Cáterin llegaba a casa con un gran paquete que iría directo a su refrigerador, lanzó las zapatillas por los costados para acomodarse a gusto en el sillón, el teléfono repicaba insistentemente.

-Diga-.

-Buenas noches Cáterin…disculpa la hora, no tengo noticia alguna de Malena no se ha comunicado conmigo… ¿Tienes alguna idea? -.

-Mañana intentaré llamarla, te avisaré en cuanto tenga noticias-.

-Dile que deseo invitarla a cenar…ella puede elegir el sitio-.

- ¿Estás seguro? -. Exclamaba Cáterin.

-Claro… no tengo problemas con eso, si las cosas resultan hasta podría pensar en abandonar mi soltería… ¿Qué te parece?... creo que te suena a una mala idea, espero mañana alguna noticia-.

-Te llamo mañana, ahora ve a descansar señor matrimonio-.

Tras colgar la llamada Cáterin se quedó en la ventana por largos minutos, después de meditar en cada una de las palabras de Rudolf sacudió su cabeza en señal de espantar las ideas en su cabeza, se desplazó por el corredor para ir directo a su sala de baño