tanta confianza entre nosotros como para hacer esa broma —se disculpa Lucía avergonzada obligándose a recuperar la compostura.—No hay nada que disculpar, de hecho hasta me alegra ser el motivo de esa bella risa, solo espero poder provocar muchas más, porque siento que no me podría cansar de oírla —asegura Alexander contemplándola con un vivaz brillo en los ojos.—La verdad es que antes la risa solía ser algo recurrente en mí, pero con el paso del tiempo algo que parece tan natural simplemente parece irse marchitando, ya no parece haber razones para reír —responde la mujer bajando la mirada a la mesa al recordar cuanto solía reír cuando estaba con Leonardo.—Un hombre reconoce el valor de una risa, es por eso que la mayoría solemos comportarnos como un payaso delante de la mujer que nos ha cautivado, sabemos que hacerla reír es el primer paso para demostrarles que las podemos conducir hacia la felicidad. Y es por eso que no puedo más que sentirme orgulloso de haber sido motivo de esa risa que parece haber encontrado por fin la libertad para surgir —confiesa el hombre que desde ese momento siente que lo único que le importa en el mundo es tener a esa mujer a su lado.—Pues eso explica muchas cosas, no voy a quitarte el mérito por haber logrado eso, de hecho reconoceré que no muchos pueden jactarse del logro de hacerme reír al menos que sea por cortesía en una negociación —asegura Lucia esbozando una sonrisa cariñosa en los labios al reconocer que hacía mucho tiempo que no sentía tanta vida corriendo por su ser.—¿Y ese mérito servirá para invitarte a cenar sin ser rechazado? —se atreve a preguntar Alexander sintiendo que el estomago se le revuelve por los nervios, ya que el haber pasado la noche anterior juntos no es garantía de recibir una respuesta afirmativa.—Creo que es una petición ambiciosa… pero tengo la leve impresión de que sería una cena y compañía que disfrutaría, así que aceptaría la oferta —reconoce la empresaria bebiendo un nuevo sorbo de chocolate para tapar la sonrisa que se forma en sus labios al ver el rostro deslumbrado de su compañero.—¡Eso es genial, tengo el lugar perfecto para ir, te encantará! —anuncia el hombre demostrando más emoción de la que estaría dispuesto a dejar ver normalmente.—Más te vale que no sea a donde llevas a todas tus conquistas porque sino cenaras solo —advierte Lucia con una sonrisa burlona en los labios.—Por supuesto que no, es un lugar especial, puede que quizás ni siquiera lo conozcas —señala Alexander rogando tener a su favor el encanto que ese lugar es capaz de provocar al verlo por primera vez.Lucia se prepara para replicar que le parece muy difícil que eso sea posible, ya que con su marido han recorrido hasta el ultimo rincón de esa ciudad, pero el sonido de su teléfono sonando la hace resignarse a hacerlo. Al mirar la pantalla y ver que se trata de Bárbara ni siquiera duda en responder, sabe bien que para que ella haya decidido llamarla en medio de ese descanso debe ser por algo muy importante.—¿Qué sucede, Bárbara? —pregunta rápidamente Lucia llevándose el teléfono al oído endureciendo su expresión.—Siento mucho molestarla, pero no me ha quedado otra opción. El grupo de la compañía china Zukio estará aquí en la ciudad el día de mañana —anuncia la asistente con urgencia en la voz.—¿Mañana? Pero si nuestra junta era el martes, ¿Por qué han decidido adelantarse? —cuestiona la empresaria perdiendo todo el buen humor que había sido capaz de lograr.—Según parece Kenia Motors les ha ofrecido un trato que le está resultando más beneficioso que el nuestro, pero por respeto a nuestra relación laboral que se ha construido durante estos años quieren saber qué somos capaces de ofrecerles nosotros para competir con la otra propuesta —informa Bárbara al borde de un ataque de histeria al estar hablando de uno de los clientes más importantes de la compañía.—¡Ya mismo salgo para allá, resérvame el primer vuelo que haya! —ordena Lucia cortando la llamada y levantándose de la mesa—. Lo siento, pero tengo que irme.—¿Qué? ¿Irte? ¿Acaso hay algo que pueda hacer por ti? —pregunta Alexander alarmado poniéndose de pie, no solo para asegurarse que se encuentra bien, sino también para lograr conseguir alguna manera de contactarse.—¡Al fin te encuentro, hace días que he estado esperando tu llamada! ¿Acaso no la pasaste bien conmigo? —aborda al hombre una bella mujer de unos veintitantos años cortándole el paso al intentar seguir a su compañera.Lucia menea la cabeza en señal de decepción y sigue su camino sin mirar atrás, decepcionada se aleja lamentando el error que ha cometido al dejarse llevar por sus sentimientos, ahora tiene cosas mucho más importantes por atender que estar tras un mujeriego con apenas unos destellos de verdadera hombría.Lucia lee con curiosidad una noticia en línea sobre el cambio de dueños de Kenia Motors pensando en que la compañía aun insiste en mantener en secreto la identidad del nuevo propietario, al levantar la vista y ver a Sebastián mirando por la ventana con las manos cruzadas detrás de la espalda perdido en sus pensamientos.—¿Sí? ¿Qué sucede? —atiende la empresaria el teléfono de la oficina al sonar repentinamente—. ¿Qué? Sí, háganlo subir.—¿Pasa algo? —pregunta Sebastián con curiosidad al ver la expresión de desconcierto de su compañera.—El nuevo dueño de Kenia Motors ha venido a presentarse —anuncia Lucia frunciendo el entrecejo.—¡Que gusto verlos queridos colegas…. Quise…—entra el empresario hablando fanfarronamen
—¡Y es así como Kenia Motors comienza una nueva era, una era de desarrollo y progreso en el que nuestro único límite será nuestra imaginación! —exclama Alexander provocando un estallido de aplausos por parte de los presentes que lo vitorean.—¡Estoy seguro de que nos hará ganar mucho dinero, eso seguro! —afirma un hombre rechoncho estrechando la mano del empresario enérgicamente.—¡Ya verá que no soy solo un rostro bonito y alguien que habla bien, o al menos su cuenta bancaria se lo dirá! —bromea el empresario poniendo su mejor sonrisa de relaciones públicas dejando aun más encantado al hombre.—¡Te los has echado al bolsillo, podrías llegar a convencerlos de poner todo su dinero en la compañía y lo harían hasta con una sonrisa en el rostro ! —asegura una bella mujer de cabellos rubios recogidos en un modesto rodete acercándose al empresario.—No exageres, Samantha. Es más que esperable que tengan esa reacción, sobre todo si les estoy prom
—¿Marcando territorio como los perros? Creí que estabas por encima de eso, querido —comenta Samantha abordando a Sebastián que esperaba poder evitarla.—¿Y tú con la conciencia remordiéndote porque vendiste el patrimonio de tu familia? —replica el hombre viéndose obligado a detenerse en la entrada del vestíbulo.—Me sorprende que pienses que esa es mi razón de estar aquí, sobre todo al haberme acusado hace tiempo de ser una mujer sin corazón —cuestiona la mujer con un tono acido en la voz.—Y no he cambiado de opinión, pero supongo que incluso alguien como tú debe de sentir algo después de haber tomado una decisión como esa —murmura Sebastián manteniendo el rostro inmutable.—Oh, vamos, siempre has sido un caballero, no te vuelvas un odioso ahora, creo que nuestro encu
—¿Entonces no está dispuesta a bajar el precio de tus productos a pesar de que tu competencia nos ha ofrecido una mejor oferta? —cuestiona uno de los hombres asiáticos sentado en la mesa de la sala de reuniones.—En esta compañía se valora sobre todas las cosas la calidad de nuestros productos, si bajamos nuestros precios significa que deberemos sacrificar esa calidad para que los números no queden en rojo. Puedo hacerlo si gustan, los empresarios los hicieron con el Titanic, pero ya sabemos cómo terminó —plantea Lucia sin inmutarse por el intento de intimidación del empresario.—¿Quiere decir que Kenia Motors nos va a ofrecer un producto inferior? —acusa una de las empresarias arqueando una fina ceja negra.—Yo no hablo de Kenia Motors pues no soy su dueña como para saber qué ofrecen, pero si hablo de la manera de
Sentando en su nueva oficina Alexander estudia los informes de finanzas de los últimos meses, debe confesar que los números son muy buenos, la compañía ha mantenido una racha de alza que solo promete seguir en ascenso. Puede estar seguro de que su inversión ha sido mas que acertada, si bien hace tiempo que se había alejado de estar en la dirección de una empresa y se había dedicado a solo invertir, para poder tener el tiempo que necesitaba para sus viajes y amoríos, Samantha fue capaz de convencerlo de la veta de oro que Kenia Motors era, una que ella ya no quería seguir trabajando, cansada de haber pasado yoda la vida entre esas paredes.—Esa mujer tiene casi el mismo poder de convencimiento que yo, creo que es una ventaja ya no tenerla aquí, nunca sabes qué esperar de alguien así —murmura el hombre con una sonrisa divertida al considerar que lo mismo podrían d
Lucia saltea unos vegetales en la sartén mientras piensa en los últimos sucesos con los que ha tenido que lidiar, sobre todo el conocer que el hombre con el que había empezado a abrirse ha resultado ser su competencia. Que si bien en ese momento fue capaz de disimular su sorpresa, lo cierto es que fue algo que la alteró más de lo que esperaba sobre todo porque significaba que le había compartido cosas intimas a su enemigo, si bien él también lo ha hecho, o quiere creer que era verdad lo que le compartió. Aunque ahora incluso el comentario de Sebastián sobre que solo podría haber sido un engaño suena fuerte en su mente, no puede descartar la posibilidad de que en realidad Alexander sabía muy bien quién era ella, y que todo fue una estrategia para acercarse y tomarla desprevenida.—No suelo equivocarme al juzgar a una persona, aunque claro que él demostró
Samantha se sirve un trago de whisky mirando en la televisión la repetición del discurso de Alexander, debe admitir que ese tipo tiene talento, tal y como esperaba de él resultará exactamente lo que Kenia Motors necesitaba para hacerle frente a su competencia. Aunque claro qué él era muy orgulloso como para aceptar ser un empleado de la compañía, cuando comenzó con tratativas para que formase parte de su empresa, él dejó muy en claro que solo aceptaría incorporarse como dueño.—Es astuto, pero no lo suficiente, voy a disfrutar mucho ver su cara cuando se entere que estoy muy por encima de él. Ha invertido gran parte de su fortuna, y se ha comprometido personalmente delante de todo el mundo con sacar a Kenia Motors adelante, así que darse media vuelta e irse no le será una opción —murmura la mujer con una gran sonrisa de satisfacci&oacu
Lucía ojea con atención las noticias en línea desde su computadora mientras muerde una tostada con mermelada de fresa, según puede ver el nuevo dueño de Kenia Motors ha sido bien recibido. Ya que hay varios empresarios que han confesado estar ya en negociaciones con Alexander, con vista en las promesas que ha dado en su presentación, masticando con lentitud la mujer admira a su adversario que resultó ser mucho mas convincente de lo que hubiese imaginado en ese discurso. Pero no solo puede verle habilidad para hablar, sino incluso para elegir a los invitados a ese evento, mirando el video que un diario online ha subido reconoce a varios empresarios de renombre, algunos clientes suyo, y otros tras los cuales anda desde hace un tiempo. Según parece Yoshimoto tenía razón en que la nueva mente detrás de su compañía contrincante es astuta, quizás más de lo que estaba dispuesta a acepta