Capítulo 369
Dentro de la habitación, Rowan pareció notar algo. Lentamente abrió los ojos y miró hacia el pie de la cama.

—Lo... re... na... —balbuceó, con la voz aún débil y difícil de entender.

César señaló el traductor al lado de la cama.

Perla se acercó, sonriendo un poquito.

—Abuelo, he venido a verte. Perdón... últimamente he estado muy ocupada con la exposición y no había podido visitarte.

César ya le había contado en el ascensor sobre esto, así que ella siguió el juego con naturalidad.

Rowan intentó asentir, pero ya no tenía fuerzas ni para hacer un movimiento tan simple.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, y estas se deslizaron por su cara envejecida.

En el decodificador apareció:

—¡Qué bueno que hayas venido! Has cumplido tu sueño y tu meta de convertirte en una gran pintora. ¡Estoy muy feliz por ti!

Perla asintió entre lágrimas.

—Sí... por fin lo logré.

El decodificador siguió:

—¿Como te ha ido estos últimos años? Todo fue culpa de ese nieto inútil y terco que tengo... te hizo sufrir tanto
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