Toda su piel estaba erizada por la manera como su esposo la miraba. Se habían subido a una bonita limusina y el príncipe la hizo sentarse delante de él, para poder mirarla durante el trayecto. Rania había visto el deseo reflejado en los ojos azules de Karim muchas veces, pero no como en aquella ocasión. Había lascivia en su mirada, una sombra de perversión que la mantenía más sombría que de costumbre, algo que la asustaba, pero también la excitaba. El vestido que Karim había elegido para ella era un pequeño trozo de tela brillante, que no cubría ni la mitad de su cuerpo. Tenía la espalda desnuda y un escote delantero bastante pronunciado, resaltando sus senos. Rania apretó los muslos cuando la mirada de Karim paseó por sus piernas y luego subió hasta su boca. El vestido era muy corto y tenía dos fendas laterales que le llegaban hasta la cintura y no llevaba bragas. Ella se encogió con un escalofrío que atravesó su cuerpo, jadeó cuando su pezón rozó la tela fría y pesada del vesti
Rania pensaba preguntarle que significaba eso o por lo menos quién era realmente, que por qué realizaba esa clase de fiestas, pero un hombre que parecía ser una especie de mayordomo apareció. —Majestad, es un placer tenerlo de vuelta. —dijo el hombre educadamente inclinando la cabeza. —Gracias Fred, me da mucho gusto volver a verte. —Majestad, no quiero molestarlo, pero podría concederme un momento de su tiempo para hablarle sobre algo importante. —preguntó y Karim asintió. —Por supuesto. —contestó y después se giró para ver a su esposa. —Rania, ¿te importa quedarte sola unos minutos? —No, estaba pensando en ir al baño. —musitó y Karim frunció el ceño sin dejar de mirarla, llamando a una de las empleadas para guiarla por la mansión. Rania le dio la espalda para seguir a la mujer, pero Karim la tomó del brazo con brusquedad y la pegó a su cuerpo, sin molestarse en quién estaba delante. Entonces sujetó su barbilla para mirarla a los ojos. —Ni se te ocurra terminar sola, lo que he
Era seguramente el momento más impactante de su vida, y eso que había vivido muchos, pero ver a Karim en condición de sumiso la dejó petrificada, y lo más abrumador es que la estaba poniendo en condición de ama. —A eso se refería… —murmuró para sí misma recordando las palabras de Amanda. Karim la había llevado aquel lugar para enseñarle sus demonios. —¿De qué hablas? —preguntó Karim con incomprensión y Rania se arrodilló delante de él. —Habibi, yo no sé qué hacer… jamás en mi vida he hecho nada parecido… por Dios fuiste el primer hombre en mi vida, el primero en todo lo que se refiere al sexo. —Rania miró alrededor desconcertada.—esto… esto es algo totalmente desconocido para mí. —habló con ansiedad y Karim atrapó su rostro entre las manos. —Lo primero que debes recordar Rania, que esto no se trata de lo que sepas o no sobre el sexo. Ser amo o sumiso va mucho más allá de nuestras fantasías, de nuestros deseos más íntimos. —explicó Karim pasando el dedo por su boca deseando morderl
—¡Rania, para! —demandó y fue cuando ella volvió en sí. Rania soltó la fusta jadeando y vio lo que había hecho. Solo en ese momento se dio cuenta de que había llegado muy lejos. Inmediatamente dio la vuelta al panel para verlo. El pecho de Karim subía y bajaba con frenesí. Su respiración estaba acelerada. Rania levantó su rostro para mirarlo con ansiedad. —¿Estás bien? —preguntó angustiada y lo vio sonreír. —¿Tú estás bien? —replicó con la voz entrecortada y ella lo besó con urgencia. Karim respondió a su ardiente y posesivo beso, la sintió eufórica por lo que había experimentado. Era justo lo que esperaba de ella, estaba orgulloso. —Te amo… —jadeó y Rania rompió el beso, con una mirada acusadora. —Un hombre que ama a su mujer no la tortura dejándola a medias, como tu lo hiciste en la limusina. —espetó sonriendo sobre los labios de su príncipe. —¿Deseas venganza ama? —preguntó con un tono sutil de picardía y Rania llevó la mano a su miembro. —¿Duele? —inquirió subiendo y baja
Unas semanas después de la primera noche de perversión de la pareja, Karim convención su esposa a ir de compras. Rania entró con su esposo en una tienda de juguetes sexuales, pues Karim quería que entre su colección de juguetes hubiera cosas tanto de su gusto, como de el de su esposa y una dependienta se encargaba de ayudarla. —Yo soy de la opinión de que todas debemos tener un amiguito especial, ¿si me entiendes? —dijo la chica al otro lado del mostrador buscando algo en las estanterías, mientras Rania echaba una mirada a su esposo que se reía de verla tan incómoda. —No te asuste con lo que te voy a enseñar. La mayoría piensa que no puede con algo tan grande, pero créeme que todo es posible. —la mujer puso un consolador a pilas delante de Rania y la chica ni siquiera se inmutó con el tamaño. —Este tiene veintidós centímetros. Rania echó una mirada a Karim, se fijó desde su entrepierna hasta su rostro, que estaba rojo como un tomate. Miraba el techo como si tuviera encima de
Mientras que Karim se enteraba de la última locura de su hermano, en el palacio de Arabia Saudí, Malika tenía el sueño leve. En realidad, le estaba costando descansar por la espera. Estaba ansiosa por ver a Jax, que le había prometido que haría lo imposible para visitarla, ya que en los últimos días andaba muy ocupado con los asuntos de la empresa de su amigo.Entre el proyecto y el traslado a la nueva sede principal en Nueva York, Jax sentía que se iba a volver loco, pero no pensaba dejar a Karim solo con todo aquello y menos después de lo que había pasado con Samira. Malika por su lado esperaba por su piloto gustosa, loca por volver a sentir sus besos y la intensidad con la que Jax le hacía el amor. Estaba agarrada a su almohada ansiosa por estar en los brazos de su piloto, cuando sintió la presencia de alguien más en la habitación. Malika se sentó en la cama abruptamente pensando que se trataba de Jax, pero vio la mirada oscura y fría de Amín. —Esposo.—dijo cubriéndose con la
A la mañana siguiente en Nueva York, cuando Karim entró en las oficinas de su empresa que estaban en la ciudad, Nader empezó a explicarles a él y a Rania todo lo que había sucedido con una de las empresas. —Es la segunda vez que esta empresa nos falla Karim. —dijo Nader mientras que el príncipe tomaba asiento detrás de su escritorio, Rania se puso a su lado. —La última vez nos retrasamos muchísimo para terminar el proyecto. Este todavía lo estamos empezando, podemos evitar errores y cortar el problema de raíz. —¿Entonces ya has contratado una nueva empresa? —preguntó Karim con interés. —Sí, siento no haberte informado antes, pero como siempre has dejado estos asuntos en mis manos decidí actuar con rapidez. —explicó Nader. —No te preocupes, Nader confío en tu criterio. Si crees que pueden ser eficaces, yo también confiaré. —afirmó Karim con firmeza. —Es una empresa norteamericana, por eso antes de que me llamaras ya estaba preparado para viajar. Venía a Estados Unidos pa
Rania observaba el reflejo de su esposo en el espejo mientras que este peinaba sus cabellos.—¿No te cansas de hacerlo? —preguntó con curiosidad viendo que lo hacía con mucha delicadeza y cariño. —Me fascina tu cabello, es hermoso. —contestó con una dulce sonrisa. —Si depende de mí, jamás te lo cortarías.—Debo hacerlo para sanearlo de vez en cuando, y eso lo mantiene así de bonito como tanto te gusta. —refutó Rania girándose para verlo. —Está bien, pero que sea muy poco. Me gusta que sea tan largo. —respondió dejando un beso en su cabeza.Rania tomó su mano, ella lo miró atentamente y sintió un pesar, se notaba preocupado. Habían pasado varias semanas desde el día que Karim echó a Brian de su empresa y como Nader les había explicado, no había manera de romper el contrato que tenían. Así que estaban con las manos atadas, obligados a continuar en el acuerdo con la familia Harrisburg. Ashton estaba decidido a no perder la oportunidad de participar en aquel proyecto. Por lo t