Sufrimiento 2.

Ya no vale la pena pensar en eso, él es así no se porqué tal vez fue la forma como lo criaron y si ese es el caso sus padres son unas bestias o fueron no se.

—Estas a gusto hay—. Escuchar esa voz hace que mis bellos se pongan de punta. —Te estoy hablando—. Lo ven si al menos cambiará su actitud quizás todo sea diferente entre nosotros, suspiro y lo miro.

—Si muy a gusto—. Digo sarcástica.

—Que bueno por que no entras vamos almorzar—. Frunzo el ceño.

—Si acabamos de desayunar—. Su expresión cambia a una más divertida y juro que lo vi sonreír.

—No se en que universo estas ya pasan de las doce, levántate y vamos antes que se enfríe la comida—. Espero a que me dé la mano para levantarme, pero nunca llega, solo se gira y empieza a caminar.

—Gracias—. Susurro.

Él se gira y camina hacia mi, me levanto antes que él llegue, paso a su lado y camino al interior de la casa.

Yo misma abro mi silla y tomo asiento, el toma asiento frente a mi, ¿Por qué?, si siempre va a la cabeza, cierro mis ojos y
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