NARRADOR OMNISCIENTE —¿Qué hiciste qué?— su tono era frío lleno de enojo, sabrina no sabía en lo que se había metido.—Ella dijo que quería irse, yo no tenía porqué prohibirle que no lo hiciera, fue su decisión. — intento convencerlo. Dante la toma del brazo sin ninguna consideración. No estaba midiendo su fuerza quería que sintiera su furia, su frustración —Dime donde está Sophía, ahora?!—demandó con firmeza. Sabrina desvío la mirada y aunque intento sonar firme su temblor la delató —Te…te dije que no se. Dijo que regresaría a su departamento, no se más nada.— Lucas se había acercado y la miró con una mirada de advertencia —Eso no es cierto, Sophía nunca llegó a su departamento.— La desmintió Lucas sin perder su postura fría y controlada. Dante en cambio quería respuestas a toda costa. —Bueno… en ese caso ha de tener un escondite, o tal vez un amante pero no se nada de su paradero.— dijo y como sabia que no convencerla a Dante cambio su estrategia. — Amor yo solo vine porque ten
—Será mejor que hables sabrina, mi paciencia se está agotando— advirtió con un tono que no admitia mentiras. Sabrina conocía a Dante, sabía como detestaba las mentiras y sabía perfectamente que no tendría escapatoria si no le decía lo que él quería. —Dante amor, se que sabes y entiendas que fue lo mejor, no la necesitas para expandir nuestro territorio. —. Suavizó sus facciones y coqueteo con él pero eso no estaba dando resultados, intentaba a toda costa ganar tiempo antes de soltarle la bomba—Vamos amor olvida a esa mujer que solo te ha traído problemas. La expresión de Dante era aterradora su respiración acelerada y el rojo de sus ojos decían claramente que por dentro sentía el peor de los enojos, estaba a punto de estallar y se contenía para no matar a loca frente a él. —Sabrina, para ponértelo claro si es que no me has entendido — se acerco a la silla donde la había sentado con esa autoridad y dominio que siempre transmitía pero está ves había algo más en su mirada y no era bu
Dante no podía quitarse la imagen de Sophía de la cabeza, su rostro angustiado al final de aquella pesadilla para ella lo perseguía. A cada paso que daba por la mansión, su mente se llenaba de pensamientos oscuros, de estrategias y amenazas. Pero sobre todo, sentía algo que no había experimentado en mucho tiempo: impotencia.Las palabras de Sabrina seguía retumbando en sus oídos. Había sido clara en sus palabras: Sophía estaba con uno de sus enemigos, y él no tenía tiempo que perder. Mientras su mandíbula se tensaba, su teléfono vibró, interrumpiendo sus pensamientos. Era Lucas. Sabía que si alguien podía proporcionar respuestas, era él.—Dante —dijo la voz al otro lado—,según lo que dijo Sabrina, sospecho que Viktor Ivanov es quien está detrás de todo esto.Viktor. Claro que sabia quien era, al principio su gran amigo y de repentese se habia convertido en si enemigo sin saber la verdaderarazón, pero ahora, más que nunca, representaba una amenaza directa. El simple hecho de que estuvi
Dante colgó la llamada con Lucas, y mientras descendía las escaleras de la mansión, su mirada estaba fija al frente, cargada de furia y determinación. Las sombras que se proyectaban por los pasillos parecían cobrar vida, como si su propia ira les diera forma.Al llegar al salón principal, uno de sus hombres, Marco, lo esperaba con un informe.—Señor, hemos localizado el posible paradero de Viktor. Es una finca aislada en las afueras de la ciudad, altamente custodiada.Dante tomó el informe, sus ojos escaneaban los detalles rápidamente.—Bien esperemos el informe detallado de Lucas estén listos para salir. Marco asintió y salió de inmediato, dejando a Dante solo por un momento. Cerró los ojos y tomó una respiración profunda, intentando calmar el volcán que ardía en su interior. Pero la imagen de Sophía, vulnerable y en peligro, lo atormentaba. Aunque sabia lo fierte qie era no dejaba de preocuparse. No podía permitirse fallar.Mientras tanto, en la finca de Viktor, Sophía seguía encer
Dante permanecia inquieto en su despacho, solo esperaba la confirmación de Lucas para salir. Tenía preparado un equipo de hombres fuertemente armados para combatir a Viktor. Su preocupación más grande era la seguridad de Sophía, no podía permitir que le sucediera algo, ella debía salir de ese lugar ilesa.Unos minutos más tarde Marcos volvió a entrar al despacho con la confirmación de Lucas, le paso el sobre el cual Dante recibió con rapidez. Dante abrió el sobre, escaneando los documentos con una velocidad fría y calculadora. Cerró el informe y lo arrojó sobre una mesa cercana.—Reúnan al equipo. Esta noche terminamos con esto.Sin esperar respuesta, giró sobre sus talones y salió hacia la sala de operaciones improvisada en la mansión. La furia lo mantenía centrado, pero las imágenes de Sophía atrapada y a merced de Viktor no dejaban de atormentarlo. Sus hombres, aunque entrenados para situaciones críticas, sintieron la tensión en el aire y se movieron con rapidez para preparar el a
La explosión había reducido gran parte de la finca a escombros, y el aire estaba cargado de humo y polvo. Sophía seguía temblando en los brazos de Dante, incapaz de procesar todo lo que le acababa de ocurrir. Podía sentir la tensión en su cuerpo, los nervios incapaz de controlarlo, sabia que ese mundo era peligroso y por eso habia luchado tanto junto al fiscal Blackwood para disminuir la corrupción y darle caza a los mafiosos. Jamas imagino que ella llegaria a ser parte de ellos, el tan solo pensarlo le revolvía el estómago. Su mundo había cambiado en un abrir y cerrar de ojos, ahora estaba en la mira de enemigos que ni siquiera eran de ella. Todo aquello era culpa de ese idiota que la había arrastrado a la fuerza a su mundo de crimen.Mientras Dante sentia una furia contenida mientras miraba el lugar por donde Viktor había desaparecido. Tenía que acabar con aquello, no permitiría que tocara nuevamente a Sophía. —¿Estás herida? —preguntó Dante de nuevo, con voz firme pero baja, como
Nunca me había sentido parte de la familia Ferrer. Cada vez que cruzaba las enormes puertas de la mansión, el aire se volvía espeso, sofocante, como si me advirtiera que no pertenecía a ese lugar. El retrato familiar en el salón me lo recordaba constantemente: mi lugar no estaba ahí. Era la hija ilegítima, la sombra que Victoria, mi madrastra, deseaba borrar.Crecí escuchando las historias sobre mi madre, Galadriel Montenegro, una mujer fuerte y hermosa que, según mi madrastra, nos había abandonado a mi padre y a mí para huir con otro hombre. Desde que tengo memoria, Victoria ha usado esa historia para humillarme, para recordarme que no era más que el resultado de una relación que nunca debió haber existido. Lo peor de todo es que mi padre, Alejandro Ferrer, aunque amoroso en su forma distante, nunca contradecía esa versión. Nunca supe si era porque la creía o porque simplemente prefería guardar silencio.Hoy, el silencio en la casa era aún más denso de lo habitual. Recibí una llamada
POV DE Sophía Ferrer Salgo del despacho de mi padre sin mirarlo a los ojos hecha una furia, la impotencia que tengo no ayuda a contener las lágrimas, así que solo subí directo a mi habitación, necesitaba estar a solas y que nadie me viera llorando, no les daría ese gusto a mi hermana y madrastra, no me verán destruida.Cuando les pedí ver el contrato, solo me dijo que no tenía la copia aún en sus manos, que lo enviarían luego. Como soy abogada, encontraré la forma de anularlo. Primero que nada no se pidió mi opinión, y segundo mi firma a de valer algo, no sabían con quien en verdad se estaban metiendo. Escucho la puerta de mi habitación abrirse, se quien es, puedo verla por el cristal de la ventana, es ella, Victoria. —Que haces es mi habitación— le exijo saber después de limpiar las lágrimas que aún se sentían en mi rostro húmedo.—No creas que puedes escapar de esto Sophía, vas a casarte con Dante Moretti si o sí— su voz afilada suena en mi cabeza mientras le veo una sonrisa de t